Por REDACCION
Por The New York Times. - La mujer de 65 años se agacha en un campo y sostiene una cabeza de repollo. Detrás de ella, dos amigos se balancean de un lado a otro, con pepinos y rábanos en las manos. “Este repollo podrido, saquémoslo, comámoslo, consigamos algo de libertad alimentaria”, rapea Guo Yifen, la mujer del repollo, con voz grave y chirriante en la canción “El auténtico rap de la olla picante”.
El trío, conocido como “Sister Wang Is Coming”, es viral por compartir videos alegres en Douyin, la versión china de TikTok. Guo y sus compañeras musicales, Wang Shuping, de 64 años, y Wang Xiurong, de 66, tienen más de medio millón de seguidores que ven sus videos musicales relacionados con la comida, con temas como “Hongos fritos” y “Rap de la comida de campo”.
El grupo forma parte de un número creciente de chinos de edad avanzada que han encontrado el éxito viral compartiendo su vida cotidiana en línea (online). En este rincón del internet chino, los octogenarios cantan, los septuagenarios bailan tango y los canosos fanáticos de la moda se pavonean por las pasarelas y ofrecen consejos de maquillaje a millones de admiradores. Incluso hay un hombre de 86 años que se limita a jugar videojuegos como Call of Duty.
CLAVES DE LOS ABUELOS
INFLUENCERS
Con más de 260 millones de residentes mayores de 60 años, China tiene la mayor población de ancianos del mundo, y la que crece más rápido. Casi la mitad de ellos están online, donde algunos optan por vivir sus sueños profesionales, mientras que otros simplemente se divierten.
Muchos encuentran compañía a través de sus seguidores, un antídoto para una vida que, de otro modo, sería solitaria. Forman parte de una nueva generación de jubilados chinos que tienen menos nietos que los anteriores, así como la libertad financiera para dedicarse a sus aficiones y compartir sus experiencias en línea.
Los cantantes, bailarines y celebridades accidentales forman parte de una comunidad global de personas mayores que han adoptado los altibajos de las redes sociales.
En China, los influencers están ayudando a desafiar un estereotipo especialmente arraigado que espera que los abuelos se queden en casa o ayuden a cuidar de sus familias limpiando, cocinando y cuidando a sus nietos, mientras sus hijos adultos trabajan. Para algunos jubilados, los nietos no son un factor en absoluto, pues cada vez más jóvenes chinos rechazan el matrimonio o deciden no formar una familia.
“Miramos la vejez de nuestros padres y pensamos que tenemos que vivir de otra manera”, comentó Sun Yang, de 66 años. Exprofesora de inglés que se jubiló hace más de una década, Sun y tres de sus amigas son influencers de moda que responden al nombre de “Glamma Beijing”. En sus videos, modelan ropa vintage y moderna, y entrelazan recomendaciones de estilo con consejos cotidianos sobre la vida.
“Lo que hacemos ahora es algo con lo que solo podíamos soñar cuando éramos jóvenes”, afirmó. Muchos de los más de dos millones de seguidores de Glamma Beijing tienen entre 50 y 60 años. Pero también los hay más jóvenes, que preguntan a las mujeres sobre la escuela y las citas. Algunas dicen que los tutoriales les ayudaron a superar su miedo a envejecer, señaló Sun.
La independencia es un tema común en muchos de los videos de las influencers, pues se oponen a la idea de que las personas mayores deben quedarse en casa y ayudar a criar a la siguiente generación después de jubilarse.
AL RITMO DEL RAP
Y DE LA SOCIEDAD
En los videos musicales de Sister Wang Is Coming, Guo y sus amigas corren por el campo, haciendo bromas unos a otros, o se tumban en la hierba y sueñan despiertos. Rapean de su amor por la cocina y la comida. Es un mundo alejado de las rutinas diarias que tenían antes cuando eran madres y esposas con hijos que criar y maridos que alimentar.
“Los tiempos están cambiando”, aseguró Lin Wei, de 67 años, otra Glamma y antigua enfermera que ha prometido mantenerse activa en su vejez. “Tenemos que seguir el ritmo de la sociedad e integrarnos en ella”.
Para las abuelitas raperas y aficionadas a la comida que viven en un pueblo cercano a Pekín, los videos empezaron como una forma de pasar el tiempo durante la pandemia. “Solo eran para divertirse y hacer el ridículo”, comentó Wang Shuping. Cuando el hijo de Wang, Ren Jixin, vino de visita durante las vacaciones del Año Nuevo Lunar, pensó que podría ayudar a las mujeres a pulir su actuación.
“Cantamos fuera de tono. No tenemos oído para la música”, afirmó Guo. Ren, compositor de documentales, sugirió que el trío rapeara en lugar de cantar, y empezó a escribir las letras para el grupo. Este año, cientos de miles de personas empezaron a seguir su cuenta de Douyin. Ren volvió a casa y ahora pasa varios días a la semana escribiendo, ensayando y filmando.
“Es un ejercicio para nuestro cerebro”, explicó Guo sobre el contenido que crean, pero también implica dinero. A través de su cuenta de Douyin, Sister Wang Is Coming obtiene cerca de 1400 dólares al mes. No es suficiente para vivir, pero a medida que crece su base de admiradores, han generado más interés por parte de las empresas que quieren anunciarse con ellos.
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