Por REDACCION
Sr. Director:
En principio aclaro que no me mueve ningún interés político, lo que me lleva a escribir esta nota es la falta de reconocimiento de los mayores, nos ignoran y somos una valiosa fuente de experiencia, pragmatismo y serenidad, además de memoria viva sobre los asuntos humanos que preocupan. Estudios basados en la sociedad actual han demostrado que las personas maduras tienen mucha más habilidad que las jóvenes para lidiar con conflictos interpersonales y en momentos de crisis. Según las investigaciones de Richard E. Nisbett, de la Universidad de Michigan, lo esencial no es que los adultos manejen más información, sino que saben leer mejor los desacuerdos entre las personas para extraer las claves que permitan dar vuelta a las situaciones.
Contrariamente a lo que a menudo se dice, han descubierto que la gente mayor está más dispuesta a admitir otros puntos de vista, a asumir la incertidumbre y a aceptar que las cosas cambian con el tiempo. Tenemos “la edad de la experiencia por ello más habilidad para lidiar con conflictos interpersonales y en momentos de crisis en los que es importante no precipitarse.
Rectificar la actual imagen negativa de nuestra edad es una tarea cultural y educativa que debe comprometer a todas las generaciones. Por otra parte, existe la responsabilidad con las generaciones futuras, que consiste en preparar un contexto humano, social y espiritual en el que toda persona pueda vivir con dignidad y plenitud esta etapa de la vida.
Nuestra experiencia puede aportar al proceso de humanización de nuestra sociedad y de nuestra cultura, las generaciones más jóvenes van perdiendo el sentido de la historia y, con éste, la propia identidad.
Por ello es importante tener en cuenta que una sociedad que ignora el pasado corre el riesgo de caída del sentido histórico y debe imputarse a un sistema de vida en el que pretenden alejarnos y aislarnos, poniendo obstáculos al diálogo entre las generaciones.
Vivimos, hoy, en un mundo en el que las respuestas de la ciencia y de la técnica parecen haber reemplazado la utilidad de la experiencia de vida acumulada por nosotros a lo largo de toda la existencia. “Lo que estamos pretendiendo es la conquista de la ilusión dado que nos ven como material no productivo. Somos pasado, presente y futuro, experiencia, sabiduría, dignidad y merecemos respeto.
Tenemos la capacidad de reconocer la superioridad del « ser » respecto al « hacer » y al « tener . En este contexto es comprensible que aquello en lo que se apoya la propia autoestima de las personas jóvenes, vaya desapareciendo y con ello también sientan la desvalorización por parte de los demás.
Pero esto se recrudece cuando los más jóvenes y quienes gobiernan nos ven como cargas y estorbo, dado que solo son útiles las personas con un máximo de cuarenta años.
En otras culturas, somos un tesoro de sabiduría, reverenciado por trayectoria, experiencia vital y talento acumulado. Somos los que hemos salvado los tesoros más ricos de las tradiciones humanas.
Tengo 74 años, sigo estudiando y capacitándome… Soy y me siento útil, por favor nuestra generación vale…
No me enojo… simplemente y para los que me conocen, mi sentimiento es de amargura.
Pido que reconozcan y respeten nuestra edad y valores
Elke Kurganoff Asesora Nacional e Internacional Docente Profesional Turistica
D.N.I. 05.116.928 Chacabuco 395 Rafaela, Santa Fe, Argentina
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