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Editorial Viernes 22 de Marzo de 2013

Autos sin caminos

La cantidad de vehículos creció muchísimo más que las rutas, generando una situación de permanente conflicto con el tránsito.

Redacción

Por Redacción

Sobran autos, faltan rutas. Tal el sintético y expresivo título -tal como debe ser en periodismo de agilidad e impacto- de un comentario publicado en el diario El Tribuno de la ciudad de Salta, con la autoría de Carlos Vernazza, la cual tomamos como base para el desarrollo de esta nota editorial, sobre un tema que nos preocupa especialmente y del que nos venimos ocupando con asiduidad desde estas páginas, como es el complicado tránsito y su trágico saldo de accidentes y muertes.

En la Argentina de este tiempo el parque automotor es de unos diez millones de unidades, una situación que no es atendida como corresponde en cuanto a la existencia de rutas, tanto en cantidad como en calidad. Desde La Quiaca a Ushuaia, en los extremos norte y sur de nuestro extenso territorio hay una distancia de 5.500 kilómetros, concentrándose una gran carencia de carreteras. En la nota se menciona un caso emblemático, como el de la ruta 40 que con su traza de 5.301 kilómetros va desde La Quiaca hasta Cabo Vírgenes, en la provincia de Santa Cruz, la cual después de 80 años apenas si está pavimentada la mitad, siendo la mayor parte en la Patagonia y habiéndose concretado recién en estos últimos años cuando siendo presidente Néstor Kirchner volcó en esa obra importantes recursos.

En 2012 en nuestro país murieron 8.725 personas como consecuencia de accidentes de tránsito, siendo uno de los tres países que se encuentran encabezando este trágico ranking. Para llegar a esta altísima cantidad de siniestros, no sólo es por la falta y malas condiciones de las rutas, sino también por el parque automotor que se duplicó en la última década, al extremo que uno de cada cuatro habitantes posee un vehículo, lo cual ubica a la Argentina en el primer lugar de la región, pudiéndose citar los casos de Brasil que tiene uno cada siete y Perú uno de cada dieciocho personas. Lo llamativo es que una cuarta parte de los vehículos -unos 2,5 millones- tiene una antigüedad de 20 años o más, lo cual atenta contra sus condiciones de seguridad.

Las rutas pavimentadas suman 38.000 kilómetros, pero las autopistas que son las que realmente brindan las condiciones de seguridad más valederas, apenas cuentan con 1.591 kilómetros, de las cuales casi el 40% se encuentra en la provincia de San Luis.

Se menciona en la nota el Plan Laura, tantas veces comentado desde esta sección, pues desde hace años viene siendo cajoneado y postergado en las cámaras legislativas y los gobiernos de turno, cuando en realidad ofrecería la posibilidad de darnos la gran solución en materia de caminos.

La denominación de ese proyecto, responde justamente al apellido de su autor Guillermo Laura, quien números en mano y total transparencia -tal vez esto último haya sido uno de los obstáculos que le impidió llevarlo adelante- propuso destinar sólo 2 centavos por litro de combustible vendido para construir 13.000 kilómetros de autopistas de uso gratuito, mediante las cuales, en un plazo de 10 años avanzando a razón de 1.300 kilómetros anuales, se podría armar una red de carreteras veloces y seguras para conectar a todas las provincias de la Argentina y sus ciudades más importantes.

Desde 2003 a la fecha -consigna el artículo- las nuevas autopistas crecieron lentamente llegándose a los referidos 1.591 kilómetros actuales, habiendo sido la primera en construirse en el país la que une Rosario y Santa Fe con una traza de 145 kilómetros, durante la gobernación del radical Aldo Tessio en 1966. Un caso elocuente, es la autopista entre Rosario y Córdoba de 400 kilómetros e inaugurada el año pasado, la cual para ser terminada demandó 41 años.

Las demás autopistas son las que unen los accesos del Gran Buenos Aires con la Capital Federal y la que conecta Zárate con Paso de los Libres, en Corrientes, con traza de 505 kilómetros. Advierte además que hay que distinguir entre autopista y autovía, siendo el mejor ejemplo el trazado número 2 que une Buenos Aires y Mar del Plata que es simplemente una autovía. La diferencia entre ambas, corresponde dejarlo en claro, es que las autopistas no cruzan la zona urbana de las ciudades y disponen de accesos sobreelevados y nunca a nivel del piso, como sí ocurre con las autovías, pudiéndose mencionar también entre estas últimas la número 19 que une Santo Tomé con San Francisco en nuestra provincia y la que une la ruta 34 con la ciudad de Salta de 42 kilómetros.

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