Por Guillermo
Malisani, (Especial de NA). - La ola de inéditas protestas policiales no sólo puso
en jaque a las finanzas provinciales por los aumentos logrados,
sino que disparó reclamos salariales en todo el país y adelantó el
debate de las paritarias del 2014.
El conflicto policial trastocó profundamente el escenario
económico y financiero para los próximos meses: la discusión
salarial ya no será la misma que hasta hace pocos meses se
presumía.
El gran debate será a partir de ahora cómo harán las Provincias
para financiar aumentos que trepan al 50 por ciento, porque no
sólo se comprometieron a ajustar básicos sino también los demás ítem que perciben.
Si como se presumía, los gremios estatales tenían previsto
reclamar un aumento del 25 por ciento, las mejoras otorgadas a las
Policías provinciales complicaron el panorama.
Según cada jurisdicción, el piso salarial para los hombres de
uniforme subió a valores de entre 8.000 y 10.000 pesos, y entre
las que ya acordaron se encuentran Córdoba, Santa Fe, Río Negro,
Salta, Jujuy, La Pampa, Misiones, Mendoza y Buenos Aires.
Sin dudas, y aunque no esté previsto en el Presupuesto
nacional, será el Gobierno federal el que deberá asistir a las
Provincias, que apresuradas por cerrar los acuerdos ni tuvieron en
cuenta que se acercaban a un abismo.
Es cierto, la urgencia en resolver la gravísima situación
planteada por los uniformados -de alguna manera extorsiva- no
hizo más que adelantar el proceso y agrandar las dificultades
económicas.
De acuerdo con un reciente informe de la Asociación de
Presupuesto Público, las provincias cerrarán 2013 con un déficit
acumulado cercano a los 30 mil millones de pesos, según
proyecciones realizadas hasta octubre.
Como un efecto dominó, el controvertido reclamo de los
uniformados desató una catarata de exigencias: desde el pago de
bonos de fin de año hasta la reapertura de paritarias en al menos
cinco provincias.
En algunos casos, como el gremio de los camioneros de Hugo
Moyano ya venía reclamando el pago de un bono extra por 4.500
pesos, que se potenció a partir de lo sucedido con la concesión
que las provincias dieron a los pedidos policiales.
A ese planteo, se le sumaron las exigencias de gremios de
estatales y docentes de varias provincias, siendo que en cinco de
ellas ya convocaron a marchas y paros para los próximos días.
El nivel de los ajustes salariales, que no podrán ser
inferiores al 20 por ciento, tendrá dos efectos inmediatos:
volverá a generar desacoples en cuanto al Impuesto a las Ganancias
y derivará en una preocupante presión inflacionaria.
Para el INDEC, la inflación anual se ubicará en torno al 10 por
ciento, pero para las consultoras privadas, el número rondará el
30 por ciento, una cifra a la que apuntarán los gremios para
justificar los aumentos.
INCIPIENTES DATOS
ALENTADORES
La llegada de dólares por la operación entre YPF y Chevron y la
decisión de las cerealeras de liquidar en el corto plazo unos
1.500 millones de dólares, ayudaron al Banco Central a frenar la
preocupante sangría de reservas de los últimos meses.
Inclusive, la entidad que ahora preside Juan Carlos Fábrega
logró sumar reservas y, por otra parte, aceleró la devaluación del
peso para reducir la brecha entre el dólar oficial y el paralelo.
"Por más que aumenten la devaluación, la baja de la brecha no
se sostiene si no se frena la pérdida de reservas y no se compensan
los pesos que hay en el mercado", advierte el economista Dante
Sica.
Con todo, los datos recientes le dieron un respiro a la batalla
que venía dando el Central, sobre todo en un mes muy complicado
porque la presión sobre el dólar es mayor ya que mucha gente viaja
al exterior por el inicio de las vacaciones.
"El año termina con más crecimiento, más explicado por factores
externos que por la cosecha, la mejora de Brasil que empujó la
industria automotriz, pero con una sensación en la calle de
que no hubo mejoras y que la inflación los golpeó", sostuvo el
economista.