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Carta de Lectores Martes 20 de Diciembre de 2016

Genealogía del “ni”

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Redacción

Por Redacción

Sr. Director: 


Desde hace un tiempo usamos el nombre o apodo “ni” para referirnos a los jóvenes de entre dieciséis y veintitrés años que no estudian ni trabajan. Curiosamente, y pese a la extensión de la obligatoriedad escolar, su número aumenta año a año. Para algunos, las individualidades que forman este grupo caen en la delincuencia o el consumo de drogas, la prostitución y otras formas actuales de esclavitud. Estamos alertas y preocupados por las consecuencias de su existencia.

¿Pero estamos igualmente alertas y preocupados por su generación? ¿Revisamos suficientemente las políticas educativas y sociales como para asegurar que no es, la sociedad que los rechaza, su principal creadora?

Empapados de un consumismo y exitismo superficiales, muchas veces los adultos nos aislamos, creamos pequeños búnkers de sosiego y comodidad, donde el problema, la frustración y el otro no tienen cabida ni espacio. Y con ello, rechazamos hasta la idea de no pertenecer a los cánones establecidos por la felicidad enlatada que nos venden los medios y la publicidad. Nosotros queremos pertenecer, tener éxito, que los números “cierren” para no poner nombre ni ocuparnos de los casos (niños y adolescentes) que podrían perforar nuestra burbuja. Entiendo por esto: disfrazamos la poca calidad de los aprendizajes, no corregimos la falta de compromiso y de responsabilidad de los adultos a la hora de educar y poner límites, inventamos estadísticas dibujando índices que nos favorezcan…

¿No es esa la mejor forma de crear jóvenes que no estudien (no encuentran oportunidades, los planes son cambiantes, se implementan “modas” en la enseñanza dando por tierra con metodologías que aún podrían funcionar, se descontrola la cantidad de alumnos por aula, la convivencia es difícil y hasta peligrosa en escuelas que no cuentan con el personal suficiente para llevar a cabo una verdadera gestión escolar)? ¿Cómo van a querer trabajar cuando los planes gratuitos u otras formas de ayuda los acostumbraron a recibir sin agradecer, sin dar nada a cambio, sin prepararse para ser un día ellos quienes ayuden a otros? El clientelismo político y pedagógico no es un invento de los niños ni de los jóvenes… Tampoco de sus padres…

El jueves por la noche tuve la hermosa oportunidad de participar en el acto de colación de la primera promoción de egresados Técnicos en Industrias de Procesos de la EETP n° 654 “Dr. Nicolás Avellaneda”. Fue un acto sencillo, sereno, afectuoso. Tuvo la impronta de una escuela humilde y pequeña, pero con grandes ideales y fuertes compromisos. Entregamos a la sociedad dieciséis jóvenes que no serán “ni”, porque aprendieron muchas cosas, entre ellas, a ser agradecidos. Su agradecimiento hacia las múltiples oportunidades que recibieron para superarse a sí mismos y crecer, los hizo responsables. Y en agradecimiento a sus familias, a la escuela, a sus amigos, es que ellos saben que pueden, quieren devolver algo con lo mucho que tienen para dar, sienten que los obstáculos vencidos los hicieron más fuertes y más maduros. Y no se conformarían con que les regalaran el futuro. Quieren forjarlo ellos mismos, a su estilo, con sus prioridades, pero firmes y decididos, queridos y acompañados.

Quiero invitar en esta oportunidad a todos mis colegas docentes, preceptores, secretarios, porteros, bibliotecarios y directivos, de nuestra escuela y de todas las escuelas de la ciudad, a celebrar que tenemos en nuestras manos la enorme responsabilidad de no permitir que la sociedad haga de los chicos que entran a nuestras aulas otros “ni” para aumentar la estadística. Para lograrlo tenemos que trabajar por esto todos los días, en equipo, con una sonrisa, con confianza en lo que hacemos, defendiendo nuestras instituciones de la demagogia y del oportunismo. Que nuestra labor contrarreste la de muchos otros a quienes beneficia la existencia de los “ni”. Que ninguno de nuestros alumnos piense ni sienta que esa es su única opción o su destino inevitable. Una hermosa tarea para quienes vivimos la docencia como una vocación.


María Alejandra Colsani

DNI 18609478

Rafaela


 

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