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Suplemento Economía Domingo 22 de Diciembre de 2013

Riesgos que enfrenta el acuerdo de precios

Todas las recetas que fracasaron en el último año para controlar la inflación vuelven a implementarse. ¿Hay razones para creer que ahora sí darán el resultado deseado?

REDACCION

Por REDACCION

Por Guillermo Malisani


(Especial para NA). - Para evitar las distorsiones por la multiplicidad de

cotizaciones del dólar y acortar el atraso cambiario, el Gobierno

decidió acelerar el proceso devaluatorio del peso, que acumula en

el año una caída del 30 por ciento, pero como contrapartida, este

plan podría poner en riesgo el reciente acuerdo de precios

anunciado oficialmente.

El aumento del tipo de cambio, históricamente, termina

impactando en los precios y deriva en una desigual competencia

entre dólar, inflación y salarios.

A principios de 2013, la mayoría de los gremios lograron

mejoras salariales en torno al 25 por ciento, y la inflación del

año medida por los consultores privados se acercó más al 30 por

ciento, diluyendo aquel ajuste en los sueldos.

Sin lugar a dudas y más allá de los planteos cambiarios, el

primer desafío para este convenio está directamente vinculado con

la discusión salarial que empezará apenas termine este año.

El ministro Axel Kicillof anunció un acuerdo con empresarios

para mantener  estables los precios de unos 200 productos para

todo el 2014, una idea que suena muy ambiciosa si se tiene en

cuenta en diciembre el aumento del costo de vida podría ser el más

alto del año.


El inusual e injustificado levantamiento policial que afectó a

gran parte del país terminó condicionando toda la discusión y

ningún gremio estará dispuesto a aceptar una mejora inferior al

30 por ciento.

Sólo como un ejemplo, cabe señalar que el gremio de los

camioneros consiguió el pago de un bono de entre 2.500 y 6.000

pesos, que si bien empezarán a cobrar en febrero, también serán

factor de presión sobre los precios, más allá del aumento que

pueden conseguir.

En Buenos Aires, los gremios de empleados públicos ya

decidieron empezar a negociar salarios apenas empiece el 2014 y

evitar las consecuencias de una falta de acuerdo.

Terminaron el año exigiendo el pago de un plus que nunca llegó

y que seguramente aumentará la presión de los sindicatos para

obtener subas que permitan recuperar el poder adquisitivo perdido

en 2013 ya que según consultoras privadas la inflación trepó al

26%, por más que el INDEC diga que fue del 10%.

La intención oficial de achicar la brecha entre el dólar

oficial y el "blue", que aún sigue en torno al 50%, podría

terminar impactando en los precios, como históricamente ocurre en

la Argentina.

Desde la llegada al Banco Central de Juan Carlos Fábrega, el

peso se devaluó 37 centavos y la moneda norteamericana trepó a 6,43

pesos, una depreciación anual del 30 por ciento y aceleró el

proceso en cuatro veces ese ritmo.


Aún así, la brecha con el dólar paralelo, que cotiza a 9,65

pesos, se mantiene en un 50%, una cifra que distorsiona la

realidad, pero que está alejada del 100 por ciento que se llegó a

tocar a principios de mayo.

Sólo en diciembre, el dólar ya se apreció 4,25 por ciento,

equivalente a 25 centavos, uno de los más altos registrados a lo

largo de todo 2013.


Más allá del impacto que podría tener en los precios este

proceso, Fábrega puede mostrar un resultado positivo: las reservas

del Central se empezaron a recuperar en forma lenta y se mantiene

por encima de los 36.500 millones de dólares.

Es cierto, sin los ingresos del acuerdo entre Chevron e YPF no

hubiera sido posible esta reacción, que logró interrumpir una

espiral descendente que en el corto plazo hubiera sido un gran

dolor de cabeza.


Cuando el dólar oficial llegó a 6,40 pesos, los exportadores

salieron a vender y provocó una inmediata caída en el valor del

billete en el circuito paralelo.

Según estimaciones privadas, los ruralistas tienen sin vender

unas 12,5 millones de toneladas de soja, un 25 por ciento del

total, cuando lo habitual para esta época del año es menos del 15

por ciento.

La expectativa de una devaluación mayor en el corto plazo es

uno de los principales factores distorsivos del mercado: los

sojeros no venden porque esperan un precio más elevado, y las

divisas no ingresan afectando las cuentas públicas y presionando

todavía más sobre el tipo de cambio.


En todo este contexto, el Gobierno espera calmar los precios a

partir de un convenio con supermercadistas y con exhaustivos

controles que serán realizados por militantes y funcionarios.

Los planes similares llevados a cabo durante este año, no

tuvieron el efecto deseado y terminaron con la salida del Gobierno

de Guillermo Moreno, uno de los hombres de mayor confianza de la

presidenta Cristina Kirchner.

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