Suplemento Economía

Preocupa disparada de precios "descuidados"

La escalada de precios no cede a pesar de los esfuerzos del

Gobierno por ponerlos en caja, lo cual presiona sobre las

paritarias y genera incertidumbre en decisiones de inversión y

consumo.

Estas tensiones se profundizarían en las próximas semanas si el

Gobierno anuncia la eliminación de subsidios a la luz y el gas

para distintas zonas de Capital y el conurbano, como adelantó el

ministro de Economía, Axel Kicillof.


El gobierno espera que los usuarios acepten esa decisión -que

en promedio puede multiplicar por cuatro sus facturas- calladitos.

"No los quiero ver protestando en las calles", desafió el

ministro, en una frase entre graciosa y provocadora, fiel al

estilo descontracturado del funcionario enemigo de la corbatas.

A esta altura de los acontecimientos, los funcionarios corren

detrás de los hechos consumados, y tratan de retrotraer

remarcaciones como pueden, en una estrategia de día a día que

rinde escasos frutos.

Así, mientras el secretario de Comercio, Augusto Costa, trata

de poner en caja a laboratorios medicinales, las alimenticias le

remarcan casi todos los "precios descuidados", un ingenioso

término acuñado por la sabiduría popular que ya se escucha en las

colas de supermercados.


Son unos 10 mil productos librados a la voluntad de los

formadores de precios, y casi todos cotizan hacia arriba, salvo

contadas excepciones.

La tarea de Costa y su gente es ciclópea, pero la impresión es

que existe una problema macroeconómico que está más allá de los

controles micro que pueda aplicar el Estado.


El gobierno aún no logra convencer a los industriales de que

hay estabilidad a largo plazo, y estos remarcan a destajo.

La canasta elaborada por Consumidores Libres en supermercados y

negocios minoristas de la ciudad de Buenos Aires subió 3,96% en

febrero y acumula casi 8% en el año.

Es apenas un muestreo, pero lo interesante es que siempre se

relevan los mismos 38 productos en los supermercados Coto y Plaza

VEA, y en centros de abastecimiento de los barrios de La Boca,

Caballito, Liniers y Pompeya, lo cual permite hacer una

comparación certera.


El otro dato que arrojó ese relevamiento es que los módicos

productos que integran la canasta de precios cuidados no mostraron

variaciones en los supermercados, pero sí aumentaron en almacenes

y otro de tipo de comercios de proximidad, aquellos a los que hay

que acudir cuando ocurre una emergencia.


Uno de los problemas macro los creó la devaluación forzada por

el mercado, que orilló el 23% en enero, mientras el dólar marginal

presionaba a fondo.

Fue una clara "devaluación sin plan", que ahora Kicillof y su

gente tratan de ordenar como pueden.


El otro problema está vinculado con el desequilibrio fiscal y

la fuerte caída en el superávit comercial.

En este escenario, el jefe del BCRA, Juan Carlos Fábrega, trata

de aportar ortodoxia secando la plaza de pesos, para que esos

fondos no se terminen yendo a las cuevas a buscar dólares, lo cual

explica la baja de 50 centavos en la cotización del dólar blue en

la semana.


El Gobierno celebra esa caída a pesar de que antes ninguneó la

existencia de ese mercado. Ahora que cotiza en baja parece que sí

existe.

Es dudoso saber si el equipo de Kicillof creyó alguna vez que

con acordar 194 precios de unos 150 productos iba a alcanzar

para frenar la inflación.

Sonó más a una estrategia de marketing político que buscaba

descomprimir las llamadas "tensiones de precios", un término que

le gusta utilizar al Ministro para evitar el uso de la palabra

inflación.


Kicillof machaca con que en la Argentina no hay inflación

porque, sostiene, hay precios que suben y otros que "bajan".

Los primeros los sufren a diario los consumidores. Los otros

sólo parecen figurar en el supermercado de Parque Chas que suele

visitar los fines de semana con su changuito el ministro del que

muchos esperan milagros.

Autor: José Calero

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