Por José Calero
Inflación, desempleo, presión impositiva, dificultad de la gente
para llegar a fin de mes, cepo al dólar, subsidios y trabas al
comercio emergen como las principales asignaturas en materia
económica a resolver durante el 2013.
La inflación es, por lejos, el principal tema económico que
preocupa a la gente, según coinciden la mayoría de las encuestas,
sólo superado por la inseguridad.
De acuerdo con el último sondeo de Management & Fit, el 62 por
ciento de los consultados dice que la disparada de precios es un
problema que le quita el sueño.
Además, un tercio de los ciudadanos incluidos en una encuesta
de Poliarquía admitió tener dificultades para llegar a cubrir
sus gastos a fin de mes.
A pesar de que el alza de precios reduce el poder adquisitivo y
representa un alerta sobre la economía, el tema no figuró este año
en la agenda oficial, ya que fue negado en forma sistemática desde
la Casa Rosada, lo cual explicó en parte los niveles de rechazo de
sectores de la población que se manifestaron el 13S y el 8N.
Para un tercio de la población, los ingresos familiares no
alcanzan a cubrir el nivel de gastos mensuales, un problema que se
evidencia con mayor gravedad entre las mujeres y quienes poseen
menor nivel educativo.
Un 22% de los encuestados manifestó que el sueldo que percibe y
el total de sus ingresos familiares son insuficientes y tiene
dificultades para afrontar sus erogaciones mensuales, mientras que
otro 11% sostuvo, incluso, que atraviesa "grandes dificultades".
Un 52% de los incluidos en el sondeo aseguró que le alcanza
justo y sólo un 14% dijo que sus ingresos le permiten cumplir
holgadamente con el pago de sus gastos.
La investigación sostiene que los hogares unipersonales o de
más de cinco personas son los que atraviesan mayores
inconvenientes. Y que entre esa población se encuentra una mayor
proporción de mujeres y personas que tienen instrucción primaria.
La presión impositiva no sólo impacta sobre el sector privado,
sino que generó un conflicto de proporciones con los gremios, que
explican en parte la protesta que harán el 19D las centrales
opositoras lideradas por Hugo Moyano y Pablo Micheli, con apoyo de
la Federación Agraria de Eduardo Buzzi y otras entidades.
El gravamen a las Ganancias sobre la nómina salarial es
rechazado de plano por todos los gremios, por considerarlo un
"impuesto al trabajo", y será una de las principales consignas de
la marcha a Plaza de Mayo.
El desempleo, en tanto, comenzó a subir escalones entre las
preocupaciones de la población a medida que la crisis impactó
sobre la economía argentina, en especial en algunos sectores donde
pegó con más fuerza por los efectos colaterales provocados por el
cepo al dólar.
La fuga de capitales que venía sufriendo el país desde hace más
de dos años pretendió ser cortada de plano por la presidenta, que
impuso un cepo al dólar que se fue profundizando hasta impedir
totalmente el acceso a las divisas para el ciudadano común.
Ese cambio de reglas de juego derivó en que distintos sectores
de la economía ingresaran en un proceso de caída estrepitosa, con
la construcción y el mercado inmobiliario como mascarones de proa
de un problema estructural de fondo: la falta de confianza de los
inversores en las políticas gubernamentales.
La caída del 20 por ciento en la demanda laboral de los últimos
meses es otro síntoma del enfriamiento de la economía: las
empresas dejaron de tomar personal en el último año y mantienen
una perspectiva conservadora para el 2013.
El principal empleador de la Argentina es el Estado, que ahora
ingresó en una disyuntiva, porque las cuentas comenzaron a
volverse más exigentes por la inflación y la masa salarial tiene
una participación cada vez mayor en las erogaciones de provincias
y municipios.
El hecho de que el déficit fiscal de la Nación se proyecte por
encima de los 7.000 millones de pesos para cuando concluya el 2012
simboliza cómo los principales puntales del modelo económico que
se comenzó a aplicar en el 2002, con Roberto Lavagna como ministro
de Economía, desaparecieron.
Lo mismo ocurre en el frente externo, donde sólo el cepo al
dólar impidió que el comercio exterior arrojara resultado
negativo, para lograr este año un superávit de 12.000 millones de
dólares, pero a un costo altísimo: muchas industrias se quedaron
sin poder importar bienes de capital.
Esos 12.000 millones de dólares serán utilizados, como explicó
el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, para pagar
la importación de combustibles, a un precio altísimo.
Aquí radica otro de los grandes desafíos para el 2013: Miguel
Galuccio, el CEO de YPF, deberá empezar a mostrar resultados
rápidamente, porque la Argentina necesita producir más petróleo y
gas.
Las inversiones que llegarán desde China y las que prometió
hacer el grupo Bridas, de Carlos Bulgheroni, pueden contribuir a
lograr parte de esos objetivos.
Pero empezar a sacar el combustible no convencional del
yacimiento Vaca Muerta, en la Patagonia, llevará tiempo y, sobre
todo, miles de millones de dólares, que el mundo por ahora parece
poco interesado en poner en la Argentina.
La razón: los capitales están dispuestos a soportar cierto
nivel de regulación, pero no que les digan exactamente qué hacer
con sus utilidades, en qué las deben invertir y si las pueden
girar o no a sus casas matrices.
A esa pretensión le hizo un flaco favor el cambio introducido
por el gobierno en la ley de regulación del mercado de capitales,
que dejó a tiro de decreto de intervención a las compañías que
cotizan en Bolsa.
Tampoco ayudó la ley de expropiación de la ex Bosch que la
Legislatura bonaerense votó semanas atrás: "Permitieron a un grupo
de forajidos quedarse con nuestra empresa luego de ocuparla",
denunció Pablo Rojo, uno de los accionistas de la compañía y ex
titular del Banco Hipotecario durante los 90.
Es que la Argentina, a veces, se parece a esos vendedores que
viven quejándose de no tener clientes, pero cuando consiguen un
interesado en su producto le ponen mil condiciones y le terminan
diciendo que el precio de vidriera era, en realidad, mayor.
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