Por REDACCION
Por Guillermo
Malisani
El temblor que sacudió esta semana el mercado
cambiario y llevó al dólar blue a 15 pesos, hizo a recordar los
días más aciagos de enero y abrió un interrogante acerca de los
próximos pasos que deberá tomar el Gobierno para descomprimir
tensiones.
Desde junio último, cuando la Corte de los Estados Unidos
rechazó tomar el caso judicial que enfrenta a la Argentina con los
fondos buitre, todo parece haber empeorado.
Desde aquel momento se profundizó la caída en la producción
industrial -que un reciente informe privado la ubica en el 6%-, se
recalentó el mercado cambiario, se mantuvo la tendencia alcista de
los precios y se agudizó la hostilidad de los fondos buitre contra
la Argentina.
En medio de ese clima, el litigio judicial con los fondos
buitre tuvo otro capítulo en los tribunales norteamericanos, donde
parece difícil tener alguna razón.
Allí, ante un pedido del Citibank para saber qué hacer con
futuros vencimientos de deuda, la Corte de Nueva York evitó
adoptar un pronunciamiento y devolvió todo al juez Thomas Griesa,
que hace tiempo se convirtió en una pesadilla para el Ejecutivo.
Difícilmente, el magistrado pueda tener una postura favorable y
es por eso que la Argentina, aunque haga el depósito, no podrá
conseguir que los bonistas cobren los 200 millones de dólares que
vencen el 30 de septiembre.
Fiel a su estilo, el Gobierno redobló la apuesta y acusó del
clima de incertidumbre a una conspiración encabezada por la
embajada de los Estados Unidos y los fondos buitre, con la
colaboración de una empresa aérea y algunos representantes
nacionales.
Sin vueltas, Cristina Kirchner denunció que los fondos buitre
buscan desestabilizar el Gobierno y propiciar un clima de
incertidumbre.
Días atrás les había apuntado a las cúpulas gremiales de haber
estado alentando inestabilidad social y levantamientos, a partir
de su viaje al Vaticano.
El mayor sacudón se sintió en el mercado cambiario: el dólar
blue alcanzó una marca histórica de 15 pesos y una brecha
irrespirable de casi 80% con el valor oficial de 8,44 pesos,
generando mayor presión y riesgo de devaluación.
Esta vez, el Gobierno parece decidido a plantarse y evitar
bruscos cambios en la divisa para que no termine impactando en los
precios.
Al fin y al cabo, la devaluación del 23% que sufrió el peso en
enero afectó a los sectores más desprotegidos de la sociedad y no
mejoró la supuesta "competitividad" argentina.
"A 15 pesos es un dólar caro", aseguró la economista del
estudio de Bein Marina Dal Poggeto, y aclaró que se trata de "un
mercado pequeño".
La especialista dijo que "dada la situación de las reservas, lo
que miran los mercados es la solvencia y otros miran el vaso medio
vacío".
La sensación es que el valor del blue está inflado y refleja la
situación general del país, pero de cualquier manera repercute y
distorsiona la economía.
A tal punto distorsiona, que en la primera quincena de
septiembre se vendió más cantidad de dólares a través del sistema
oficial que en agosto, el mes de mayor comercialización de divisas
desde que se implementó el sistema en enero.
El enrarecido clima cambiario que se vivió toda la semana no
impidió al Gobierno seguir adelante con el proyecto de ley
-aprobado por el Congreso- que modificó las normas sobre
abastecimiento y consumo, duramente criticada por las cámaras
empresarias.
En un principio, las entidades que agrupan a los principales
grupos empresarios advirtieron que la nueva legislación sería un
golpe durísimo para las pymes, por lo que el Gobierno decidió
excluirla.
Ahora, la advertencia de los empresarios está dirigida a que el
Gobierno pretende, con esta ley, salir a confiscar los silobolsa
que los productores de soja mantienen sin liquidar.
Según distintas estimaciones, los ruralistas tendrían alrededor
de 27 millones de toneladas de soja sin liquidar y eso se traduce
en miles de dólares que no ingresan al país y que permitirían
calmar el embravecido mercado cambiario.
Esta escasez de dólares está impactando directamente en la
actividad industrial y uno de los sectores más afectados es el
automotriz.
En el sector automotriz -el que más influye en la actividad
manufacturera-, el retraso en los pagos al exterior llegaría a
unos 2.500 millones de dólares.
Según un informe del Centro de Estudios Económicos, en agosto
la producción industrial se desplomó 6,1%, arrastrada en gran
medida por el rubro automotriz.
"Estamos cayendo en una recesión. Hay que seguirlo de cerca
para intentar revertirlo", admitió el economista de la Gran Makro,
Agustín D Atellis, quien suele tener posturas cercanas al
Gobierno.
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