Por REDACCION
El relato que se viene haciendo hace años desde el gobierno, magnificando lo positivo y ocultando lo negativo, no deja librado al azar a prácticamente ninguna de las áreas, teniendo una fuerte presencia en los números de las cuentas públicas. Días atrás el Ministerio de Economía, aunque con bastante demora, difundió los datos del mes de abril, de donde surge que el déficit ascendió a 4.276 millones de pesos, lo cual significó un rojo mayor del 39,5% con relación a igual mes de 2013 cuando había sido de 3.065 millones.
De todos modos, recurriendo a ciertos subterfugios el Palacio de Hacienda formalizó la presentación de los números de otra manera, mediante lo cual concluye asegurando que se obtuvo un superávit de 671 millones. Ese resultado se alcanza al informar sólo el superávit primario, excluyendo los 4.968 millones que se pagaron por intereses. Pero además, ese importante déficit se registra aún habiéndose contabilizado como recursos propios del Tesoro transferencias de la ANSeS por 4.600 millones de pesos. De haberse excluido esos ingresos, el rojo del mes de abril hubiese ascendido a nada menos que 8.878 millones, con lo cual tendríamos que el aumento del déficit hubiese estado en el orden del 190%, una cifra en realidad alarmante, que trasluce el desorden que existe en las cuentas públicas, donde hace más de un año que los gastos suben a una velocidad mayor que los ingresos.
Se detalla en el informe, que los tributos se vieron muy favorecidos por los derechos de exportación que alcanzaron a una suba del 64,8%, en tanto que los aportes y contribuciones de seguridad social se incrementaron sólo 21,3%, siendo la contracara la devaluación de la moneda, que jugó decididamente en contra.
De tal modo, siempre según las cifras dadas por el Ministerio de Economía, el gasto primario -con la exclusión de intereses- tuvo una suba de 45,1%, en tanto que los gastos de capital aumentaron 56,6%, destacando entre las inversiones las efectuadas merced el programa Conectar de computadoras y obras de Vialidad Nacional.
Ampliando el análisis al primer cuatrimestre del año, es decir de enero a abril, el rojo fiscal estaría en 19.465 millones de pesos, lo que significa un crecimiento del 95% respecto a igual período de 2013, cabiendo consignar que sin los aportes extra que fueron contabilizados, el déficit se extendería entonces a 114%. Pero si se descontaran los ingresos por envíos del Banco Central y de la ANSeS, el rojo se ampliaría a 41.654 millones en lugar de los 19.465 admitidos.
Claro que existen otros impactos fuertes en este aumento del gasto, apareciendo en primer lugar el pago de intereses, que sumaron en ese lapso 18.869 millones, contra 11.653 millones del año pasado, explicando una diferencia en más del 61,9%.
Ampliando aún más todo este cúmulo de rubros deficitarios tenemos a las empresas públicas, que no terminan de dar pérdidas, y aún así brindando servicios más que objetables. En los primeros cuatro meses del año recibieron como "ayuda" además de sus correspondientes presupuestos, nada menos que 5.464 millones, en tanto en 2013 esa suma había sido de 2.165 millones, es decir, el aporte creció 152%.
Todo lo referida, es muy claro y preciso en cuanto al deteriorado estado que presentan las cuentas públicas, que vienen siendo deficitarias desde hace más de dos años, aun cuando la profundización comenzó más recientemente, habiendo tenido dos grandes factores de agudización con el cepo al dólar y luego con la devaluación, ambas medidas dispuestas por el propio gobierno, sin medir en realidad las consecuencias de sus efectos colaterales, que fueron mucho más dañinos que los beneficios que se pretendían alcanzar. En síntesis, una mala praxis que viene impactando fuerte en la economía, donde todos los indicadores dan cuenta del momento en que se encuentra, sumida en un estado de recesión.
Lo aún más preocupante, es que no se ha enfrentado la situación con la energía que requerían las medidas, que además debían entrelazarse con todas las áreas para de tal modo alcanzar un efecto generalizado. En casos concretos, puede por ejemplo señalarse que mientras por un lado se intenta con el tibio programa de precios cuidados, por el otro se sigue con una fuerte emisión monetaria y el descontrol en el aumento del gasto público, lo cual no deja margen para poder aspirar a una recuperación en el mediano plazo. Por todo eso, se maquillan las cuentas, negando la realidad.
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