Por José Calero
Inflación, subsidios multimillonarios y persistente caída de
reservas aparecen como los primeros temas a abordar por la jefa de
Estado cuando regrese de su posoperatorio, ante un gabinete
económico semiparalizado.
Los precios de bienes y servicios continúan en alza semana tras
semana, y el plan de congelamiento para apenas 500 productos no
sólo dejó de regir hace rato, sino que jamás surtió demasiado
efecto ante un menú que incluye unos 11.000 ítems en las góndolas.
La inflación corroe los ingentes esfuerzos que hacen los
contribuyentes para aportar a los planes sociales, pero también
golpea en la línea de flotación de una clase media venida a menos,
en un escenario donde comienza a sobresalir el hecho llamativo de
un esquema de persistente nivelación hacia abajo.
La mayoría de las consultoras que relevan precios viene
alertando que el costo de vida no desacelera y se mantiene en el
2% mensual -24% anualizado-, en parte por un ritmo de emisión
monetaria desaconsejable y porque el dólar paralelo a $10 presiona
sobre el costo de los insumos y refuerza expectativas
inflacionarias.
El gobierno está pensando en un esquema para reducir subsidios,
pero el problema es el costo político a pagar por una
administración que puede ingresar en una acelerada pérdida de
capacidad de maniobra ante la imposibilidad de Cristina Fernández
de ser reelecta.
Los subsidios podrían superar este año los 140.000 millones de
pesos, según una estimación de la consultora Ecolatina, que
detalla que este gasto alcanzó el 5% del Producto Bruto Interno.
Hasta ahora consumieron $95.000 millones, un 56% más que en el
mismo período del 2012.
Se utilizaron para financiar empresas públicas ($43.000
millones), política energética ($30.000 millones) bajo la órbita
del Ministerio de Planificación y, por último, los giros al sector
transporte (más de $17.000 millones) que maneja el Ministerio del
Interior.
"La falta de ajustes tarifarios en lo que va del año continúa
impulsando esta línea de gasto y también esperamos ampliaciones a
este programa en el tramo final del año", alerta el informe.
Es justamente en este sector donde el Gobierno estima que
llevará adelante la mayor parte de recortes durante el 2014.
Se concentrará en los sectores de mayores ingresos, según
advirtió el viceministro de Economía, Axel Kicillof.
El problema es la debilidad política: el gobierno perdió por
amplio margen en los principales centros urbanos del país, y en
algunos distritos históricamente peronistas también estuvo a punto
de sucumbir.
Es el caso del partido de La Matanza, donde hasta la medianoche
del 27 de octubre ganaba Sergio Massa, y sólo la tardía llegada de
los votos de Virrey del Pino, González Catán y, sobre todo,
Gregorio de Laferrere e Isidro Casanova, permitieron revertir por
poco la caída.
La lectura que hacen cerca del municipio gobernado por Fernando
Espinoza es que los planes sociales van perdiendo efecto en las
barriadas más pobres ante las constantes remarcaciones.
La gran duda es qué hará el gobierno para intentar revertir el
cuadro, si es que eso es posible a esta altura del partido.
Para el economista Ricardo Arriazu, el gobierno no desdoblará
el tipo de cambio, sino que profundizará el "modelo", y habrá
menos disponibilidad de divisas y más restricciones.
Inflación, déficit fiscal, costo laboral alto en dólares, gasto
público y presión impositiva récord, más proteccionismo y
distorsión de los precios relativos, son algunos de los problemas
que reclaman una solución, a juicio de Arriazu, un especialista
escuchado en la city.
Uno de los temas clave a abordar es el tipo de cambio: el blue
avanzó 4,2% y el oficial sumó 2,1% durante el mes de las
elecciones.
El Banco Central debió vender al menos U$S 1.500 millones para
intentar controlar a la divisa en el período.
Esta semana, además, sumó trabas a las compras hechas por
importadores que, en el último día de octubre, le permitieron
terminar una rueda con saldo comprador por primera vez en el mes.
La reservas perdieron U$S 1.300 millones en el período, en
parte debido a lo que debió vender el Central para conducir al
dólar oficial, proveer de divisas a importadores y financiar el
"dólar-tarjeta".
En este escenario, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal
Medina, admitió que podría haber aumentos de tarifas y despertó
expectativas en los mercados.
Desde el Ejecutivo ya habían anunciado que bajarían los
subsidios.
Las palabras del jefe de Gabinete tuvieron repercusión en los
operadores, que estiman que podrían dispararse aún más las
acciones de las empresas de servicios públicos.
Este movimiento se estuvo dando durante todo 2013: Edenor, por
ejemplo, subió 241% en el año.
Si se piensa en el mediano y largo plazo, algo poco habitual en
la política argentina, un fantasma recorre la economía: a este
ritmo, el gobierno que asuma en el 2015 casi no tendrá reservas en
el Banco Central.
Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.