Suplemento Economía

Hay reactivación, pero aún no llega al consumo

Los

cálculos del Gobierno indicaban que a esta altura del año la

reanimación del consumo sería un hecho y el humor social ya

habría comenzado a mejorar, en línea con las necesidades

electorales.

Pero con este vaticinio ocurrió lo mismo que con el famoso

"segundo semestre": nunca llegó.

Desde que asumió, el Gobierno se enredó en una sucesiva ronda

de promesas y generó expectativas superiores a las concretadas,

por no entender una regla de oro: si el crecimiento no llega al

bolsillo, sirve de poco y nada.


En lugar de salir a explicar el desquicio económico heredado

por Cristina Fernández tras casi ocho años de errores, Mauricio

Macri le perdonó la vida y creyó que con el nuevo rumbo alcanzaría

para lograr el apoyo a sus políticas.

Recién ahora que el kirchnerismo intenta el retorno a partir

de la candidatura a senadora de la ex presidenta en la provincia

de Buenos Aires, el gobierno se acordó de la herencia: tal vez sea

tarde.


Se le hace cada vez más difícil a Cambiemos pedirle paciencia a

las empobrecidas barriadas bonaerenses, cuando el Gobierno

favoreció de entrada a sectores como el campo y la minería,

profundizó el endeudamiento y aplicó un fuerte ajuste sobre los

sectores medios.

Los tarifazos dejaron exhaustos los bolsillos -sobre todo por

las alzas del gas y el agua- e inundaron de una precaución extrema

a los hogares que aún mantienen margen de ahorro.


La suba de tarifas y la apertura de las importaciones, sumada a

la perdida de poder adquisitivo, representó un golpe demoledor

para las pymes, animadoras del consumo por su capacidad de

movilizar la economía.

El Gobierno también puso en alerta a los sectores medios,

autorizando aumentos en las cuotas de las prepagas que están

dejando afuera a miles de socios.

Un dato duro: la principal prepaga del país estaría atravesando

un éxodo de asociados como no se veía desde el 2001, y algunas

fuentes del mercado de la salud aseguran que la pérdida de

afiliados es aún mayor que la sufrida sobre el final del gobierno

de Fernando de la Rúa.


Por primera vez, esa prepaga estaría teniendo muchas más bajas

que altas, lo cual refleja que la gente opta por cambiar de

prestadora porque no puede hacer frente a los aumentos en la

cuotas.

El alza en los combustibles y la apertura de un debate sobre la

edad jubilatoria suman malas noticias para un sector de la

población que todavía tiene capacidad de ahorro.


La microeconomía, tal vez subestimada por los especialistas y

los gurúes de las finanzas, juega un rol clave para la obtención

de consensos políticos.

Quiere decir que por más que el Producto Bruto haya empezado a

remontar, la utilización del asfalto sea récord o la construcción

empiece a alcanzar la cresta de la ola, si los habitantes del

conurbano profundo no pueden llevar el pan a la mesa, o comprarle

la leche a los chicos, cualquier estrategia quedará desbaratada.

Cuánto tardará en notarse en el consumo la reactivación

mostrada por sectores clave como la construcción, el mercado

automotriz y el rubro inmobiliario, es la pregunta que urge al

Gobierno nacional ante la inminencia de las elecciones

legislativas.

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, había afirmado que el

consumo se reactivaría a partir de mayo o junio del 2017, una vez

que se cerraran las paritarias.

Incluso, arriesgó que este año la mejora del poder adquisitivo

le ganará por "goleada" a la inflación.

Por ahora se está lejos de cumplir esos pronósticos, y encima

el gobierno parece sabotearse, con ejemplos concretos:


- Hizo un gran esfuerzo para lanzar, por primera vez en más de

una década los créditos hipotecarios en pesos a 30 años, y cuando

lo logró, dejó escapar el dólar de modo tal que lo que sería una

buena noticia se convertiría en un dolor de cabeza para los

tomadores de préstamos a quienes se le cambiaba una variable

clave en el rubro inmobiliario.


- Le dio un golpe demoledor a un elemento clave para mantener

niveles aceptables de consumo, como el Ahora 12, por creer que

alentando las ventas al contado los precios bajarían. Debió

rebobinar sobre la marcha, pero el daño ya estaba hecho.


Algo de razón deben tener los opositores que acusan a algunos

funcionarios de tener "poca calle", mantenerse alejados de la

realidad y desconocer las raíces del "ser nacional".

Este desconocimiento sobre aspectos clave del funcionamiento de

la economía argentina tiene consecuencias en la pérdida de

adhesiones que, según las encuestas, Cambiemos experimenta en el

conurbano y los cordones industriales en los que la metalurgia, el

calzado y el rubro textil siguen sin salir de una fenomenal caída

de ventas.


Dujovne, admite que el consumo viene "más lento de lo que nos

gustaría", pero promete que se acelerará en los próximos meses.

Tal vez por eso, una estrategia secreta recorre los pasillos de

la Casa Rosada, y empezó a ser transmitida entre los principales

referentes del empresariado, preocupados por la posibilidad de un

retorno del populismo estatista del kirchnerismo.

En reuniones reservadas, Marcos Peña, el poderoso jefe de

Gabinete, le habría dicho a las principales corporaciones

empresariales que las legislativas de este año se definirán en

octubre, cuando la economía ya esté operando en crecimiento,

también del consumo.

En lenguaje electoral, querría decir que aunque Cristina venza

en las PASO en primera vuelta, el Gobierno espera revertir ese

resultado adverso el 22 de octubre próximo, cuando se realice el

comicio decisivo que marcará la nueva composición del Congreso.

El tiempo dirá si ese pronóstico se concreta. 


Autor: José Calero

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