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Suplemento Economía Domingo 12 de Octubre de 2014

Kicillof toreó al FMI pero hizo un guiño por la deuda

En el mundo financiero se esfuerzan por distinguir cuál es la estrategia de la deuda de la Argentina. Y les cuesta creer que pese a la adversidad, el gobierno argentino continúe con un discurso ofensivo.

José Calero

Por José Calero

El

paso por Washington del ministro Axel Kicillof incluyó la retórica

kirchnerista habitual, con toreos al FMI por haber vaticinado

recesión para el país, pero también entrelíneas hacia los fondos

buitre, al sugerir que podría haber una salida en algún momento. 

Fiel al manual estratégico oficialista, Kicillof también

interpeló al gobierno de Barack Obama, al que le reclamó

"involucrarse" en la problemática de las reestructuraciones de

deuda, pero el mundo financiero estuvo atento a toda la película

de su paso por la Asamblea del FMI y el Banco Mundial, y no sólo a

algunas escenas. 

Por eso no pasó desapercibida la exposición en la cual prometió

que el país insistirá por "todas las vías" para alcanzar una

solución en el litigio con los fondos buitre.

"El gobierno va a agotar pacífica, pero rigurosamente, todas

las vías judiciales, diplomáticas, internacionales, porque

entendemos que esto no es un problema de Argentina con (Paul)

Singer", enfatizó el funcionario. 

En el mundo financiero algunos creyeron ver una clara señal de

que el año próximo se arribaría a una solución mientras otros, más

escépticos, dicen que fueron palabras para la tribuna, y que la

administración de Cristina Fernández está dispuesta a resistir

hasta el final del mandato sin solucionar el problema de la deuda.

La dificultad es que ni siquiera el propio gobierno tiene en

sus manos el final de esta historia. 

Mucho influirá el comportamiento de las reservas

internacionales -en retroceso-, la ayuda que pueda llegar desde

China y el grado de fortaleza con que pueda avanzar hacia el

último año de mandato, un reloj que comenzará a correr el 10 de

diciembre próximo. 

"Cristina desearía no ceder al reclamo de los buitres pero es

cierto que hasta el 10 de diciembre de 2015 falta bastante, y esto

sin ingreso de capitales no cierra", se sinceró un economista cuyo

nombre es mejor no mencionar porque comulga casi al 100 por ciento

con los postulados del modelo, y publicarlo podría costarle una

´muerte en la hoguera´ por hereje. 

Es por eso que la conclusión a la que arriban analistas que

tratan de mantener un delicado equilibrio es que la definición

sobre qué hacer con los fondos buitre se empezaría a analizar

recién después de fin de año, y que mucho influirá en esa decisión

la evolución del escenario económico.

Mientras tanto, es de esperar más dialéctica amigo-enemigo del

libreto K, en la cual se inscriben las últimas ironías de Kicillof

hacia el FMI, cuando le dijo en la cara que deberá revisar sus

proyecciones de recesión. 

"Venir acá, cerrar los ojos, apretar los dientes y pagar no es

la solución", se atajó el funcionario en Washington, adonde viajó

acompañado por el flamante presidente del Banco Central, Alejandro

Vanoli, otro de los que no se andan con vueltas a la hora de la

retórica.

"Acá hay mucho discurso pero muy poca acción", les espetó el

sucesor del caído en desgracia Juan Carlos Fábrega a los

anfitriones de la Asamblea en Washington, a quienes les recordó

que "todavía falta mucho por hacer". 

Parte de la estrategia tiene una creciente pata política, y no

fue casual que la presidenta Cristina Fernández se alineara con

entusiasmo con el eje ruso durante la videoconferencia mantenida

con el presidente Vladimir Putin con la excusa de lanzar un canal

de televisión. 

La Argentina busca recordarle cada vez que puede a Washington

que es un país no alineado con sus políticas, y mucho menos con su

doctrina.

Cristina no le perdona a Barack Obama no haber "operado" sobre

la Justicia de su país, más precisamente sobre el longevo juez

Thomas Griesa, a favor de la Argentina.

"Operar" es uno de los verbos preferidos del diccionario

político de esta hora: es común escuchar frases como "operaciones

de prensa" para describir cualquier noticia adversa a quien la

pronuncia.

Se ´opera´ sobre los medios, en la Justicia, en el Congreso, en

cada movimiento que toca un interés cree verse una "operación", y

la sospecha todo lo invade. 

"Las casualidades no existen, todo tiene que ver con todo",

machaca la presidenta en cadena nacional retransmitida desde

los salones de la Casa Rosada.

Así fue como la jefa de Estado llegó a sugerir que alguien

busca atentar en su contra supuestamente impaciente porque aún

faltan unos 14 meses para la conclusión de su mandato. 

"Si me pasa algo no miren a Oriente", dijo en alusión a

información surgida de su gobierno sobre amenazas del sanguinario

califato dominado por los temibles militantes del ISIS (Estado

Islámico de Irak y AlSham), y enseguida aclaró hacia dónde

debía apuntarse en caso de que algo le sucediera: "Miren hacia el

norte", disparó. 

El gobierno norteamericano sugirió que no debían tomarse en

serio sus palabras, pero lo cierto es que existe un convencimiento

en sectores del ala económica de esta administración sobre la

existencia de una "conspiración internacional" contra la Argentina

que busca limitar el mandato de Cristina. 

Las especulaciones no concluyen ahí: "Nos la tienen jurada

porque estatizamos las AFJP, Aerolíneas y metimos directores

estatales en 40 empresas", fue el razonamiento escuchado de boca

de un hombre cercano al equipo de Kicillof.

Algo parecido se escucha en el Senado, donde algunos

legisladores sugieren que los procesamientos por supuesta

corrupción contra el vicepresidente Amado Boudou están vinculados

con el hecho de que fue el ideólogo del guillotinamiento de la

jubilación privada. 

En medio de esas especulaciones, el pesimismo económico va

tiñendo el día a día: un 62,2% de los consultados opinó que

empeorará el contexto económico, según una encuesta elaborada por

Management & Fit.

Al tope de las preocupaciones en materia económica está el

desempleo, seguido muy de cerca por la inflación. También existe

preocupación porque los aumentos salariales sean sepultados por la

inflación y por las alzas en los servicios públicos, especialmente

en el gas (300 por ciento promedio) y la luz (sería lo que viene). 

Así, razones objetivas se mezclan con especulaciones políticas

para construir un escenario económico delicado, el más severo

desde que el país logró salir de su última crisis en el 2001/2002.

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