Por Fernando Solari
ver, en buena medida, con la decisión de tomar partido a favor de
la comunidad; hacerlo de la mejor forma a veces depende de
identificar las preguntas apropiadas.
Las preguntas pertinentes son: qué, cuánto y cómo se toma
partido. Todas las preguntas son igual de difíciles pero el "qué"
es un arranque complejo.
entre las personas que las componen infinidad de intereses de
importancia y validez similares; pero lo cierto es que están
reunidas en una organización porque la esencia de lo que
comparten se puede representar por la misión y la visión.
Eso ayuda mucho, en ambos sentidos. En especial ayuda a que, lo
que se decida hacer genere valor también para la organización.
se le reclama que genere valor -también- para la empresa; ¿eso
significa el triunfo de la codicia? Si somos capaces de analizar
este punto en forma desapasionada podremos ver que brindarle valor
a la comunidad al tiempo que se genera valor para la empresa es la
evidencia más clara del verdadero concepto de la sostenibilidad.
no con el dinero de sus empresas. Las decisiones filantrópicas son
personales, pero no pueden involucrar a una organización, porque
van en contra de su naturaleza.
No se oponen a su naturaleza de ganar dinero -más dinero cada
vez sin tener en cuenta la forma en que lo hacen-; esa no es su
naturaleza. Se oponen a la naturaleza empresaria que tiene que ver
con su supervivencia.
servir para que se mantenga en pie y, preferentemente, que
evolucione y crezca.
Todo empresario puede cometer errores que lleven a su empresa a
retroceder, perder dinero e incluso desaparecer. Pero deberá
hacerse cargo de sus decisiones.
Un empresario que se precie de tal nunca tomará, a
sabiendas, decisiones con efectos negativos para su empresa.
La decisión de ayudar, de comprometerse en forma activa en
realidad, debe estar vinculada con lo que la empresa sabe hacer;
con la actividad en la que se destaca. Algo tan simple como esto
asegura el éxito de su gestión en este área.
cualquiera, puede decidir donar computadoras, pintar escuelas, o
construir un hospital -entre infinidad de opciones- pero con
ninguna de ellas hará una diferencia de valor que lo incluya. Y
ese no deja de ser un error estratégico. Si al año siguiente es
otra la empresa que repone las computadoras, repinta la escuelita
o reconstruye el hospital será igual para la comunidad, y para la
nueva empresa en cuestión.
plan que consista en disponer de vehículos para trasladar a los
chicos que sólo acceden a la escuelita en lomo de mula y, por lo
tanto, acumulan más faltas y cansancio que conocimientos la cosa
cambia.
Si convocan a gente de la zona y la capacitan para que sean
quienes conduzcan el vehículo, la cosa se pone mejor. Si la
capacitación incluye entrenamiento -durante el viaje- para que los
chicos incorporen conceptos de logística, manejo, normas de
tránsito… la cosa mejora en mucho. Y los resultados comienzan a
ser mayores; más y mejores, duraderos y abarcadores (incluyendo a
la empresa, claro).
etapa, donde lo que se busca es la respuesta al "cuánto"
involucrarse.
Si es claro el planteo anterior es simple identificar que, la
mensura del "cuánto" no es en dinero sino en valores, y que el
compromiso genera resultados manteniendo una proporción con la
intensidad que se le aplica.
mejor continua es sorpresa saber que la intensidad del compromiso
siempre debe ser la máxima posible. Lo que hace más ágil su
implementación es la buena elección del "qué" previo.
Si lo que estamos haciendo es lo que sabemos hacer, seguramente
mejor que ningún otro, el resultado será sobresaliente. Si lo que
estamos haciendo no tiene secretos para nosotros, si estamos
entrenados y probados en lo que hacemos no habrá vértigo en
ponerle intensidad a nuestra tarea, aunque en este caso implique
salir del mercado -donde estamos acostumbrados a trabajar- para
pasar a la comunidad.
medida del "cómo" hagamos lo que decidimos hacer.
Si en el "qué" no debía estar involucrada nuestra ambición (más
allá de su cuota sana, manteniéndola lejos de la codicia) en el
"cómo" es sano evitar nuestra soberbia porque la clave no está en
hacer para lucirnos sino en transmitir para que la comunidad (donde de hecho estamos incluidos) puedan obtener soluciones.
práctica el compromiso comunitario, es a través de transmitir la
salida o solución de un problema o preocupación de alguno de los
grupos con los que se relaciona nuestra empresa.
Si encontramos un problema o necesidad sobre el que podamos
brindar la salida o solución -cuyo resultado positivo se vincule
en forma directa con nuestra empresa- lo que debemos hacer es
transmitirlo y, si fuera necesario, acompañar y guiar hasta que la
comunidad sea capaz de implementarlo por sí misma.
Lo que finalmente haremos, será quedar vinculados con el cambio
positivo.
regresará en forma de reputación para la empresa; valor sin dudas
decisivo en el mundo de los negocios que, entre sus consecuencias,
permitirá que el crecimiento integral abarque mayores aportes de
valor hacia la comunidad.
Es bueno partir de preguntas simples para, respondiéndolas
acertadamente, ser capaces de generar valor para la comunidad -que
sabemos- nos incluye.
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