Por REDACCION
Por más que desde ámbitos del gobierno se busque jerarquizar los indicadores económicos que reflejan una incipiente recuperación, lejos está la Argentina de dejar atrás las turbulencias instaladas desde hace años y que definen un estado de permanente incertidumbre y de imprevisibilidad. La recuperación de la actividad industrial no se ha consolidado en tanto que las medidas restrictivas que se adoptan en el marco de la emergencia sanitaria por Covid aún golpean la productividad y competitividad de las empresas. La campaña de vacunación avanza demasiado lento, lejos del apuro que evidencia la segunda ola por contagiar más y más.
Otras variables centrales en lo que hace a la formación de expectativas amenazan el clima económico. La falta de acuerdo con el FMI y la inquietud que en el mercado cambiario que esta semana parecer haber terminado el veranito y nuevamente asoma como un factor que complicará la actividad productiva y todas las relaciones económicas. El horizonte electoral del segundo semestre, más allá de la movilidad de las fechas, no ayuda a tranquilizar el escenario interno.
En este marco, el consumo experimentó en marzo una fuerte caída del 26 por ciento, por lo que marcó el peor registro en 15 meses, según e estudio elaborado por la consultora Focus Market en el que se aclaró que la baja de ese período se ve profundizada por la alta base de comparación de marzo 2020, cuando comenzó a regir la emergencia sanitaria, lo cual impulsó el "stockeo" en los hogares.
El sondeo muestra que en el acumulado de enero y marzo hubo una merma del 14% frente al mismo trimestre de 2020, mientras que la facturación creció un 21%. A la hora de encontrar explicaciones, planteó que la evolución de la inflación en el sector de alimentos en el primer trimestre del año provocó al ciudadano una fuerte pérdida del poder adquisitivo para comprar la misma cantidad de bienes con su nivel de ingresos. Por otro lado, al analizar el nivel socioeconómico, los sectores de ingresos más bajos presentaron una caída del 34% en el consumo, la denominada clase media, un 26% y los segmentos de mayor poder adquisitivo, un 11% en la comparación de marzo pasado con igual mes de 2020.
Todo análisis del comportamiento del consumo implica incluir la cuestión de los ingresos. Al respecto, la carrera entre los salarios y la inflación volverá a mostrar en 2021 una pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, en tanto los últimos informes oficiales hacen prever un índice de precios al consumidor del orden del 60% para todo el año, más que el doble de las previsiones contempladas en la elaboración del Presupuesto.
Con una tasa de inflación por encima del 4% mensual es imposible que los salarios le ganen a la inflación en 2021, advirtió el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), luego de repasar la evolución de los precios, que en los últimos tres años crecieron a un nivel mayor al de los ingresos de los trabajadores. Ese deterioro del salario real fue en consonancia con el incremento de la tasa de inflación desde el segundo trimestre de 2018, cuando a partir de la depreciación continuada del peso, los precios mostraron una dinámica ascendente, solo interrumpida en 2020 por los efectos combinados del congelamiento de tarifas y la retracción de muchas actividades por la pandemia de coronavirus.
La entidad indicó que en 2018 la inflación fue de 3,3% promedio mensual, superando al 2,7% de crecimiento nominal de los salarios. La tensión entre precios y salarios volvió a mostrarse favorable a los primeros en 2019, con un 3,7% frente a un 3% mensual promedio, y en 2020, con 2,6% y 2,4%, respectivamente, resaltó el informe.
Para el año en curso la tendencia apunta a consolidarse, ya que el aumento de la inflación observado en el 1° trimestre de 2021 hace presagiar que el salario real seguirá cayendo. En ese sentido, señaló que el 4,8% de inflación de marzo hace que en el 1° trimestre de 2021 el aumento de los precios sea del 4,2% promedio mensual y si no se logra revertir esta tendencia, la inflación anual en el 2021 llegará al 60%, el doble de la meta planteada por el Gobierno.
Para la entidad, el proceso sorprende y preocupa si se tiene en cuenta que se produce mientras el Gobierno viene desplegando una amplia batería de acciones tendientes a reducir la inflación y que el ritmo de devaluación y de actualización de las tarifas de los servicios públicos va por debajo del aumento de los precios. La sostenida caída del salario real se origina en el mal funcionamiento de la economía que, a su vez, deriva del desorden en el sector público, reflejado en una propensión sistemática de gastar por encima de los recursos, concluye. No hay nada con qué ilusionarse.
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