Por REDACCION
Los productores agropecuarios, claramente enfrentados con el gobierno de Alberto Fernández, como consecuencia del aumento de las retenciones, particularmente de la soja, que pasó del 30 por ciento al 33, realizaron una medida de fuerza la semana pasada.
El paro del campo se inició el lunes y se extendió hasta el jueves, sin tener mayores repercusiones, porque evidentemente quedó relegado por el tema excluyente de los últimos días.
Solo alcanzó una difusión, tampoco demasiado importante, en una jornada específica, cuando se manifestaron en oportunidad de realizarse una nueva edición de Expoagro, en la ciudad de San Nicolás.
Sin embargo, los medios, salvo escasas excepciones, no le dieron mayor trascendencia a la protesta de un sector que se siente perjudicado por las resoluciones del Gobierno.
En esta oportunidad, a diferencia de lo ocurrido en el año 2008, en una contemplaron el corte de rutas las cuatro entidades que forman parte de la denominada Mesa de Enlace.
Con algunas posiciones encontradas, aunque sin llegar a una relación resquebrajada, pero sí de tirantez, al final todas se alinearon para defender a quienes representan.
Quizás, las imágenes más emblemáticas del paro fueron las que mostraron los corrales vacíos en el Mercado de Hacienda de Liniers, al no registrarse el ingreso de cabezas a lo largo de los cuatro días.
Tampoco en ese caso, se preocuparon los medios periodísticos de mayor influencia nacional, por enviar a los cronistas, al margen de la ausencia de operaciones.
Otras cuestiones merecieron un tratamiento masivo, con el coronavirus ocupando los principales titulares, con mayor fuerza todavía a partir de la declaración de pandemia que realizó la Organización Mundial de la Salud.
Es lógico que así sea, porque las informaciones se renuevan prácticamente minuto a minuto, como consecuencia de las diferentes recomendaciones que partieron desde los ámbitos de la salud y desde la Presidencia de la Nación, para concientizar a la población de la gravedad del virus, que se instaló definitivamente en la Argentina.
Otro tema que fue abordado por los medios, no con igual masividad, en los últimos días, es el relacionado con el fútbol, particularmente desde que sorprendió la dirigencia de River Plate con la suspensión total de sus actividades y el cierre del estadio Monumental.
La no presentación del equipo de Marcelo Gallardo para jugar contra Atlético Tucumán, debería traducirse en duras sanciones para el "millonario", aunque desde varios sectores se mostraron de acuerdo con la medida.
No obstante, los intereses económicos, terminaron prevaleciendo por sobre las buenas intenciones y lo dejaron en soledad a uno de los dos clubes más populares de un país que respira fútbol por todos sus poros.
Estas dos últimas situaciones, el coronavirus y el fútbol, no solamente dejaron en un segundo plano al paro del campo, sino también a otro tema que a esta altura de las circunstancias parece no ser tan preocupante, aunque existe y los números son contundentes.
La economía global se viene derrumbando progresivamente y no hay ningún tipo de excepciones, porque afecta tanto a los más poderosos como a los más débiles.
Las bolsas caen de manera sostenida. Suben las cotizaciones de las monedas extranjeras. Se reducen hasta la mínima expresión las transacciones comerciales a raíz del cierre de fronteras. Crece el riesgo país hasta límites impensados hasta poco tiempo atrás. La negociación de la deuda con los acreedores no encuentra una salida que pueda beneficiarnos. El combo es preocupante y son coincidentes las opiniones que dan cuenta que lo peor está por venir.
Por ahora, la palabra desabastecimiento no tendría que alarmarnos, porque la responsabilidad de los comerciantes se viene poniendo de manifiesto, salvo en algunas situaciones puntuales, que como consecuencia de una demanda masiva, los valores de los productos crecen irracionalmente.
Estos momentos, extremadamente delicados, son los que necesita afrontar el país con responsabilidad. Desde el Presidente hacia abajo, con esfuerzo y convicción. Porque, en definitiva, todos debemos tomar conciencia y saber aplicarla en los actos cotidianos. Es la única manera de capear el temporal y apostar a un futuro que se constituirá en un gran desafío para cada uno de nosotros.
Para la gente del campo, el motor productivo que impulsa la economía de todo el país, ya habrá nuevas opciones para expresar su posición y malestar. Hoy, cada argentino, con más compromiso y decisión que nunca, deberá tirar del carro hacia el mismo lado, para intentar salir de un pantano que nos preocupa, como tantas otras veces.
Si pudimos superar crisis que hasta llegaron a definirse como terminales, es porque somos capaces de hacerlo. No queda otra que intentarlo con todas las fuerzas.
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