Por REDACCION
Por Mario Cabrera
“Los entrenadores -dijo el italiano Giovanni Trapattoni- son como el pescado: pasado un tiempo, empiezan a oler mal”. No importa si el campeonato es corto o largo, los directores técnicos son los fusibles que saltan cuando el equipo pierde. Y por eso se dice que ser director técnico de fútbol es el peor oficio del mundo. En el deporte más lindo y apasionante del planeta, no hay tarea más inestable que la de dirigir a un equipo, al menos en Argentina, donde en promedio, un entrenador dura 45 partidos en un equipo.
Y también se determinó, a través de un estudio, que la del entrenador es una de las tres profesiones más estresantes que existen. De todos modos, y más allá de estos aspectos, el entrenador de fútbol tiene el privilegio de hacer lo que le gusta y también es justo decir que es un laburante que pone el cuerpo y sus manos en favor de un club. Es una profesión compleja, porque si gana es reconocido y puede cotizarse, y cuando sus equipos no alcanzan el triunfo se devalúa y pierde reconocimiento. Es la lógica que impera en un fútbol cada vez más mercantilizado.
"Uno es un apasionado del fútbol. Lo he vivido de chico con la carrera de mi papá (Roberto), en donde lo he acompañado en su carrera en su totalidad. Obviamente, después me tocó iniciar la carrera en lo personal como futbolista y ahora transitando esta etapa de técnico hace ya casi 5 años. La verdad que es una carrera apasionante y uno la vive con mayor intensidad", le comentó a LA OPINIÓN el entrenador de Atlético de Rafaela, Ezequiel Medrán, acerca de su elección de continuar trabajando en el fútbol luego de su brillante carrera como jugador (Atlético de Rafaela, Boca Juniors y Cerro Porteño, entre otros). "¿Si me costó tomar esa decisión? Cuando sufro mi primera lesión importante en mi carrera en la rodilla, a los 30 años, uno se preguntaba cómo iba a volver de esa lesión. Y allí empezó la carrera. Mi posición en el arco ha hecho que me guste demasiado lo táctico y lo estratégico, mirar y observar al fútbol desde atrás. Ahí empezó a apasionarme la parte táctica, la estrategia de juego y las situaciones. Y a medida que fui avanzando en cuanto a edad y se acercó el retiro, donde me tocó afrontarlo a los 36 años y manteniéndome bien desde lo físico, las lesiones adelantaron tal vez el proceso del retiro. Una vez que se dio esta situación, tomé mi primera experiencia junto a Lucas Bovaglio, en donde me tocó estar en la formación de los arqueros. Pero cuando me sumé a trabajar con Lucas, claramente le dije que mi intención era dirigir y que cuando se me presentara esa oportunidad la quería tomar. Hasta que se dio esa primera posibilidad en Salta con Central Norte, donde nos fue realmente muy bien durante 3 años y medio".
LAS PRESIONES Y EL ESTRÉS
Acerca de cómo maneja las presiones que implica esta clase de trabajo y cómo es vivir sometido al estrés permanente de ser despedido, el DT albiceleste destacó que "la parte técnica es totalmente diferente a la del jugador, en donde parecería que fuera otro trabajo. Y te demanda todo durante todo el día. Uno se levanta a las 6 de la mañana y te acostás a dormir a las 10 de la noche. Es un trabajo constante, y las vacaciones prácticamente no existen porque siempre seguimos trabajando, pero tengo que decir que disfruto de ser entrenador de fútbol. Porque es apasionante, vibrante, pero consciente de la exigencia que requiere el cargo. A medida que uno va avanzando y progresando y va teniendo un cargo más importante, tiene más demandas y exigencias y vamos aprendiendo a convivir con esas situaciones. En el arco, como jugador, antes uno dependía de sí mismo más allá de que había todo un trabajo colectivo. Pero hoy tenés a cargo a 30 jugadores, un cuerpo técnico, utilería, directivos, el hecho de convivir con la prensa, con los hinchas y uno ya está adaptado. Igualmente, uno continúa aprendiendo día a día. Como jugador no dejé de aprender hasta el último día y hoy como técnico siento lo mismo". Y luego, el ex arquero acotó: "Ya hemos visto que en lo que va de la Primera Nacional, en 11 fechas ya se han quedado sin trabajo 15 entrenadores. Es una triste realidad, pero no me desenfoco en cuanto a la preparación y el trabajo. Obviamente, convivimos con el resultado, pero si uno se va para ese lado creo que te limita a la hora de tomar decisiones o planificar. Pero nosotros tenemos un convencimiento de una manera de trabajar, y que como todo, seguimos aprendiendo junto con todo el equipo dentro de una gran convivencia para poder entendemos y potenciarnos a la hora de tomar decisiones y así poder disfrutar de un buen presente, como por ejemplo estamos viviendo en Atlético de Rafaela". Y al toque, el técnico albiceleste ahondó en detalles sobre la desaparición de la palabra 'proyecto' en nuestro fútbol. "No se habla más de proyecto en el fútbol por los tiempos, porque uno ve que los resultados mandan cada vez más y todo se va haciendo muy vertiginoso. Pero no tengo dudas de que el fútbol va de la mano de cómo se vive en la sociedad, todo cada vez más drástico, en donde de ser el mejor del mundo al otro día podés pasar a ser el peor".
El lado B del oficio es también que un técnico que acumula derrotas, que hilvana experiencia sin resultados, es capaz de volver a conseguir trabajo. "Es una realidad que también nos toca vivir a nosotros como entrenadores, y también pasa lo mismo con los futbolistas. Ahí entra la parte de la psicología, donde tenemos que estar todos enfocados dentro del mismo proyecto. Igualmente, si los resultados no se te dan, siempre se van abriendo puertas en otros clubes, y a la vez hay cada vez más entrenadores. Con Bovaglio tuve que hacer mi primer aprendizaje para olvidarme un poco de la parte del arquero y empezar a convivir en un vestuario con el cuerpo técnico. Después llegó esa primera experiencia en el Argentino B donde se logró el ascenso con Central Norte, consolidar luego al equipo en el Federal A con un protagonismo importante en la categoría. Y cuando llegó la posibilidad de disputar un Nacional B y con Atlético lo tomé con un doble desafío personal, el hecho de pegar ese salto de calidad y en el club en el cual tuve el honor de debutar en el profesionalismo como jugador", aclaró Medrán.
EL TRABAJO EN EQUIPO
Para lograr un cierto equilibrio, el entrenador no está solo. A su alrededor hay una estructura sostenida de su trabajo, de su nombre. Una especie de PyME del fútbol en la que hay ayudantes de campo, preparadores físicos, psicólogos, a veces entrenadores de arqueros y ahora analistas de videos. "Un día normal nuestro es levantarse a las 6 AM, venir luego al predio a trabajar con los jugadores y por la tarde nos volvemos a reunir con el cuerpo técnico en casa para continuar planificando el resto del mes y lo que se viene por delante. Y ya a la tardecita, alrededor de las 20, buscamos la nena al jardín, compartimos algunos momentos con la familia, cenamos y luego nos acostamos a descansar hasta las 6 AM del otro día. Igualmente, en el medio hay muchos llamados en donde hay que resolver diferentes situaciones", destacó el hijo del "Beto". Y en relación al trabajo en equipo, el rafaelino acotó que "en este proceso se sumó Iván Quadrini a trabajar como asistente, seguimos con el Profe Nicolás Salvá, ya desde nuestro proceso en Salta, después lo sumamos a Carlos Machado en el tema del videoanálisis. También contamos con el Gare Eduardo Gentile, que es un profe histórico del club, con Marcelo Ratti, que es un entrenador de arqueros del club. La convivencia entre todos es muy buena, me gusta trabajar en equipo, les doy libertad para que puedan tener su mejor versión para que se potencien alineados a una manera que veo y siento el fútbol. Y luego tratamos de transmitirle ese mensaje a los jugadores y en nuestra manera de competir, donde nos gusta tener un equipo que sea intenso, agresivo, que tengan actitud, que jueguen. Uno trata de inculcar eso y para poder llevar a cabo eso tenés que tener gente alineada a lo que uno pretende. Y la verdad que hoy por hoy, estamos muy bien y trabajamos muy cómodos en Atlético".
¿ALFARISTA O SIMEONISTA?
A algunos técnicos los llaman defensivos y a otros líricos, a unos les hicieron fama de sacapuntos y otros se ganaron que los llamen vendehumo. Están los tacticistas, los obsesivos, los motivadores, los ultraofensivos, los jugadoristas, los gritones, los reflexivos, los tecnológicos y los bohemios; están los que admiran la escuela holandesa y los que crecieron bajo el sistema de riego bielsista. Aunque ningún muro en el fútbol argentino se levantó tan grande como el que separó a las repúblicas menottistas y bilardistas, una nomenclatura que todavía se utiliza para establecer estilos. Pero cuando se barren esas diferencias, lo que queda es lo mismo, casi un consenso: un sistema que sube y baja entrenadores sin otra variable más que la del resultado, y siempre inmediato, nunca de largo aliento.
"Es difícil decidir qué clase de técnico soy. Pero te puedo decir que soy muy trabajador porque me gusta el trabajo, la responsabilidad, el compromiso, la entrega. Soy muy apasionado a este deporte y lo viví desde muy chico. Para mí, la vida es el fútbol. Obviamente, soy muy familiero, pero en la familia el fútbol está todo el día. Es difícil de definirme como entrenador, pero me considero un amante a este deporte. De todos modos, uno analiza a grandes entrenadores de basquet, de voley, de fútbol porque es un aprendizaje constante de todo, porque todos te dejan sus vivencias y mensajes que tal vez se pueden adaptar a distintas situaciones que uno va sufriendo. Y si hablamos de referentes, Gustavo Alfaro me ha marcado mucho en mis inicios y yendo al nivel europeo, la línea del Cholo Simeone es por ahí lo que uno va tratando de seguir. Uno debe ser auténtico en este trabajo, pero sí hay referentes puntuales que uno va viendo a la hora de competir de sus equipos", aclaró Medrán.
CLAVES PARA SER UN BUEN DT
Para Medrán, "el trabajo, fundamentalmente, el seguir preparándose día a día y las convicciones son determinantes, ya que los jugadores constantemente te siguen pidiendo más recursos. Y uno tiene que brindárselos para que puedan tener más herramientas a la hora de definir situaciones. Y uno tiene la ilusión de seguir avanzando, de poder llegar a la primera división y Dios quiera que sea con Atlético de Rafaela. Uno siempre se pone objetivos, a corto, mediano y largo plazo, pero lo más importante es estar enfocado en esto".
Y por último, Medrán cerró esta charla en homenaje al día del trabajador con un un mensaje para los jóvenes que aspiran a incursionar en este carrera."Que se preparen, porque los que tuvieron la experiencia de ser jugador de fútbol y luego quieren empezar a dirigir son dos cosas totalmente diferentes. Uno tiene que estar preparado para manejar un grupo, para planificar, rodearse bien, tener un buen equipo de trabajo, generar un buen clima y ambiente de trabajo y estar alineados con los directivos, utilería, cuerpo médico y empleados del club para potenciar lo que uno va haciendo. Y claro está, dedicarle mucho tiempo de trabajo más allá de que los resultados a veces no acompañen.
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