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Suplemento Economía Domingo 5 de Octubre de 2014

Todas las fichas para el ministro Kicillof

TORMENTAS EN LA ECONOMIA

José Calero

Por José Calero

Los

anuncios de los últimos días dejaron la certeza de que la

presidenta Cristina Fernández eligió delegar toda la gestión

económica en manos de Axel Kicillof, una suerte de súper ministro

con amplias potestades que no se recuerdan desde la época de

Domingo Cavallo en los ´90.

Así debe interpretarse, por ejemplo, la llegada de Alejandro

Vanoli al Banco Central, con quien se apostará a profundizar la

regulación estatal en mercados financieros para intentar frenar

una fuga de capitales que viene amagando con trastornar casi al

límite el último año de gestión cristinista.

La misma lógica persigue la elección del Cristian Girard -amigo

del ministro de Economía y hasta ahora coordinador de los

directores estatales en empresas privadas-, al frente de la

Comisión Nacional de Valores (CNV).

Quién mejor que alguien que conoce los números del día a día de

casi 40 compañías de primera línea -que el Estado heredó al

estatizar el régimen de AFJP-, para poner al frente de la CNV.


Si hasta ahora se seguía con lupa el comportamiento de la

actividad privada, es de esperarse un proceso de intervencionismo

muy fuerte, que intentará apoyarse en la flamante ley de

Abastecimiento.

La primera medida de Vanoli fue regular la tasa que cobran los

bancos para plazos fijos en pesos, poniéndole un piso con el fin

de estimular a la gente a ahorrar en moneda local y tratar de

aminorar la compra de dólares, que acumuló un récord de 200

millones en apenas tres días hábiles de octubre.


El objetivo es elevar la tasa de interés para el pequeño

ahorrista, cuya cobertura a través de SEDESA se amplió de 150 mil

a 350 mil pesos.

El mensaje es claro: el gobierno quiere desalentar la compra de

dólares pero aún sobran interrogantes.

¿Por qué alguien que ahora puede comprar divisas a $ 10 y

venderlas a $ 15 a la media hora, con una ganancia del 50 por

ciento, tendrá incentivos para depositar en el banco?

¿Por qué una empresa traerá capitales al país para invertir por

ejemplo en el yacimiento no convencional de Vaca Muerta, cuando el

Banco Central se los reconocerá a apenas $ 8,50 y en el mercado

paralelo opera a $ 15?


Son problemas que la presidenta admitió recién ahora, en su

fuerte discurso con el cual denunció un intento de "voltear" a su

gobierno, pero que en realidad se viene siguiendo cerca y con

impotencia desde el 2013.

El mercado paralelo es el gran problema que deberá intentar

desactivar Vanoli, y para ello necesita empezar a corregir las

distorsiones cambiarias y lograr que vuelvan a entrar capitales,

lo cual parece una misión casi imposible a esta altura.

"Había que hacer algo porque nos querían llevar puestos antes

de concluir el mandato", le dijo un encumbrado funcionario al jefe

de una cámara empresarial de buena sintonía con la Casa Rosada que

comulga con el modelo kirchnerista desde la primera hora.


En el gobierno están convencidos de la existencia de un complot

para debilitar a Cristina Fernández y obligarla a retroceder en

varias de sus políticas.

Esa conspiración, dicen cerca del gobierno, habría arrancado

semanas después de la imposición del cepo cambiario, y a esta

altura parece obvio que sectores de inteligencia vienen trabajando

desde hace tiempo tratando de desmenuzar el día a día que mueve al

dólar blue.


"Querían hacer con el dólar blue lo mismo que hicieron con el

riesgo país en épocas de De la Rúa", sorprendió el funcionario al

mismo empresario, para graficar hasta dónde el gobierno está

convencido de la existencia de un complot.

Parte de esa inteligencia sería la portadora de los datos que

apuntan a un hermano del ahora exjefe del BCRA Juan Carlos Fábrega

como integrante de una "cueva" que movía parte de los dólares

marginales en la city.

En la city algunos hacen notar la curiosidad de que esa

información, que el gobierno venía barajando hace meses, fue

puesta sobre la mesa casi el mismo día que Fábrega dio un paso al

costado.

Pareció un "carpetazo" lanzado en el momento necesario como

escarmiento para un funcionario que se animó a partir sin

autorización de la presidenta.

También para enviar señales de advertencia al mundo financiero,

tal vez uno de los pocos que había podido esquivar la inclinación

cristinista a intervenir cada vez más en una economía atravesada

por la inflación, el enfriamiento y el descalabro cambiario.

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