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Editorial Martes 27 de Febrero de 2018

Comercio exterior en rojo

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REDACCION

Por REDACCION

Los resultados adversos del comercio exterior de la Argentina, que se profundizan a medida pasan los meses, aceleraron por estos días el debate en torno a la política de exportaciones e importaciones. El país no tiene una balanza comercial equilibrada ni muchos menos superavitaria, sino todo lo contrario es enormemente deficitaria lo que obliga a todos los gobiernos, nacional, provincial y municipal, a considerar muy seriamente la cuestión. 

Lamentablemente, en un país acostumbrado a marchar a los tumbos, tanto en lo político como en lo económico, la falta de continuidad en las políticas vinculadas al escenario del comercio internacional se manifiesta hoy en alto déficit. Y si bien la principal responsabilidad de establecer el marco regulatorio le corresponde al Gobierno nacional, ni las provincias ni los municipios deberían desentenderse de la historia. Quizás alguna vez aquellas empresas que invierten en conquistar mercados en el exterior tengan algún reconocimiento por parte de los gobiernos locales para mejorar la competitividad de esas compañías. Y aquí se requiere un mecanismo de articulación inteligente entre los tres niveles de estado para mejorar, precisamente, las condiciones de desarrollo de esas empresas exportadoras, lo que le permitirá disputar en igualdad de oportunidades con sus competidores internacionales la venta de un producto o un servicio al mundo. 

Porque lo que se trata es que la Argentina pueda incrementar las exportaciones industriales o de tecnología con alto valor agregado. El campo con todo su amplio abanico de posibilidades, a partir de sus ventajas competitivas, está en una posición más favorable para abastecer a clientes externos. Por tanto, de lo que se trata es de generar un esquema de incentivos para estimular a las Pymes, en mayor medida, insertarse en el mercado internacional.

En este contexto adquiere relevancia el diseño de una política impositiva diferencial para que los costos tributarios no se conviertan en el motivo de fracaso de una exportación. Ya son suficiente los elevados costos logísticos que deben enfrentar muchas empresas como para sumarle un Estado burócrata como enemigo cuando en realidad debería funcionar como un aliado estratégico. 

Un problema en la Argentina es la falta de diálogo entre los gobiernos de distintas jurisdicciones. El tránsito es un buen ejemplo: no hay políticas integradas entre la Nación, las provincias y los gobiernos municipales y comunales. Más allá de la autonomía que dispone cada distrito, sería una cuestión de sentido común que en materia de tránsito las leyes fueran similares en todo el país, al igual que los regímenes de controles y sanciones. Se evitarían confusiones y se facilitaría sustancialmente la educación vial y la comunicación de las campañas para fomentar la seguridad en las rutas y caminos. 

En cuanto a comercio exterior, los datos oficiales que informa el INDEC son alarmantes. El intercambio comercial arrojó en enero último un déficit de 986 millones de dólares, el más alto desde agosto último, y alcanzó trece meses consecutivos de saldo negativo. 

Lo positivo es que las exportaciones aumentaron 461 millones de dólares, comparados con enero del año pasado pero lo negativo, muy negativo, es que las importaciones crecieron 1.395 millones de dólares, efectuando la misma comparación. 

En la otra vereda, el ex ministro de Economía y actual diputado nacional, Axel Kicillof, fue lapidario al considerar que "el déficit comercial se multiplicó por 19 en enero" y adjudicar la razón a que "se sigue destruyendo la industria y el empleo de los argentinos; después se pregunta (Mauricio) Macri por qué marchan contra su gobierno" en referencia a la movilización de los trabajadores efectuada el miércoles de la semana pasada. 

Enero convalidó la tendencia de todo el 2017, cuando la balanza comercial acumuló un rojo récord de 8.471 millones. Un combo de dólar retrasado, apertura comercial, mayores importaciones de autos y maquinaria agrícola, repunte de la actividad, retraso de exportaciones del complejo sojero y deterioro de precios de exportación explican el fenómeno negativo que complica la balanza de pagos.

Las proyecciones para este 2018 en curso no son alentadoras. El déficit comercial superará los 10.000 millones de dólares este año y dejará en evidencia que, nuevamente este año, el sector externo será el "talón de Aquiles"

del modelo económico, estimó la consultora Ecolatina. En una lectura crítica, advirtió que "el agravamiento del déficit estuvo dinamizado por la compra de bienes que no son indispensables para el normal funcionamiento de la economía argentina: las compras de productos terminados crecieron 35,6% interanual, a un mayor ritmo que las de insumos productivos (31,1%)".

Con la consigna de apaciguar las críticas, el ministro de Producción, Francisco Cabrera, planteó que el problema no son las importaciones sino que se "exporta poco" a la vez que explicó que "entre 2006 y 2015 se destruyó la capacidad exportadora de la economía argentina: 6.000 de las 15.000 PyMEs que exportaban dejaron de hacerlo".

Ante este problema, es bueno preocuparse pero es mejor ocuparse. 






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