La semana última, en la sección Al Volante, de La Nación, se hizo referencia al sistema de frenos ABS, uno de los elementos que desde el 1 de enero de 2014 deberá equipar obligatoriamente a todos los vehículos 0 km que se vendan en nuestro país. Otro de los elementos que serán también obligatorios son los airbags frontales, para conductor y acompañante. El airbag, o bolsa de aire, es un dispositivo ideado para evitar lesiones graves en caso de accidentes. Sin embargo, hay muchos mitos alrededor del dispositivo e incluso hay quienes opinan que es peligroso.

Para empezar hay que decir que en caso de choque el airbag no es una mullida bolsa de aire que se despliega suavemente; por el contrario, la bolsa se infla en su totalidad en apenas 50 milisegundos. Sólo así cumple la función de que el cuerpo no se impacte contra el tablero o el volante del auto. Por eso mismo, esa inmensa velocidad a la que se expande, es imprescindible llevar siempre puesto el cinturón de seguridad. Airbag y cinturón forman un conjunto que trabajan de forma coordinada. Pero, ¿el airbag es peligroso? Sí, si se lo usa mal. Hace algunos años, el Instituto de Emergencias Médicas Ronald Reagan y el Centro Nacional de Análisis de Accidentes, dependientes de la Universidad George Washington, determinaron cuándo el airbag puede ser peligroso. Las conclusiones fueron la siguientes:

Cuando se usa una butaca para bebé en el asiento delantero o cuando viajan menores de 12 años en el asiento delantero puede ocasionar lesiones severísimas. Para personas que, por sus condiciones físicas, no puedan sentarse a más de 24,5 cm del volante. Para personas con escoliosis, acondroplasia, síndrome de Down o inestabilidad atlantoaxial, que no pueden mantenerse rectos contra el respaldo y a más de 24,5 cm del airbag). Entonces, el airbag puede salvar nuestra vida siempre que usemos también el cinturón de seguridad. Y nunca, pero nunca, llevar a un menor en el asiento delantero.