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Editorial Jueves 13 de Octubre de 2011

Capitales y finanzas

Este año se irán del país y del circuito financiero, 22.000 millones de dólares. Tras las elecciones, pueden llegar algunas "correcciones".

Redacción

Por Redacción

Hasta ahora se han fugado del país, o bien del circuito de circulación, ya que ambas son las alternativas que suman, 18.000 millones de dólares, y de acuerdo con las proyecciones realizadas por la consultora Ecolatina, a fines de diciembre totalizarán 22.000 millones de la divisa estadounidense. Una cifra realmente significativa, que adquiere características muy importantes dentro de nuestro sistema financiero y económico, constituyendo hoy -aún cuando públicamente no lo admita- una de las grandes preocupaciones del Gobierno nacional, junto a la inflación, los subsidios que este año insumirán 80.000 millones de pesos para mantener aplastados los precios de algunos servicios como el transporte, el gas y la energía eléctrica, y el precio de la soja que no ha dejado de bajar en los últimos 30 días.

Se trata, sin dudas, de todos problemas por solucionar luego de las elecciones del próximo domingo 23, ya que entonces vendrá un tiempo de mayor admisión y sinceramiento, pues seguramente hasta entonces, tal como se vino haciendo en estos últimos cuatro años, todo fue negado. Pero, es evidente que para buscar la solución de un determinado problema, lo primero que debe hacerse es admitirlo, ya que de lo contrario no sólo fallan todos los diagnósticos además de los remedios.

Existen algunas situaciones que son realmente demostrativas de lo que está sucediendo, pues partiendo de la base que las condiciones volátiles que ofrece hoy en día el mundo son para todos iguales, y más aún cuando se trata de países de similares características como los de la región latinoamericana, hoy tenemos consecuencias muy diversas. Es que mientras en Brasil y Chile las tasas de interés están en baja, facilitando en consecuencia el acceso al crédito y las financiaciones, aquí en la Argentina las tasas suben, y además también al compás de la inflación -posiblemente el más dañino de todos los males- el "riesgo país" no deja de seguir subiendo. 

Una de las consecuencias más inmediatas de todo esto la tenemos en la fuga de capitales, ya que la falta de confianza, genera que la gente, antes se trataba de los grandes capitales exclusivamente, pero ahora se calcula que por mitades también se han plegado los pequeños ahorristas, se refugie en otros valores, desechando el peso. El más directo y al alcance sigue siendo, aún con ciertas barreras que se han impuesto, aunque sin llegar a los extremos de Venezuela por ejemplo, donde directamente se prohibió la comercialización legal del dólar -de paso, lo cual para nada influyó en el nivel inflacionario, que no sólo se mantiene si no que sigue en alza-, justamente la divisa norteamericana, incluso sin demasiadas seguridades en su propio país de origen, inmerso en una crisis de la cual aparentemente no puede sobreponerse, y que puede volver a agudizarse. Allí desde hace tres meses se estabilizó la desocupación en casi diez puntos, crece la pobreza y baja la producción, una combinación poco menos que letal.

De acuerdo con Ecolatina, el poder frenar la salida de divisas tendría hoy para el gobierno el mismo efecto alcanzado en 2008 cuando se logró la estatización de los fondos de las AFJP, que le dieron aire a las finanzas públicas de manera insospechada. O bien, una caída de las exportaciones similar a las de 2009, cuando descendieron 14.000 millones de dólares debido a la crisis desatada en ese momento por la burbuja inmobiliaria, podría compensarse ahora con un fuerte freno a la salida de capitales.

Pero claro, ¿cómo lograrlo?. Ese es el dilema, ya que con medidas drásticas al estilo venezolano, los resultados son magros y además se promueve la creación de un mercado paralelo, que en poco tiempo pasa a imponerse por sobre toda la economía. Como suele decirse, peor el remedio que la enfermedad. ¿Y entonces? la forma más lógica, pero también la más difícil y complicada de lograr, es recuperando la confianza pública. Es probable que algunas de las medidas, o una combinación de ellas, sin apartarse de las consignas elementales que se han venido aplicando en estos años -el sostenimiento del consumo por ejemplo- apunten precisamente a eso. 

Dentro de poco se develará la expectativa que existe en torno a ciertas "correcciones" que se aplicaran al modelo en marcha, tal como la propia presidenta Cristina Fernández de Kirchner admitió ante los empresarios de la UIA. Aunque, después de eso, dio un fuerte respaldo a las mediciones alteradas del INDEC.

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