Suplemento Economía

Una pelea muy desigual contra las remarcaciones

Por

estos días la población afronta una pelea desigual contra un

enemigo cada vez más feroz, las remarcaciones de precios, un

calvario para los bolsillos fatigados de los argentinos.

La guerra que el gobierno lanzó contra los formadores de

precios en febrero último duró apenas cuatro meses y con resultado

dudoso, casi con olor a derrota.


Desde el primero de junio, la Casa Rosada debió capitular ante

la enorme presión y aceptar que el 95 por ciento de los productos

sufran remarcaciones que en muchos casos llegaron al 10 por

ciento.

La lista de 500 productos "congelados" es una anécdota a esta

altura de los acontecimientos.

En primer lugar, muchos bienes de esa canasta son difíciles de

ubicar en las góndolas y en otros casos directamente brillan por

su ausencia.

Aquí también opera un "efecto desaliento", porque ante la

ausencia de esos productos, la gente opta por resignarse y

adquirir otros de mayor valor.


Sectores más postergados de la población deben destinar en

muchos casos horas a recorrer varios supermercados para poder

llegar con sus pesos que cada vez valen menos a comprar lo

indispensable para que la familia pueda tener los nutrientes

necesarios.

Alimentos, bebidas, productos de limpieza y otros que conforman

la canasta básica "real" de los argentinos registraron aumentos

que oscilan entre 5 y 10 por ciento desde el último fin de semana,

cuando se abrió un corral de remarcaciones que amaga con no

terminar allí.


Ni hablar de otros productos que el secretario de Comercio

Interior, Guillermo Moreno, suele llamar casi graciosamente

"premium", como el queso port salut, con un criterio que devela

cuál es la concepción sobre consumo con que se manejan sectores

del gobierno.

La respuesta que brindan los defensores del "modelo" ya suena a

impotencia: de la presidenta Cristina Fernández para abajo, la

respuesta es uniforme.

"Nosotros no fijamos los precios", repiten a coro, como si el

gobierno ya se hubiese resignado a que nada podrá hacer ante la

estampida de cartelitos con números que se elevan semana tras

semana en las góndolas.


Y a través de la red de medios oficiales, liderados por la agencia Telam, se muestra la marcha de la campaña "Mirar para cuidar", mediante la cual militantes y voluntarios visitan las cadenas de supermercados que aceptaron congelar precios de 500 productos para monitorear si efectivamente se cumplen con las listas divulgadas. 

Un fenómeno de impotencia similar atraviesa el oficialismo ante

la fuga de capitales, el retraso cambiario y el dólar paralelo.

Moreno creyó que iba a poder manejar a gritos y cachetazos a

los tiburones de la city porteña, que como siempre terminaron

haciendo su juego y sirviéndose al funcionario en bandeja de

plata.


Así como la inflación no es la que sostiene el INDEC, el valor

del dólar tampoco es el que se ve en las pizarras de las casas de

cambio de la city porteña.

Por eso, dos de las variables clave de la economía argentina

son ilusiones presentes únicamente en el discurso oficial, que

poco tienen que ver con la realidad en la que despiertan día tras

día los argentinos.

Ante un drenaje de reservas que no se frena y la necesidad de

seguir importando grandes volúmenes de combustibles, la presidenta

la emprendió contra los exportadores de granos, porque están

reteniendo la cosecha.

La razón de semejante comportamiento por parte del campo no

responde sólo a un rencor interminable de productores contra el

cristinismo, sino a razones de bolsillo.

Si los productores vendiesen todos los granos juntos, como

desearía el gobierno, perderían ante una inflación que otra vez se

dispara el 25 por ciento anual.

Pero la problemática energética desempeña un rol cada vez más

significativo en una economía debilitada, y eso pone al titular de

YPF, Miguel Gallucio, en el centro de la escena.


La petrolera estatizada viene suscribiendo acuerdos de

inversión con distintas compañías para tratar de empezar a operar

sobre el yacimiento de petróleo no convencional de Vaca Muerta,

aunque lo concreto es que hasta ahora los dólares no aparecieron y

todo el proceso llevará mucho tiempo de implementación.


Las importaciones de energía aumentaron su importancia respecto

de los dólares liquidados de la cosecha, ya que pasaron de

representar un 6% en el 2003 al 45% en este 2013.

Todo indica que antes de las elecciones el gobierno buscará

apretar aún el torniquete del cepo al dólar.


En el oficialismo se encabritan cuando escuchan hablar de

"cepo", y censuran a cualquier especialista o periodista que ose

nombrar ese término ante su presencia.

"El cepo es un elemento de tortura", recuerdan. Tienen razón,

desde octubre de 2011 un sector de la población argentina viene

soportando la tortura de la incertidumbre.

Autor: José Calero

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