Por REDACCION
Un estudio sobre Investigación del Impacto Climático examinó evidencias de la historia del clima y logró combinarlas con simulaciones digitales de factores contribuyentes al aumento del nivel del mar a largo plazo, reuniendo la expansión térmica de los océanos, el derretimiento de los glaciares montañosos y de las capas glaciales de Groenlandia y la Antártida. La conclusión principal fue que los niveles del mar podrían subir 2,3 metros por cada grado centígrado que aumente la temperatura global, lo que originaría que permanezcan altos durante los próximos siglos, aun cuando se consiga descender la temperatura.
En tal sentido, entre los propios científicos e investigadores existen algunas diferencias bastante pronunciadas respecto a las razones que provocan el calentamiento global, ya que por ejemplo en este caso se insiste con la más conocida de las hipótesis: que los gases con efecto invernadero provenientes de la quema de combustibles fósiles son los responsables del deterioro de la capa de ozono, por donde se filtran con mayor violencia los rayos ultravioletas del sol, causantes del sostenido aumento de la temperatura terrestre. Lo cual, a su vez, es la mayor y casi exclusiva responsabilidad en cuanto al derretimiento de los hielos, especialmente en los dos casquetes polares, donde más se advierte este avance. Otros en cambio, desechan esta posibilidad y señalan en cambio que el calentamiento se produce por razones ajenas a la actividad humana, acudiendo a fluctuaciones naturales del clima como las causantes.
En el último siglo los niveles del mar subieron 17 centímetros, aunque ahora el ritmo se ha ido acelerando a razón de 3 milímetros por año, aportando un tercio de este incremento la Antártida y Groenlandia.
Unos 200 países acordaron en la última Cumbre del Clima limitar el calentamiento global a menos de 2 grados centígrados por sobre la época preindustrial, previendo alcanzar hacia fines de 2015 un acuerdo para reducir las emisiones de gases con efecto invernadero. Claro, que este es un objetivo que se ha fijado en tantas oportunidades y siempre corrido hacia adelante, que se duda que efectivamente alguna vez llegue a efectivizarse, ya que siempre, al momento de tomarse las decisiones en tal sentido, prevalecieron los intereses económicos de algunas de las potencias en protección de sus industrias, por sobre los de la preservación del hábitat de la raza humana.
Desde la revolución industrial a esta parte la temperatura global de la tierra subió 0,8 grado centígrado, estimándose que de mantenerse las actuales condiciones -es decir, sin lograr una reducción a partir de 2015 tal como está previsto- en el lapso que va desde 2016 a 2035 la temperatura puede aumentar entre 0,4 y 1 grado. Es en base a todos estos cálculos, sobre los que se tiene mayor certeza que hasta un par de décadas atrás, pues existen ahora condiciones que se han podido comprobar mediante relevamientos, que por cada grado que suba la temperatura el nivel del mar crecerá 2,30 metros.
De llegar a darse tales pronósticos, se producirían inundaciones realmente grandes, prácticamente modificando las actuales condiciones de la tierra, centralizándose la mayor afectación en el hemisferio norte, desde Bangladesh hasta Florida.
La crecida de los mares es provocada por el derretimiento de los hielos, habiéndose llegado a la conclusión que durante el transcurso del presente siglo se podría estar en torno a los 17 centímetros, dentro de una perspectiva de calentamiento global moderado.
Es verdad que toda esta alteración que está sufriendo el planeta, con mayor temperatura, aumento de zonas áridas, inundaciones y meteoros como inundaciones, huracanes y fuertes tormentas, no sólo afecta a la raza humana sino también a la fauna marina, habiéndose creado en 1982 una comisión dentro del seno de las Naciones Unidas para protegerla, con el compromiso de designar un 10% de las aguas costeras y océanos del planeta como áreas protegidas, lo que debería acontecer antes de 2020, partiéndose del 2% que actualmente se encuentra en tales condiciones.
Una de las regiones que fue señalada bajo imperiosa necesidad de ser protegida, pues la afectación es muy importante, es la zona oriental de la Antártida. Confiemos que el ser humano recapacite y prevalezcan los intereses comunes por sobre los sectoriales.
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