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Deportes Viernes 18 de Octubre de 2024

Emerson Fittipaldi ganó por partida doble y el doloroso abandono de Carlos Reutemann

EMERSON FITTIPALDI. El paulista triunfó en 1973 (foto) con el Lotus y en 1975 con el McLaren.
EMERSON FITTIPALDI. El paulista triunfó en 1973 (foto) con el Lotus y en 1975 con el McLaren.
EMERSON FITTIPALDI. El paulista triunfó en 1973 (foto) con el Lotus y en 1975 con el McLaren. Crédito: FOTOS ARCHIVO Foto 1 de 2
CARLOS REUTEMANN. El santafesino abandonó cuando venía ganando en 1974 con el Brabham.
CARLOS REUTEMANN. El santafesino abandonó cuando venía ganando en 1974 con el Brabham. Foto 2 de 2

Por Víctor Hugo Fux

En mi primera nota, efectué un somero repaso de mi trayectoria periodística, que se resume en casi 54 años en la actividad -los voy a cumplir el próximo 21 de diciembre- y más de medio siglo en el diario La Opinión, en el que me sigo desempeñando.

Hoy, quiero rescatar mis primeras coberturas de eventos internacionales. Y de manera puntual, los Grandes Premios de la República Argentina disputados en las temporadas 1973, 1974 y 1975, en el autódromo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En las das primeras de esa trilogía de competencias, estuve en el bien llamado Coliseo Porteño como enviado del diario Castellanos y en la tercera, acreditado por el diario La Opinión.

Fueron experiencias inolvidables, en la primera mitad de la década del 70, en la que Carlos Reutemann fue protagonista de excepción en la Fórmula 1. El mismo piloto santafesino al que tuve oportunidad de conocer a mediados de los sesenta cuando se inició en el automovilismo deportivo con el recordado Fiat 1500 de los hermanos Carlos y Américo Grossi.

En esas tres ediciones, "Lole" fue piloto de la escudería Brabham, con diferente fortuna. Abandonó en el '73, cuando la victoria fue para el brasileño Emerson Fittipaldi, con un Lotus; sufrió una de sus mayores frustraciones deportivas en el '74, cuando venía liderando con total comodidad y se quedó sin combustible a menos de una vuelta del final para servirle el triunfo en bandeja a Denny Hulme y a su McLaren; en tanto que en el '75 festejó el tercer lugar en el podio ante su gente en una carrera que se adjudicó otra vez el paulista Fittipaldi, también con un McLaren.

LA PRIMERA VEZ

En aquel tiempo, el calendario se iniciaba con la disputa del Gran Premio de la República Argentina y el 28 de enero de 1973 viajé a Buenos Aires, poco antes de cumplir 20 años.

Se constituía en un auténtico desafío para un jovencito del interior, que no había tenido la posibilidad de conocer hasta ese momento esa verdadera jungla de cemento. El miércoles previo a la carrera me trasladé por la empresa Tata hacia la Capital y al día siguiente estaba recibiendo mi acreditación en la sede del Automóvil Club Argentino, en el imponente edificio de Avenida del Libertador.

Me alojé en Turdera, en el Gran Buenos Aires, donde me recibieron con especial calidez "Cacho" Borghesi y mi prima Myriam.

Tengo presente que me trasladaba todos los días hasta el autódromo, tomando un colectivo que me dejaba en el Puente de la Noria, para caminar después por el Parque Almirante Brown hasta la intersección de General Paz y Roca, donde estaba el ingreso principal al escenario del gran acontecimiento.

Emerson Fittipaldi (Lotus - Ford) venció en ese Gran Premio, aprovechando el problema en un neumático que se fue desinflando en el auto de Jackie Stewart (Tyrrell - Ford), que finalizó tercero, detrás de su compañero Francois Cevert.

LA FRUSTRACIÓN

Regresé al año siguiente, el 13 de enero. Otra vez, fijando mi base operativa en Turdera y realizando todos los días el mismo trayecto, que a esa altura ya no me generaba ningún tipo de dificultades, porque, sin dudas, el hombre es un animal de costumbre.

Carlos Reutemann y su Brabham número 7 venían ganando con autoridad y una diferencia tranquilizadora en el extenso circuito número 15, que reemplazó en esa ocasión al número 9 que se había utilizado en la edición anterior.

Solo era cuestión de tiempo para que el triunfo del santafesino pueda desatar un festejo inolvidable, pero la toma desprendida en el auto de "Lole" consumió más combustible del previsto y a menos de una vuelta de la bandera a cuadros, todas las ilusiones se vieron derrumbadas y la multitud enmudeció, provocando en ese momento el abandono más doloroso y una de las mayores frustraciones que se recuerden en el deporte argentino.

Denny Hulme heredó el triunfo con su McLaren, superando a la dupla ferrarista integrada por Niki Lauda y Clay Regazzoni.

LLEGÓ EL PODIO

El domingo 12 de enero de 1975, volvió a convocarme el Gran Premio. No fue una cobertura más, porque se trató de mi primera como enviado de La Opinión. Otra vez, en el caluroso verano porteño, asumí el compromiso, pero cambiando mi alojamiento, para instalarme en el Hotel Hispano, en Avenida de Mayo, a un puñado de metros del Café Tortoni. Un lugar en el que durante muchos años nos instalamos los periodistas del diario y en el que los "gallegos" que lo atendían nos hacían sentir como si estuviésemos en nuestra propia casa.

Ese año, Reutemann se tomó revancha, en parte, de lo ocurrido en el '74, como piloto, nuevamente, del equipo Brabham, que ya lo había visto imponerse en la Fórmula 1.

Mi recorrido varió sustancialmente para incorporar una nueva ruta, partiendo desde el Hispano con destino inicial al ACA y un posterior traslado, junto a los colegas que utilizamos ese transporte, hasta el autódromo.

Fittipaldi volvió a festejar, ahora con un McLaren, seguido por el sorprendente James Hunt y su Hesketh, con el "Lole" ocupando el tercer escalón del podio y aclamado por las tribunas colmadas de un circuito que vistió sus mejores galas, como en todas las visitas de la Fórmula 1.

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