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Suplemento Economía Domingo 13 de Febrero de 2011

La reducción de los costos laborales le cuesta $ 127 mil millones al Estado

Continuando con la búsqueda de causas de la inflación, no hace falta ir a la suba de precios, sino también a los gastos del Estado que se cubren con emisión monetaria. Los subsidios para mantener bajas las tarifas de servicios son un factor clave, ahora se conocen los millones que el Gobierno deja de cobrar por prorrogar beneficios a privados, creados por "única vez" en tiempos de crisis. El Gasto Público es el talón de Aquiles de la inflación, de cualquier gobierno, más de las buenas o malas intenciones que tengan de consolidar un modelo económico productivo, distributivo, redistributivo o como quieran denominarlo.

Redacción

Por Redacción

El impacto de la reducción de las contribuciones patronales, con la nueva prórroga dispuesta por el Gobierno nacional, sobre la masa de utilidades sólo de las primeras 500 empresas en facturación del país, ascendería a los 127.150 millones de pesos en 2011. Así se desprende un relevamiento realizado por el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP), que conduce el legislador Claudio Lozano y el economista Tomás Raffo.
El 31 de enero pasado, el Poder Ejecutivo nacional dictó el decreto 68/2011, por medio del cual se dispone prorrogar durante todo el 2011 la reducción de las contribuciones patronales que se habían fijado por ley (Nº 26.476) en el denominado “paquete anticrisis” con que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner pretendió hacer frente a la crisis internacional a finales de 2008.
El plazo de duración de este beneficio se fijó originalmente por un año, es decir para el 2009 exclusivamente. Sin embargo, a principios de 2010 el Gobierno prorrogó, tal cual lo hace ahora, la vigencia de esta reducción para todo el 2010 (decreto 2166/2009 del 6 de enero de 2010).
“De este modo, el Gobierno nacional no sólo mantiene la política neoliberal implementada por Cavallo en 1994 sino que la profundiza por vía de una reducción adicional de las contribuciones a la seguridad social, mucho más vasta que las de Cavallo pues involucra el conjunto de los subsistemas de la seguridad social y no sólo las contribuciones patronales”, critican en el informe, donde cuestionan que la creación de empleo dependa de la reducción del costo laboral y no de la suba del nivel de actividad económica.
Los beneficios de ser grande. Con la decisión de mantener las contribuciones patronales a los niveles de 1993, el Gobierno permite que -según los datos a septiembre de 2010, último dato disponible de la Afip- “las grandes firmas se apropien de nada menos que 25.406 millones de pesos que deberían financiar al sistema previsional”, señala el trabajo.
“Se trata de una masa de recursos que es apropiada por tan sólo 21 mil firmas que representan apenas el 4% de las 546 mil firmas registradas por la Afip. Este cálculo no tiene en cuenta la reducción adicional que el Gobierno dispuso durante el 2010, dado que no hay información disponible que permita estimar el impacto de esta medida.
De todas maneras, si se proyecta para el 2011, la pérdida de recaudación por mantener los niveles de contribuciones patronales para las grandes firmas según lo fijado en la era Menem, “el abultamiento de las ganancias de las grandes firmas asciende a no menos de 34.500 millones de pesos, y esto sin contar el abultamiento adicional de las ganancias de las principales firmas que desde el 2009 el gobierno promovió por vía de la reducción de las contribuciones a la seguridad social”, señala el informe del IPYPP.
Por ello, “no es casualidad que aún en el peor año económico de la presente etapa, el 2009 con una caída del 2,5% del nivel de actividad, la tasa de rentabilidad de las empresas relevadas por la Afip es del 7,4% respecto de sus ventas”, explican; y agregan: “Se trata de una tasa que si bien es levemente inferior al 8% que se obtuvo en promedio en los años 2006-2008, se encuentra en el mismo nivel que el 2005 (del 7,5%) y casi duplica el promedio de la tasa de rentabilidad de los mejores años de la convertibilidad (cercano al 4%)”.
Se trata de una tasa de rentabilidad que se distribuye concentradamente de acuerdo al poder de mercado de cada firma en los respectivos mercados. Del relevamiento destaca que una rápida mirada a la distribución de las ventas relevadas por la Afip según grandes empresas y de acuerdo a distintos sectores permite observar que en líneas generales prácticamente el 80% de las ventas, y por ende de las utilidades, se concentran en un porcentaje de empresas que no supera el 10% de las firmas del sector.
Utilidades. En base a estos datos, y según la información provista por la Dirección de Grandes Firmas del Indec, las 500 firmas de mayor valor agregado (las 500 empresas más grandes) presentan al 2009 una masa de utilidades de 72.450 millones de pesos, que se distribuye un 20% en apenas cuatro firmas, un 35% en sólo veinte empresas y un 65% en no más de 100 empresas.
“Proyectando al 2011 la masa de utilidades de las primeras 500 empresas, según la evolución de la recaudación (del 35% para el 2010 y del 30% para el 2011), resulta que la masa de excedentes apropiadas por las primeras 500 firmas asciende a 127.150 millones de pesos”, aseguran, y resaltan que “la decisión de mantener la reducción de las contribuciones patronales supone contribuir desde el Estado y a costa de los sectores populares en un 27% a la apropiación del excedente por parte de las principales firmas del país”.

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