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Automotores Martes 3 de Diciembre de 2013

Salón de Tokio: tecnología del futuro muy beneficiosa

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REDACCION

Por REDACCION

Además de servir como vidriera para exhibir productos, lanzar modelos inéditos y poner a consideración prototipos y conceptos, todos los autoshows del planeta han reflejado las ideas-fuerza y tendencias que impulsaron a la industria en cada momento de la historia.

En otras palabras, cada salón del automóvil tiene un leitmotiv conceptual vinculado con las circunstancias económicas, tecnológicas y sociales de la época en que se desarrolla.

De acuerdo a Gabriel Tomich, de La Nación, este  43º Salón de Tokio no fue la excepción. Los ejes conceptuales que dominarán la escena en los próximos años, claramente expresados por los presidentes de las principales compañías japonesas agrupadas en la Japan Automobile Manufacturers Association (JAMA) en la presentación de bienvenida al periodismo e invitados especiales (denominada Mobilityscape Tokyo), son dos: emisión cero y accidentes cero.

Lo de bajar o eliminar la emisión de contaminantes a la atmósfera no es nuevo. Esta tendencia, que tiene su cara visible en la cada vez mayor cantidad de modelos híbridos, eléctricos y, más tímidamente, con celda de combustible, viene de hace más de una década.

Más novedoso es el concepto de que no haya accidentes. Igual que cuando las normas antipolución europeas y norteamericanas impulsaron a los fabricantes de vehículos a trabajar en la reducción de las emisiones, también en el tema de los accidentes cero hay, por lo menos en Japón, una política de Estado para instar a las automotrices a incrementar la seguridad de los vehículos.

La respuesta está, otra vez, en la tecnología: reducir el poder de decisión del factor humano e incrementar la autonomía del vehículo. Parece ciencia-ficción, pero no lo es. Se trabaja desde hace tiempo en este tema.

El concepto accidentes cero involucra varios aspectos. Por un lado, el incremento de la tecnología en cada auto para evitar colisiones (cámaras, sensores, radares). Por otro, la comunicación entre los vehículos, con idéntico objetivo, y tercero, la interacción del automóvil con el entorno (semáforos, cámaras en estacionamientos y en las calles), que implica el desarrollo de tecnología en la infraestructura, en la que, obviamente, el Estado en sus diversas jerarquías también debe tener un rol fundamental.


CONDUCCION

AUTONOMA

Estas ideas, en suma, proponen lo que se denomina conducción autónoma. Es decir, un vehículo autónomo del conductor o presto a corregir errores sin intervención humana. Demostraciones prácticas de estas tecnologías pudimos probarlas y verlas en acción en el centro de investigación y desarrollo de Honda en Tochigi (Honda R&D).

Así, en el enorme predio de pruebas de la marca japonesa, que incluye una gran pista oval con curvas peraltadas de alta velocidad, La Nación probó un Honda Accord dotado con dos dispositivos electrónicos para protección de peatones. Uno desvía el automóvil, corrigiendo la dirección en forma autónoma (aunque el conductor mantenga las manos en el volante), y el otro directamente frena a cero el vehículo si no tiene espacio para eludir el obstáculo o maniobrar.

En cuanto a la comunicación entre el automóvil y la infraestructura, un par de Fit de última generación ejecutaron un ballet de estacionamiento en lugares reducidos utilizando no sólo la tecnología on board, sino también la información que recibían desde cámaras ubicadas en los extremos del espacio.

Con otro Accord, Honda (que denomina Earth Dreams Technology a todos estos desarrollos) mostró cómo el manejo autónomo permite evitar choques en los cruces (en la prueba aparecían motocicletas de improviso) y la detección de otros vehículos (en especial, en el costado derecho) ubicados en los puntos ciegos de los retrovisores. El Accord en cuestión frenaba en forma autónoma al instante en ambas situaciones de peligro.

Sin embargo, los fabricantes no están del todo felices. Para ellos, el costado negativo de esta gran autonomía del vehículo la expresó con claridad el presidente de Mazda, Masamichi Kogai: "Los jóvenes están perdiendo el entusiasmo por los automóviles. Ya no sienten placer por manejar o tener un vehículo propio. La industria también debería trabajar en modelos que además sean divertidos de conducir". Pasándolo en limpio, temen que las nuevas generaciones pierdan interés en los automóviles, con la subsecuente caída en las ventas.

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