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Suplemento Economía Domingo 8 de Septiembre de 2013

RSE y la esencia de las redes

COLUMNA DEL EXPERTO

Fernando Solari

Por Fernando Solari

Las redes -en esencia- no son otra cosa que hilos de razón unidos con nudos de emoción; comprender la naturaleza de las cosas nos facilita ponerlas de nuestro lado generando resultados positivos para todos al tiempo que le brinda a la RSE

(Responsabilidad Social Empresaria) su mejor herramienta de gestión.

Las redes de las que se nutre -y sobre las que actúa- la RSE no tienen que ver con la tecnología ni con ninguna herramienta en particular sino con la conformación de los grupos que terminan dando forma a la comunidad. Somos las personas las que funcionamos en redes, somos las personas las que interactuamos unas con otras formando las celdas

y los núcleos que conforman cada uno de los grupos que interactúan entre sí para terminar integrando la mayor de todas las redes; el tejido social.

Si existe una verdadera "red de redes" esa es la "comunidad global" y siempre, y en alguna medida, formamos parte de ella. La existencia de las redes tiene que ver en buena medida de la capacidad que tengamos para ponerlas en evidencia; para ver con claridad cómo actuamos y las posibilidades que tenemos para interactuar obteniendo siempre resultados superiores a los que lograríamos en solitario. 

El hombre es gregario por naturaleza y necesita de los otros tanto como los otros necesitan de él por lo que la conformación de redes está entre las primeras cuestiones de necesidad y conveniencia mutua que nos hacen humanos.

Si bien a las redes humanas las armamos en forma instintiva -por mandato natural- siempre será mejor conocerlas en profundidad porque entenderlas nos permitirá utilizarlas de mejor manera y sacarles el mayor provecho.

Quien más la necesita suele ser el que mejor conoce a la herramienta y, en base a su conocimiento, es capaz de aprovecharla al máximo. Cualquiera de nosotros se enredaría sin remedio con una red de pesca a diferencia de la destreza que tienen los pescadores para quienes su conocimiento -y control- se pueden considerar naturales.

Las redes sociales que utilizan medios y vehículos digitales presentan un permanente desfile de especialistas que nos explican sus secretos; hasta ser desplazados por un nuevo experto que trae las novedades que exige la vertiginosa dinámica de un sistema en constante evolución.

Por detrás de todo, como base de cualquier experiencia con la herramienta que sea pertinente en cada caso, está siempre la comunidad con sus grupos que siguen interactuando con una mecánica que, siendo milenaria, abarcadora y repetitiva mantiene sus secretos y enigmas.

Si bien en gran medida es cierto el misterio que rodea a las redes humanas y su comportamiento, también lo es identificar los elementos necesarios para que actúen y puedan ser puestos a favor. 


HILOS DE RAZON CON

NUDOS DE EMOCION

Respondiendo a la metáfora básica las redes están compuestas por hilos y nudos. Sin hilos no hay redes y sin que estos hilos se anuden entre sí, tampoco. Los hilos de las redes humanas representan a la razón. Son los que trazan los argumentos, los razonamientos, las explicaciones, la crónica de los hechos; es lo que está antes y después de todo

lo que las personas hacemos. Son las ideas, los argumentos, los planes… anteriores a los hechos; o bien la explicación de lo que hacemos, la justificación de los hechos.

En una cruda síntesis, todo lo que tiene que ver con nosotros y nuestra relación con los otros está ligada con hilos de razón compuestos por las diversas variantes que las personas podemos encontrar, o crear. Estos "hilos", siempre presentes, si no son unidos por nudos de emoción no son más que hilos y su máxima aspiración se limita a formar una débil cortina.  

Siguiendo con las metáforas, la imagen que quizás mejor ilustra lo que ocurre con los hilos que no están unidos por emociones es la de las cortinas que separan la parte pública de la privada en los hipermercados. En algunas zonas hay un conjunto de cintas gruesas de material traslúcido que parecen ser la continuidad de la pared periférica hasta que vemos que la atraviesa alguien sin ningún esfuerzo. Simula ser parte de la pared, pero no es más que una cortina.

Para que sea red, necesita de los nudos; y estos se forman por medio de las emociones. Un argumento sin emoción lo aceptamos pero no nos vincula en ningún sentido. Una explicación sin emoción podemos comprenderla con tanta simpleza como la olvidamos. 

Hay una sutil pero decisiva diferencia entre el razonamiento que nos plantean y el que nos moviliza. La emoción agregada nos hace formar una red entre quien nos ofrece su razonamiento y nosotros; para unirnos y convocar a otros que se suman al tejido que se acaba de iniciar y que solo terminará cuando la emoción se diluya, si es que lo hace.

La diferencia entre los líderes y las personas que no lo son, aunque dispongan de los mismos argumentos, aunque compartan las mismas ideas, aunque tengan un razonamiento idéntico será la emoción que transmiten.

La emoción que hace que cada uno de los hilos quede fijado con un nudo seguro y tenga esa capacidad para replicarse en un tejido de red. 

Las empresas que logran que defendamos sus marcas mucho más de lo que haríamos con nuestro propio apellido, las que consiguen que paguemos mucho más por un producto que sabemos es idéntico al de la competencia que lo presenta con un precio menor, las instituciones y organizaciones que nos ponen a trabajar –en forma voluntaria y feliz- detrás de una causa que conocíamos hace mucho, de la cual teníamos la misma información que ahora pero con la que nadie antes nos había logrado vincular emocionalmente son instituciones que conocen cómo están formadas las redes.

Y es en ellas donde la RSE encuentra su máxima posibilidad de potencia, de creación de valor, tanto para la comunidad como para la empresa misma.

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