Suplemento Economía

Gobierno busca domar una economía revuelta

La

economía no ha dejado de deteriorarse desde que Cristina Fernández

fue reelecta presidenta y dispuso el cepo cambiario ante la

imparable fuga de capitales, mientras el pronóstico para los

próximos meses sigue siendo "reservado", con caída en la

actividad, mayor pobreza, suspensiones y despidos.

La estanflación, y el rejuvenecido proyecto de controlar los

precios endureciendo la ley de Abastecimiento, dispararon

tensiones indisimuladas con el empresariado, tal vez las más

potentes desde la pelea con el campo en 2008 por las retenciones

móviles.

También se mantiene abierto el frente gremial, ya que la CGT

liderada por Hugo Moyano y la CTA de Pablo Micheli harán paros

hacia fines de agosto para reclamar cambios en la política

económica, reapertura de paritarias y eliminación del impuesto a

las Ganancias sobre los salarios, entre otras medidas.


En tanto, las mayores regulaciones que busca imponer el equipo

económico reflejan que el programa "Precios cuidados" fracasó en

controlar la inflación, o al menos no alcanzó los objetivos

ambicionados por sus impulsores.

El gobierno considera que hace falta algo más: una herramienta

capaz de disciplinar a un sector empresarial que abusa de la

´maquinita´ de remarcar, aunque desde las cámaras patronales

responsabilizan a las alzas de costos, la emisión descontrolada,

el intervencionismo estatal y la presión impositiva como origen de

sus males.


Cuando todavía estaba fresco el cruce de declaraciones entre la

UIA y el Ministerio de Economía por el intento de endurecer la ley

de Abastecimiento, la presidenta subió la apuesta -otra vez-, y

anunció que intentaría aplicar la ley Antiterrorista a una

imprenta norteamericana tras cerrar y dejar en la calle a 400

personas.


La jefa de Estado sostiene que detrás de ese pedido de quiebra

otorgado en tiempo récord por la Justicia argentina están los

fondos buitre, y considera que el objetivo final es

"desestabilizar" al país en medio de la puja en Nueva York por la

deuda.

Hasta hace poco y nada, la disputa con esos fondos había

dominado varios meses la agenda económica y terminado en un sonoro

revés para la estrategia argentina.


Los intentos por arreglar con los holdouts encarados por

bancos locales primero y, luego, por extranjeros, cayeron en saco

roto.

Para Aurelius y NML, la propuesta realizada por las entidades

financieras internacionales fue insignificante, ya que apenas

cubría la mitad del valor de los bonos que tenían en cartera.

Los bancos, por su parte, cumplieron con las formalidades pero

intuían que la gestión estaba destinada al fracaso, porque desde

el gobierno sólo recibían señales negativas.

El capítulo de la deuda parece camino a ingresar en un

paréntesis al menos hasta fin de año, a pesar de los golpes de

efecto de última hora tratando de usar el fallo ´discovery´ para

seguir buscando activos de la Argentina por el mundo.

Esa estrategia incluye un condimento de alto voltaje político,

porque busca hacer aparecer en escena supuestos activos de

empresas vinculadas con Lázaro Báez y vincularlos con fondos

relacionados con el Estado argentino.


El intento tiene condimentos simbólicos fuertes: le apunta a

quien tal vez fue el hombre de mayor confianza de Néstor Kirchner,

próspero empresario de Santa Cruz en la última década y quien

compartió la última cena del ex presidente.

Autor: José Calero

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