Por REDACCION
Si algo han dejado claro los diseñadores esta temporada es que los patrones de belleza han cambiado o, al menos, parecen estar menos estereotipados: modelos con síndrome de Down, vitíligo, dientes torcidos o incluso mujeres con discapacidad, se han subido a las pasarelas durante estas últimas semanas. Algunos pueden ver simple llamada de atención; otros, un cambio real de tendencia a la hora de exhibir sus piezas en mujeres reales.... Dentro de todo este debate, destaca el trabajo de una diseñadora e ilustradora con sangre española y nacionalidad americana, Elisa Rodríguez-Vila, que ha convertido en iconos de moda a mujeres con un gran impacto social. ¿Comienza una nueva era?
Elisa, de padres españoles, vive y trabaja en Miami para el canal de comunicación Fusion, medio estadounidense dirigido a jóvenes de entre 18 y 35 años, como diseñadora e ilustradora. Hace unos meses, Céline sorprendía eligiendo a la escritora Joan Didion como imagen de su campaña de gafas de sol y esta foto fue el punto de partida para que Elisa se preguntara qué pasaría si las casas de moda rechazaran a super-modelos y eligieran, en cambio, a super-mujeres para sus campañas. "Cuando vi a Joan Didion para Céline me sorprendí. Y esa reacción me hizo pensar qué demonios ocurría en nuestra cabeza si nos sorprendíamos por ver a una mujer elegante, inteligente, estilosa y tan estupenda como Didion al frente de la campaña de una prestigiosa marca en vez de a la modelo veinteañera de turno".
Dicho y hecho, Elisa empezó a maquinar campañas "ficticias" en las que la imagen fueran mujeres aspiracionales a las que, realmente, querer parecerse por algo más que un físico bonito. "Me atraía la idea de crear una realidad alternativa, quería hacer un experimento visual para ver cómo reaccionaba la gente si las grandes firmas hicieran 'castings' parecidos a los de Céline". En su artículo para la revista 'Fusion', cruzó a personalidades femeninas como Malala con Louis Vuitton; a la transexual Laverne Cox, famosa por su papel en la serie 'Orange is the new black', con Versace; a la escritora feminista Roxane Gay al frente de Saint Laurent; a Ruth Ginsburg, miembro del Tribunal Supremo de EE. UU. y máxima defensora de los derechos de la mujer, con Chanel o la pionera del béisbol femenino Mo'ne Davis con Céline. "Escogí a propósito mujeres que causaran controversia, quería reflejar lo uniforme y sectaria que es la industria de la moda y cómo nos hemos acostumbrado al único 'status quo' posible: el 90-60-90". Por eso, Elisa hizo una selección entre más de 30 mujeres a las que admiraba, ejemplos femeninos que "no se definen sólo por lo físico sino por que son mujeres inteligentes y meritorias que pueden inspirar a la gente joven a ser quienes son o quieren ser".
Tras la publicación de su artículo 'What if all the major fashion brands ditched supermodels and hired super women instead?', muchas fundaciones y organizaciones que trabajan en el ámbito de los derechos de la mujer se han interesado por el trabajo de Elisa. De hecho, días después, JCrew fichaba a la icónica nonagenaria Iris Apfel como imagen. "El éxito de Cèline con el fichaje de Joan Didion se está notando, las marcas se han dado cuenta de que no tiene sentido excluir a mujeres mayores de 30 años en su publicidad, pero también hay que enterrar otros estigmas como el peso o la condición sexual".
Tal como plantea Elisa, es probable que estemos comenzando una nueva era en la que la moda sexualice cada vez menos a la mujer y deje de ser un grueso muro para millones de adolescentes y jóvenes, "nos marcamos unos ejemplos de belleza que son inalcanzables, son una falsa perfección y las marcas deberían darse cuenta de que las mujeres reales queremos vernos de vez en cuando reflejadas en sus anuncios".
Curiosamente, la industria de la moda es la única en la que aún no dominan los hombres y, aún así, es la que más exclavizada tiene la imagen de la mujer. "Dejemos de ver a las modelos como objetos de belleza, puede que las jóvenes quieran parecerse más a Joan Didion que a Gisele Bündchen y, con esto, no quiero decir que las modelos sean idiotas o poco interesantes pero sí que se las deje de tratar como si fueran la tabla de medir".
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