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Editorial Domingo 23 de Marzo de 2014

Alcancía infinita

Las arcas del Banco Central se han convertido en un directo sostén del financiamiento del gobierno, mediante múltiples mecanismos.

REDACCION

Por REDACCION

El titular resulta sin dudas ingenioso y además muy llamativo, habiendo sido utilizado por el periodista Oscar Martínez en un comentario sobre política monetaria en el suplemento Eco del diario Clarín. Es que la "alcancía infinita" es en la actualidad -y desde hace tiempo- el Banco Central de la República Argentina, organismo al cual el gobierno ha recurrido estos últimos años de manera prácticamente descontrolada, para financiarse, sea vía emisión o reservas.

Adoptando una posición pragmática, el actual titular del BC Juan Carlos Fábrega, quien vino integrando esta nueva oleada en el manejo económico financiero del gobierno y sucediendo a Mercedes Marcó del Pont, para ponerle freno al alza del dólar adoptó una medida nítidamente ortodoxa: subió la tasa de interés y secando la plaza de dinero, el que dejó de volcarse hacia la moneda estadounidense. La cual fue reemplazada ahora, por los plazos fijo, que absorbieron 46.000 millones de pesos circulantes.

El buen resultado fue inmediato, el dólar se contuvo en todas sus variantes, desde el más alto como el blue que había llegado a rozar los 14 pesos y se contrajo a menos de 11, hasta el oficial que llegó más bajo de los 8 pesos como el gobierno pretendía se sostenga. Pero claro, sobre esta maniobra de alza de tasas conocemos -y hemos padecido- sus consecuencias. En primer término, se reduce el consumo, se resiente la producción y se traba la cadena de pagos. Efectos que, no cuesta demasiado observar, están impactando hoy en la actividad económica. Y eso no es todo, existe otro aspecto que es todavía más contundente: el dinero de los depósitos habrá que comenzar a devolverlo y en muchos casos renovarlos, probablemente con tasas todavía más elevadas que ahora. ¿Cómo se logrará eso? Pues con una acelerada emisión, ya que los recursos que no están ahora tampoco aparecerán por arte de magia dentro de algunos meses. Impacto inmediato: aceleración de la inflación. Es de esta manera como se conforma una rueda que conocemos muy bien, que en otros tiempos identificamos como bicicleta financiera, especulación pura. Y cuando la especulación reemplaza la producción, los finales suelen ser lamentables. Y aquí son muy conocidos. Otra de las secuelas de esta política monetaria, a la que se ve urgido el Central por haberse convertido en una simple herramienta de sostén del gobierno -que de ninguna manera hasta ahora dio señales de reducir sus exagerados gastos-, es el freno al crédito. Al mismo se accede con tasas del 50% las pequeñas y medianas empresas y del 35% las grandes, las que no permiten evoluciones positivas en la producción, por lo cual se ha dejado de pedir préstamos y se recurre al financiamiento estirando el pago a proveedores, con impacto en la cadena de pagos, que cada día se resiente un poco más. No es culpa de nadie, pero compartida por todos.

La perspectiva económica no es sencilla, pero al menos le trajo al gobierno un par de meses de tranquilidad, que en realidad no es poco dentro del tembladeral, aunque después haya que enfrentar problemas más serios.

La perspectiva no es sencilla, sino desbordada de complejidad, con existencia de una fuerte inflación, baja de reservas, acelerada emisión monetaria y exceso de gastos que no paran de subir. Además el déficit se extiende a casi todas las áreas, incluso las provincias, donde en la mayoría de los casos el dinero debe destinarse en su totalidad al pago de sueldos de las desbordadas reparticiones, ya que en estos últimos años el sector público fue el que generó mayor cantidad de puestos de trabajo. Hoy, las condiciones son de absoluta fragilidad y del modo en que se encaran las soluciones, todo parece indicar que se trata sólo de parches para tratar de seguir adelante con la mira puesta en fines de 2015.

Los recursos son cada vez más escasos, quedando para continuar echando mano las cajas del Banco Central y de la ANSES como las de mayores recursos, y luego la del Banco Nación, aunque también allí se sienten los problemas financieros, dentro de una situación donde el gasto no parece encontrar límites. Lo que muchos analistas señalan como uno de los males que nunca fue siquiera admitido por el gobierno.

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