Por Redacción
El al menos hasta ahora inevitable calentamiento global que está sufriendo el planeta que nos cobija, con efectos secundarios de toda índole como recientemente lo hemos lamentablemente comprobado aquí mismo en Rafaela con precipitaciones de elevado milimetraje y tormentas que están muy cerca de ser huracanes, está imponiendo grandes cambios en todos los órdenes. Uno de ellos refiere sobre las grandes empresas petroleras, que están ajustando sus planes de producción y proyección al futuro en relación al cambio climático y las nuevas estrategias y políticas que impone.
Es que los mejores estándares de eficiencia del combustible en los autos anticipa con deprimir el consumo, aún considerando la cada vez mayor cantidad de vehículos, lo cual será contrarrestado con la aparición de automóviles eléctricos, algunos de ellos ya en el mercado y otros a punto del lanzamiento. Pero además, las empresas petroleras están frente al objetivo de evitar un aumento de las temperaturas globales dos grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, constituyendo para el sector una gran inquietud, que comprometerá el futuro de su producción, si bien no se estima que la situación tendrá una desarrollo inmediato, pero sí en cambio que será inevitable en el mediano plazo.
Las proyecciones de la Agencia Internacional de Energía para la futura demanda integral de petróleo incluyen una posibilidad de demanda con caída del 20% a los niveles de hoy, es decir unos 74 millones de barriles diarios, para el año 2040, si es que se llegan a establecer en forma rígida las medidas para mantener el calentamiento global a los niveles propuestos en la conferencia del clima de París.
Muchas de las grandes compañías petroleras del mundo están invirtiendo fuertemente en el gas natural, como respuesta de menor carbono a las crecientes necesidades energéticas del mundo. Es que el gas es considerado el combustible limpio del futuro, y en consecuencia, las empresas se están preparando intensamente para su producción. Pero además, casi todas ellas están haciendo investigaciones sobre captura y almacenamiento de carbono, inversiones en biocombustibles y desviando la atención hacia las energías biotérmicas y solar.
Pero además, las mayores productoras de petróleo invertirán 1.000 millones de dólares en conjunto durante la próxima década -en realidad una cifra minúscula en relación a las cifras que se manejan en el sector-, con el objetivo de desarrollar sistemas para capturar y almacenar emisiones de gases con efecto invernadero y mejorar de tal manera la eficiencia energética. Por ahora, se trata sólo de planes y estrategias, pero en realidad y más allá de lo que finalmente se reconvierta, el cambio climático está teniendo un fuerte impacto dentro de la industria petrolífera, en todo sentido.
Casi todas las compañías de petróleo y gas están movilizadas para reducir las emisiones de metano, un potente gas con efecto invernadero, ya que advierten es la única manera de irse adaptando a las nuevas condiciones que impone el mercado, y más que eso las condiciones ambientales del planeta, pues las exigencias irán en aumento junto al crecimiento del deterioro que provoca el calentamiento de la corteza terrestre, consecuencia de la falta de filtrado de los rayos ultravioletas del sol por el enorme daño sufrido por la capa de ozono, que ha dejado de protegernos de manera integral.
De todas formas, estamos sólo en el principio, aunque de situaciones que son irreversibles, por lo cual las compañías petroleras le quieren ganar al tiempo, es decir, adaptarse previamente a las imposiciones, algunas de las cuales están siendo anticipadas no sólo por las organizaciones y foros mundialistas, sino por los propios países y sus decisiones en las cumbres climáticas, pero aún más que todo esa por la propia realidad. El deshielo de ambos polos es una de las exposiciones más claras y terminantes del daño que está sufriendo el planeta, con consecuencias que ahora son graves, pero que de no remediarse pronto, serán catastróficas en un futuro bastante cercano. Las petroleras, que saben de su participación y responsabilidad en esto, tratan de irse anticipando, aún cuando para muchos especialistas han llegado tarde.
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