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SUPLEMENTO ESPECIAL Lunes 25 de Mayo de 2015

¿Cómo se celebró en Rafaela el 25 de Mayo en el año 1965?

En otro tiempo, los actos oficiales de Rafaela se realizaban frente a la Jefatura de Policía donde se encuentra el mástil mayor.

REDACCION

Por REDACCION

Recurrimos al Archivo de Diario LA OPINION para recordar cómo se conmemoró esta fecha patria hace 50 años. Ese día las autoridades de la ciudad se congregaron junto a los alumnos de los distintos establecimientos escolares. El discurso oficial fue pronunciado por el Dr. Enrique Carbajo, docente del Colegio Nacional y de la Escuela de Comercio, que no desentonaría si es pronunciado en este 2015. Lo que sigue es la crónica de aquel 25 de Mayo de 1965, cuyo título fue: "Numeroso Público Asistió al Acto de la Efeméride".



El tradicional lugar de la plazoleta frente a la Jefatura de Policía fue escenario ayer para el desarrollo del acto patriótico conque nuestro pueblo recordó con numerosa y entusiasta asistencia, el 155º aniversario de la Revolución de Mayo.

Al acto oficial organizado por la Municipalidad asistieron las autoridades de la ciudad; entre ellas, el Intendente Municipal, Jefe de Policía, Obispo de Rafaela, Cura Párroco de la Parroquia San Rafael, Jefe del Distrito Militar 37, presidente del Concejo Municipal, jefes de distintas reparticiones públicas, concejales, secretarios municipales y de la policía.

La ceremonia comenzó a las 10,10 con el izamiento de la bandera; a continuación la banda de música ejecutó el himno nacional que coreó el público; luego pronunció un discurso alusivo el profesor del Colegio Nacional, doctor Enrique Carbajo; el Sr. Intendente en nombre de la ciudad, depositó después una ofrenda floral junto al busto del general Manuel Belgrano, distante a pocos metros del palco oficial; por último desfilaron por avenida Santa Fe, desde la Jefatura hasta la plaza 25 de Mayo, parte de los escolares de la ciudad, desfile que cerró una formación de jinetes y amazonas que culminó la marcha con honras al general San Martín, en cuyo monumento fue depositada una ofrenda floral.

La comitiva oficial que hizo la recorrida de a pie hasta la plaza junto con el público, a las 11,15 asistió a la Catedral, donde el Obispo de Rafaela ofició un tedeum.


ASISTENCIA ESCOLAR

Hace varios años en esta ciudad la celebración de cada aniversario de la Revolución de Mayo tenía un especial lucimiento; el programa oficial incluía en todos los casos un desfile de la tropa policial, de las conscriptos del Distrito Militar 37 y de los escolares; el número de los efectivos policiales y militares siempre fue reducido, pero en cambio demandaba un buen tiempo el paso del alumnado de las distintas escuelas de la ciudad, denotando sus formaciones y su paso militar, participación, disciplina y trabajo de ensayo de varias semanas.

En ese sentido, fue pobre la manifestación del 25 de Mayo de este año, como había ocurrido en los últimos anteriores. De ninguna manera la asistencia de escolares estuvo de acuerdo con la cantidad de establecimientos primarios y secundarios de la ciudad, y si no debe ser detalle alarmante el hecho que el forastero que asiste al acto, no pueda tener una impresión más o menos exacta de la población rafaelina que asiste a la escuela, importa sí que los alumnos participen de una manifestación de fervor cívico del que instantáneamente deben nutrirse las nuevas generaciones.

Y hay motivos, para esa deserción escolar al acto anual de evocación del 25 de Mayo de 1810. Están en plena vigencias las resoluciones ministeriales números 717 y 1325 del año 1962 que determinan que “las celebraciones escolares de los días 25 de Mayo, 20 de Junio, 9 de Julio y 17 de Agosto se realizaran en la mañana de esos mismos días: “que los establecimiento con turno nocturno y los dependientes del Consejo Nacional del Menor y del Servicio Nacional de la Enseñanza Privada, podrán celebrar esas fiestas el día hábil anterior”; “que las autoridades de los establecimientos educativos quedan autorizados a disponer la participación del alumnado en los actos populares de sus respectivas jurisdicciones en las fechas señaladas, que no interfieran la realización del acto escolar”.

Con la lectura de la reglamentación precedente, se halla explicación a lo ocurrido el martes; mientras en el acto oficial frente a la Jefatura de Policía, muchas escuelas sólo estaban representadas por celebraciones en algunos establecimientos, el grueso del alumnado participaba en la misma escuela de su acto alusivo; tal el caso del Colegio Nacional.

Se estima que habría que rever estas resoluciones; el acto público oficial debería alcanzar el mayor lucimiento con la presencia más numerosa posible del pueblo; y ese pueblo justamente tiene con la práctica actual, la menor representación de ese sector de la población que es la esperanza del mañana, los escolares.

Los argumentos de que la preparación de un desfile restan muchas horas hábiles al programa escolar anual son atendibles. Pero es que el desfile escolar no debe ser militar, bastaría que con disciplina los niños y jóvenes de cada establecimiento educacional concretaran una adhesión fervorosa a un acto cívico que recuerda toda la ciudadanía.


DISCURSO DEL DR.

ENRIQUE CARBAJO

"Autoridades civiles, militares y eclesiásticas, señoras y señores. Marcado honor significa para mí, haber sido designado por el Colegio Nacional y las autoridades de mi ciudad, para dirigíos la palabra, en este día de recordación de la más significativa de las efemérides patrias. Pero al levantar mi voz en tan solemne circunstancia, no sentiría plenamente satisfechas mis inquietudes ciudadanas, si hubiera de concretarme tan sólo, a la recordación de la fecha con la simple frase que intentara engalanar un episodio ocasional. No quiero caer en una exposición exclusivamente orientada y que esto sea una conmemoración protocolar más, de un hecho del pasado. Pasado, al que debemos sin duda sentirnos unidos por los más estrechos lazos de la argentinidad; pero no para descansar en la gloriosa y permanente etapa de la independencia; no para refugiarnos en la ejemplar conducta de los próceres, que impulsaron e hicieron posible nuestra emancipación; no para vivir en la pasividad evocativa; no para sumergirnos en la añoranza de esa conjunción de glorias, como intentando formar conciencia de que todo está logrado y que esta generación, para cumplir con la etapa de la historia que me toca vivir, le basta con rendir homenajes de patrióticos, aspectos. No señores; no me atrevería a hacerlo; y no porque crea que debemos desentendernos del pasado, sino porque creo y afirmo que lo pretérito debe servirnos de cimiento, apoyo e inspiración, para edificar en lo presente y para proyectarnos en el futuro con la fuerza y el aplomo reservados para los que creemos en las posibilidades de un mañana luminoso y feliz. Siento señores la exaltación de mi espíritu y la contemplación meditada del caos en que está sumido nuestro mundo, de la tragedia que viven las hermanas de América Latina y la angustiosa incertidumbre que oscurece el futuro de la humanidad. Me mueven a levantar mi voz de alerta, para conmoveros y preocuparos ante un planteamiento, que está exigiendo que cambiemos el rumbo, que reencaucemos nuestra acción en un plan de nuevas tónicas, de nuevos propósitos, informados de sinceros sentimientos de generosidad, de renunciamientos, de trabajo, de esfuerzo, de optimismo, de fe y de verdadero patriotismo. Cuando los hombres de Mayo nos dejaron su herencia de libertad, debieron confiar, en que generaciones sucesivas serían custodias celosas de aquel patrimonio invalorable. No podemos defraudarlos. Enfrentemos la realidad presente con firmeza y dignidad; no volvamos cobardemente las espaldas, a las serias dificultades que nos acosan; no busquemos la culpabilidad de unos, ni la concupiscencia de otros, para justificar nuestra cómplice debilidad. Levantemos la mira, depongamos intransigencias, olvidemos agravios, estrechemos filas, aunemos ideales, fortalezcamos en la conjunción de afanes superiores de patria, de paz... de hermandad internacional. El milagro se ha de producir, pero sólo con la presencia de tres factores irreemplazables: el amor la esperanza y la perfección en el concepto de justicia.

Sólo así evitaremos caer en las redes de regímenes cuyas esencias contrastan con nuestro origen, tradición y destino. Y nuestro destino, señores, es la libertad, porque vivimos desde nuestro origen, nos postulamos de la libertad, porque esa es nuestra breve historia. Es una reafirmación de nuestra voluntad de ser libres. Esta suprema determinación, nos inspiró en una trayectoria inmaculada de celosa custodia de lo nuestro y de inalterable respeto por la libertad e independencia de los demás pueblos del orbe en especial de nuestros hermanos de América, hasta alguno de los cuales, llegó la acción inspirada del más grande de los héroes militares de América, el Gral. San Martín. Hoy que ungidos de fervor patriótico, festejamos un nuevo aniversario de nuestra independencia, un velo de tristeza y una inquietud de futuro, amengua las dilatadas proyecciones de nuestra fecha patria. Es que otra hermana de América se debate en la tragedia tremenda de la guerra interna. Y si es así como veo el espectáculo de la lucha fratricida, es aún más grave el riesgo inminente de que los mismos factores que precipitaron el drama Dominicano, tiñan de rojo las sendas por donde transitan confiadas y displicentes otras naciones de América. Pero cómo prever o impedir o desterrar los elementos desencadenantes. En primer término, ubicándolos y conociéndolos en segundo término; señalan dolos con valor y en ese término, combatiéndolo con decisión y firmeza. Todos, gobierno, fuerzas armadas, iglesia, partidos políticos, padres, maestros, felicidad del pueblo; debemos concurrir sin renunciamientos a esta esforzada tarea cuyo éxito depende, de la convivencia pacífica de la libertad y la vida misma. A la juventud, concreción límpida del amor, esperanza renovada de la humanidad, conjunción divina de ilusiones, de pujanza, de inquietudes sanas, es a quien confiamos nuestro maltrecho patrimonial de familia, de sociedad y de patria, profundamente identificados con sus posibilidades de mañana y afanosamente en la culminación exitosa de su gestión futura. Para ello, debemos acompañarlos, debemos orientarlos y debemos estimularlos para que no se malogre esta vivida simiente en quien todos sin excepción debemos depositar la esperanza y la fe de un futuro mejor. Así haremos patria, ¿señores, así honraremos, las figuras de nuestros próceres; así cumpliremos con los sagrados principios de Dios...? Desde el hogar, desde la escuela, desde el gobierno y la recordación de las efemérides patrias y la evocación de los héroes civiles y militares que concurrieron a plasmar una patria libre".

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