Por José Calero
La
tensión entre sectores empresarios que empiezan a advertir el
deterioro del modelo económico se sumó a la polémica política
reflejada en cuestionamientos de Cristina Fernández a la forma de
gestionar de Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires.
Las advertencias de sectores vinculados con las inmobiliarias
cayeron muy mal en la Presidenta, que hasta pidió informes a la
AFIP sobre el broker que las había formulado, una decisión inédita
durante su gestión.
La Argentina ya siente a pleno los "coletazos" -para usar
palabras de la Presidenta- de la crisis en los países
desarrollados pero, a diferencia de lo que sostiene el Gobierno,
no todas las culpas de esta desaceleración provienen del exterior.
Al contrario, con una soja que supera los 600 dólares la
tonelada, el viento de cola sigue soplando a pleno en favor de la
Argentina, que sin embargo ve cómo sus sectores clave se siguen
frenando: el sector inmobiliario está paralizado, el automotriz
sufre un fuerte declive, las exportaciones atraviesan severos
problemas y trabas, y el consumo tiende a desacelerarse.
Para algunos analistas, el país ya entró en recesión, pero lo
que más preocupa es que la inflación no da signos de ceder y
erosiona bolsillos y expectativas.
El otro problema es el dólar, que a un precio oficial de 4,55
pesos no alcanza para todos los que lo demandan, y por eso hubo
que prohibir su compra.
El problema es que los cálculos de costos se hacen a un dólar
paralelo de 6 pesos, y por eso la inflación se sigue disparando.
Incluso, la brecha entre el tipo de cambio oficial y el
paralelo tiende a ampliarse y ya alcanza al 35 por ciento,
demasiado amplia y riesgosa con el fin de servir de referencia
para un mundo de los negocios en crisis.
Salvo para turismo -con limitaciones- y otras operaciones, el
valor real del dólar ronda los 6,15 pesos, y con ese nivel se
calculan la mayoría de los costos en la Argentina.
Esta disparada de la divisa, provocada por el cepo cambiario,
provocó que se evaporaran del sistema bancario casi 6.000 millones
de dólares en apenas 8 meses.
Esta baja en los depósitos en divisas achicó el crédito en
dólares destinado al comercio exterior, otro factor que complica
el escenario.
Una coyuntura difícil donde, otra vez, la cosecha de soja se
convierte en salvavidas perpetuo de la economía argentina.
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