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Suplemento Economía Domingo 24 de Noviembre de 2013

Ordenar la economía antes de avanzar con un plan de fondo

Por ahora cambiaron los nombres y se intentan dar señales claras en materia de política económica. De todas formas, aún no se habla de inflación como un problema real de la economía. El equipo de Kicillof ante grandes desafíos (problemas).

José Calero

Por José Calero

La eliminación gradual de inconsistencias provocadas por

subsidios a la energía y el cepo cambiario, una revisión a fondo

de las estructuras de costos y precios de las cadenas de valor, y

menor ritmo de emisión monetaria para desacelerar la inflación,

emergen como los primeros objetivos de la nueva dupla de poder en

el gabinete conformada por Jorge Capitanich y Axel Kicillof.


Los ahora hombres fuertes del gobierno de Cristina Kirchner se

fijaron como meta la aplicación gradual de correcciones con la

firmeza necesaria como para dar señales a los mercados de que no

se esperará hasta 2015 para introducir los cambios necesarios, que

era uno de los grandes temores de quienes toman decisiones de

inversión.


La dupla no hará anuncios grandilocuentes, pero espera ir

domando semana tras semana los problemas de fondo que atraviesa

una economía donde la inflación y el drenaje de reservas del Banco

Central, que ya perforaron los 32.000 millones de dólares,

constituyen alarmas a atender en forma inmediata.


El primer objetivo ya se puso en marcha: se torpedeará a través

de una suba de impuestos la adquisición de autos de lujo,

embarcaciones y aviones, responsables de una parte de la caída de

reservas.

También se buscará evitar que salgan divisas del país para la

adquisición de determinados productos vía internet, subsidiadas

por el Fisco con el denominado "dólar-tarjeta".

En paralelo, se intentará ir resolviendo el retraso en el tipo

de cambio oficial, que podría llegar a 7 pesos cuando concluya el

verano, mediante una corrección sin prisa pero sin pausa.


La teoría que se baraja en el Banco Central, ahora capitaneado

por Juan Carlos Fábrega, es que en cuanto los exportadores

observen la decisión oficial de ir resolviendo el retraso

cambiario, empezarán a liquidar la cosecha pendiente y entrarán

los dólares necesarios para amortiguar en parte la fuga de

capitales y enfriar el mercado marginal.

Eso, sumado al plan para robustecer reservas mediante el

aliento a las exportaciones con mayor productividad, permitiría ir

recuperando la confianza perdida por parte de los mercados.


La apuesta para retomar la senda creciente de reservas incluye

también la opción de buscar financiamiento externo, algo que era

mala palabra para el gobierno hasta hace pocos días.

Ese financiamiento, aclaran cerca de Kicillof, será

redireccionado a proyectos productivos.

"Hay que generar más oferta de dólares y que la misma se

destine a recrear el círculo virtuoso del crecimiento", sostienen

cerca de Capitanich.


El nombramiento del exgobernador chaqueño cayó muy bien entre

los sectores empresarios y los mercados, pero ahora se deberá

traducir en rápidas señales de que el gobierno está decidido a

corregir el rumbo errático en materia económica que se viene

siguiendo al menos desde el 2011.

En la necesidad de efectuar correcciones se ubica reducir el

déficit fiscal, que se proyecta a 120.000 millones de pesos

anuales.


"Recuperar los superávit gemelos, sumando al comercial el

equilibrio fiscal, es una de las claves", coincidieron los

empresarios del Consejo Productivo de Buenos Aires (COPROBA), la

flamante entidad que es fogoneada por el gobernador Daniel Scioli,

y donde participa el titular de la UIA bonaerense, Osvaldo Rial,

cada vez más cercano al mandatario bonaerense, pero también con

buena llegada al flamante jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.


A pesar de que la Argentina mantiene superávit comercial, esos

dólares "comerciales" no alcanzan para pagar, entre otras cosas,

la deuda, los servicios financieros o el turismo de quienes gastan

fuera del país.

Esto obliga al Banco Central a seguir perdiendo cuantiosas

reservas (más de US$ 13.000 millones en los últimos 12 meses).

Esto sumado a un "cepo" que limita la compra de dólares y que

al mismo tiempo lleva a que no ingresen capitales del exterior, ni

siquiera ofreciendo el "premio" del blanqueo, que derivó en uno de

los últimos fracasos de Guillermo Moreno.


El problema es que para dar vuelta el rumbo el gobierno deberá

tomar medidas que causarán trastornos sociales.

En primer término se baraja la eliminación gradual de subsidios

a las tarifas de luz y gas, lo cual tendrá fuertes implicancias

sociales.

Las 17 millones de personas que viven en Capital y conurbano,

lo que se conoce como AMBA, pagan las tarifas más bajas del país,

al contrario de lo que ocurre en otras ciudades del país.

El gobierno deberá definir los costos de todos esos

desequilibrios y pagar el costo político, porque a diferencia de

lo que se pensaba inicialmente, quedan largos dos años por delante

y no hay margen para hacer la plancha.


También existen fuertes presiones políticas: la oposición

pretende que el ajuste lo ejecute el Gobierno, porque eso

despejará el camino a 2015.

Ante este escenario, Cristina Kirchner no podrá repetir la

frase "si ves al futuro dile que no venga", que escribió en su

lecho de muerte Juan José Castelli, el gran amigo de Mariano

Moreno.

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