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Editorial Jueves 1 de Agosto de 2019

Acuerdo con la Unión Europea

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REDACCION

Por REDACCION

Después del gran anuncio sobre el acuerdo alcanzado entre el Mercosur y la Unión Europea, que en la Argentina fue presentado como un logro de la gestión de Mauricio Macri y de alguna forma marcó el inicio de la campaña real hacia las elecciones primarias del próximo 11 de agosto, el tema si bien permanece en agenda pasó a segundo plano debido, precisamente, a que los ejes del debate político entre los distintos candidatos son otros. En cierta medida, el corazón del discurso electoral se central en volver al pasado o no para unos, o en el estado actual de la economía y cómo devolverle vitalidad para superar la crisis. 

Como el Congreso debe validar el acuerdo entre los bloques del Mercosur y la Unión Europea, la cuestión no ingresa en el temario para lo que resta de este año y pasará como tarea para quienes ocupen bancas en Diputados y en el Senado a partir del 10 de diciembre. 

De todas formas, el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) ofreció un muy interesante análisis sobre este acuerdo que, como dice en su informe, provoca sensaciones encontradas tanto en la Argentina como en otros países, como Francia donde emergen resistencias sectoriales. Por un lado, están quienes sostienen que se está ante una inédita oportunidad de prosperidad al poder vender con menos trabas en el mercado más grande y con salarios más elevados del mundo. Los detractores resaltan la amenaza para la industria local, la posible desaparición de muchas pymes y el riesgo de retornar a un perfil productivo más primario.

El reporte destaca que en términos simplificados, el acuerdo establece que se liberalizará el comercio entre la Unión Europea y los países del Mercosur en el término de 10 años. Para algunos productos sensibles, a definirse, este plazo podrá extenderse a 15 años. Uno de los puntos más controvertidos es que los sectores industriales hoy protegidos del Mercosur, como automóviles, autopartes y maquinaria, deberán ser liberalizados mientras que ciertos productos agroindustriales donde el Mercosur es competitivo, en este caso carnes de vaca, cerdo y pollo, azúcar, etanol, arroz, maíz, miel y lácteos, tendrán cuotas.

Por tanto, la pregunta obligada: ¿Es conveniente el acuerdo para la Argentina? Una manera de aproximar algunas respuestas es analizando el comercio de la Argentina con los tres bloques comerciales más importantes del planeta en el periodo 2014-2018. Según el INDEC, a la Unión Europea se le exportó por U$S 9 mil millones anuales y se importó por U$S 11 mil millones, generando un balance negativo de U$S 2 mil millones. En tanto, al NAFTA que lidera Estados Unidos se le exportó por U$S 4 mil millones anuales y se importó por U$S 8 mil millones con un balance negativo de U$S 4 millones. Mientras que a China se le exportó por U$S 5 mil millones y se importó por U$S 12 mil millones haciendo un balance negativo de U$S 7 mil millones.

Esta batería de datos muestra que el bloque comercial que mejores oportunidades le ha generado a la Argentina en los últimos años es la Unión Europea. Es la zona a la que más se le exporta entre los tres principales bloques comerciales globales y de la que relativamente menos se importa. Estos antecedentes permiten sostener que la reducción de aranceles y demás trabas al comercio con la Unión Europea es, de las alternativas disponibles, la que mejores oportunidades ofrece a la Argentina.

No obstante, los buenos resultados no están garantizados. Si bien la liberalización crea un ambiente propicio para generar más inversiones, más exportaciones y, con ello, prosperidad, para lograrlo es imprescindible mejorar la competitividad. El punto de partida son reformas macroeconómicas e institucionales con la suficiente profundidad y consistencia que permita normalizar la economía, sugiere la consultora. Porque es de alto riesgo integrarse con alta inflación y altas tasas de interés y un sector público deficitario y disfuncional. En lo sectorial, la estrategia no debe apuntar a defender los sectores amenazados sino promover los sectores con potencialidad para formar parte de las cadenas de valor de las empresas europeas. En relación a los sectores industriales hoy protegidos en el Mercosur, como automóviles, autopartes, maquinaria, químicos y farmacia, lo recomendable es planificar y armar cadenas de valor productivas con sus casas matrices que en su mayoría son europeas.

En este escenario, la peor estrategia es dilatar la aprobación en el Congreso, dice Idesa. La razón es que, una vez que el Parlamento Europeo apruebe el acuerdo, cualquier país del Mercosur puede avanzar de manera independiente en su aprobación. Es decir, que las aperturas de mercado se aplicarán de manera inmediata sin estar condicionada a lo que hagan el resto de los países del Mercosur. En otros términos, si la Argentina dilata su aprobación, pero Uruguay, Brasil o Paraguay lo aprueban, la protección que da el Mercosur se resquebraja de hecho, porque las inversiones las recibirá el país que apruebe el tratado y los bienes de la Unión Europea entrarán por ese país sin aranceles a todo el Mercosur.













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