Por REDACCION
El balance de los primeros seis meses del año de la balanza comercial, dejó bien en claro lo comprometida que se encuentra para poder llegar a un final de ejercicio con perspectiva favorable. Es que en esta primera mitad del año el déficit fue de 2.613 millones de dólares, resultando sumamente adversa la comparación con el año pasado, cuando ese período había arrojado 686 millones de saldo favorable, con lo cual tenemos que al poner los balances frente a frente tenemos una diferencia negativa de 3.300 millones de la divisa estadounidense.
Un dato elocuente para tener la real dimensión de lo que significa este desequilibrio, es que desde 1994 no se registraba un déficit tan abultado para un semestre. Los precios tuvieron un impacto negativo en la balanza de intercambio comercial, como así también que las importaciones crecieron más que las exportaciones, calculando el INDEC que la baja de precios provocó una baja de ingresos de unos 600 millones de dólares.
Las perspectivas del comercio exterior, cuando estamos transitando el segundo mes del semestre, no son buenas de acuerdo con las estimaciones de los pronósticos formulados por especialistas en el tema, oscilando en distintas cantidades entre 3.000 y 4.000 millones, aunque también ciertas fuentes más pesimistas llegan hasta los 5.000 millones. Cualquiera sea finalmente el déficit de 2017, dentro del nivel de esas estimaciones, constituirá un desequilibrio sumamente pronunciado y pésima señal para la economía, aún con algunos buenos indicadores que han comenzado a advertirse en algunos rubros como construcción, automotores, motocicletas y el rubro inmobiliario, ya que el ingreso de divisas se produce con el comercio exterior, y ahí habrá una fuerte baja, que seguramente impactará también directamente para seguir frenando el consumo interno, que es hacia donde se apunta para aliviar la tensión social. Un dato elocuente para las comparaciones, es que mientras ahora se viene un déficit dentro de las cifras referidas como probables, en 2016 la balanza comercial dejó un saldo positivo de 2.124 millones de dólares.
De enero a junio las ventas al exterior sumaron 28.062 millones de dólares, un escuálido 0,8% mas que en 2016, y además con bajas en las cantidades y volúmenes exportados de bienes primarios, manufacturas agropecuarias, combustibles y energía, mientras hubo subas en las ventas de origen industrial. Las más importantes bajas de elementos exportados fueron en semillas oleaginosas, aceites y grasas, cereales, alimentos, minerales y petróleo.
La consultora Abeceb explicó que "la caída en las ventas al exterior del agro en lo que va del año responde en parte a la elevada base de comparación del primer trimestre de 2016. Sin embargo, la profundización de la caída en el segundo semestre responde a factores coyunturales, que llevan a los productores a demorar la liquidación de su producción a la espera de mejores rendimientos. En particular, al aumento esperado de los precios, se sumaron las expectativas de depreciación del peso", añadiéndose que "las mejores condiciones económicas de los productores durante esta campaña y el acceso al crédito en dólares otorgan margen para una mayor especulación. De esta manera, la liquidación de divisas de los industriales oleaginosos y exportadores de cereales cerró el primer semestre 14% por debajo del mismo período de 2016. La liquidación viene recuperándose con fuerza
en línea con el aumento de precios y a partir de la depreciación del tipo de cambio".
Para esta segunda parte del año que nos encontramos recorriendo la consultora Ecolatina estima que puede darse una leve recuperación entre 4 y 5 puntos en el volumen de las ventas al exterior, y simultáneamente una cierta desaceleración de las importaciones, que podrá llegar a 9 puntos, lo cual de todas maneras no será suficiente para frenar el deterioro que viene experimentando la balanza comercial, que terminará el ejercicio con un fuerte déficit. Bastante tiene que ver la recuperación la corrección cambiaria y la suba del precio internacional de la soja, con importante aliciente para los exportadores de la agroindustria, sector que explica nada menos que el 40% del total de ventas al exterior.
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