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Suplemento Economía Domingo 8 de Julio de 2012

Gobernanza territorial en asuntos internacionales

Se ha consolidado en los últimos años mecanismos de cooperación internacional entre ciudades, regiones o instituciones. Ya no se establece un vínculo paternalista sino un esquema de "dar y recibir". Para aprovechar sus beneficios se requieren espacios de diálogo institucional que formalicen las relaciones entre lo público y lo privado.

Alejandro Boffelli

Por Alejandro Boffelli

A lo largo de estos últimos meses la ciudad de Rafaela ha sido visitada por diferentes delegaciones extranjeras procedentes de países como Colombia, Bolivia y Costa Rica. Un importante número de dirigentes políticos, empresariales e institucionales arribó a nuestra localidad con motivos de conocer el modelo de desarrollo, la experiencia de articulación público privada y la gestión de las instituciones.

Considerando que esto forma parte de un ejercicio o de una de las facetas de la cooperación internacional como parte de la internacionalización de una ciudad, creemos oportuno mencionar algunas cuestiones relacionadas a estas actividades.

Es a partir de la década del 90 que los gobiernos locales argentinos, ya sea por procesos macro como la globalización y otros de índole regionales y nacionales, comenzaron a tender relaciones por fuera de las fronteras nacionales. Estas acciones han sido motivadas por intereses propios y como fin pretendían alcanzar mejores niveles de desarrollo. Inicialmente, los países latinoamericanos han sido beneficiarios de la cooperación internacional, los llamados receptores, donde los programas en forma de paquetes bajaban hacia el interior de los territorios, teniendo estos que ajustar sus entornos a los requisitos de aplicabilidad.

Si bien, es cierto que esta modalidad de cooperación, norte (países desarrollados) / sur (países en desarrollo), se ha mantenido a lo largo del tiempo, las recientes crisis financieras y económicas en los países centrales han puesto en evidencia la “eficacia” de la ayuda y disminuido los recursos destinados a la cooperación (principalmente financieros). Además, el hecho de que los países de nuestra región han estado llevando adelante mejoras en sus procesos de desarrollo ha cambiado la situación inicial y ahora ya no son el epicentro de famosa “ayuda para el desarrollo”.

Es así que el ambiente internacional fluctúa como también las acciones enmarcadas en la cooperación de este sistema. Es necesario entonces conocer y reconocer cuáles son las verdaderas motivaciones de nuestros territorios en función de esta realidad que influye y convive en un escenario que llamamos glocal.


CONCEPTO DE DESARROLLO

En primer lugar entender el desarrollo en un concepto amplio e integral como la potenciación de las capacidades propias inherentes de cada sociedad, capaz de suplir sus carencias y focalizar todos sus recursos y fuerzas en, lo que se entiende, debe ser el bienestar de la población local.

Esta forma de encarar los desafíos desde el terreno, con sus singularidades partiendo de las necesidades intrínsecas y con la originalidad de cada idiosincrasia en lo que hace a la resolución de las problemáticas comunes entre pares, es lo que se conoce como cooperación descentralizada y va de la mano de las grandes teorías del desarrollo, especialmente del desarrollo humano y del desarrollo endógeno o territorial. El primero implica crear un entorno capaz que permita a las personas llevar adelante sus intereses, crear posibilidades para el desarrollo productivo y construir bienestar social. Si a este concepto lo abordamos desde la perspectiva del desarrollo territorial o local, estamos hablando de la activación, colaboración entre los poderes públicos locales, empresas, instituciones, universidades, ONG’s, centros de I+D y demás actores con presencia en el territorio que sean promotores del desarrollo. Forma parte de un sistema de recursos y fuerzas en interacción constante. A su vez parte de un todo global con el cual también teje relaciones y se influencian mutuamente. Esta arista internacional aparece, para algunos de los actores subnacionales, como un campo de acción que les permitirá estrechar vínculos, esto es con otros actores similares y con un trato horizontal a partir de la reciprocidad e interés mutuo.

En primer lugar debemos decir que la cooperación internacional descentralizada (CID) es aquella que opera por fuera de los gobiernos centrales. Se sitúa entre gobiernos locales y demás actores del territorio capaces de llevar adelante actividad internacional. Tampoco se trata ya de relaciones entre dos gobiernos subnacionales o locales. La relación gobierno/gobierno es cooperación horizontal. Se enfatiza entonces en la cooperación territorial internacional. Esto es acciones encaminadas entre distintos territorios que involucren a los actores que juegan un rol fundamental en los procesos de desarrollo de cada uno de ellos y que mediante distintos tipos de relaciones se benefician mutuamente.

Como decíamos anteriormente, los parámetros de la CID han cambiado, los actores, las modalidades y los temas. La cooperación actual, es sur/sur, es decir la que se da entre actores del mismo continente, esto sería entre latinoamericanos y ya no consiste más básicamente en la transferencia de recursos financieros -mediante programas preestablecidos- sino más bien en acuerdos entre los actores a partir de necesidades y conocimientos que uno pueda suministrar al otro respectivamente. Es un proceso de doble vía donde ambos se ven beneficiados. Es la llamada cooperación técnica internacional y se manifiesta mediante transferencia de conocimiento, tecnología, asistencias, capacitación, intercambio de buenas experiencias, entre otras.


ROL DEL GOBIERNO LOCAL

Ahora bien, el rol del gobierno local debe ser, en cierta forma, el de promotor de este tipo de iniciativas por su carácter de gestor público, lo cual plantea un desafío para los dirigentes políticos. Las relaciones internacionales de los gobiernos subnacionales pueden ser un tema de interés o no para los funcionarios, ya que no es una competencia exclusiva en el caso argentino y que los municipios tienen en su agenda cada vez más asuntos que atender. Para entrar en el juego de la arena internacional se debe dejar de lado la visión paternalista de la cooperación y entender que es un “dar y recibir”. Son actividades que deben ser planificadas y enmarcadas en una estrategia de desarrollo sistémica.

Entendemos desarrollo sistémico cuando hablamos del desarrollo del territorio y esto involucra a todos los actores presentes: gobiernos, instituciones, empresas y centros académicos, entre otros. Se trata de que el territorio nuclee, articule y construya acciones en su conjunto en base a un sistema de capacidades e intereses compartidos. Construir alianzas que permitan consensuar objetivos de trabajo en el tiempo, que sustenten cada una de las actividades y que no dependan de compromisos políticos. Esto es lo que se suele llamar gobernanza territorial.

Se pretende, entonces, relacionar las acciones de cooperación internacional descentralizada en un sistema de gobernanza territorial, que definan cuáles son las estrategias, los pasos a seguir y que pueda identificar territorios que trabajen como partners. Se trata de elaborar un plan, un esquema de trabajo conjunto analizando las potencialidades y debilidades locales y así buscar oportunidades en el exterior.


RAFAELA, SU ESCENARIO

En el caso de Rafaela, las visitas internacionales pusieron de manifiesta una realidad que necesariamente debe ser abordada. Si bien el gobierno local ha estado llevando adelante desde 1994 actividades en pos de la internacionalización de forma articulada, uno de los pilares ha sido la internacionalización de la economía local. Existen acciones en relación a la cooperación internacional, mediante trabajo en redes de ciudades, pero aún no se observa un criterio o bien es incipiente para fortalecer la participación y el rol de nuestra ciudad en estos espacios en red. Es menester recordar que los trabajos colaborativos se basan, principalmente, en compartir buenas prácticas locales que sirvan como fuente de inspiración para otros que tienen o presenten un mismo problema o necesidad. En este aspecto, una buena práctica local debe ser aquella que sea replicable, transferible y pueda perdurar en el tiempo. Poco sirve cuando la práctica se arraiga en entornos que son excluyentes para que estas funcionen.

No se ha incursionado, hasta el momento, en grandes intervenciones que tengan al conjunto de los actores locales en la arena de la cooperación internacional. Si bien el gobierno de la ciudad ha detectado la importancia de establecer relaciones con el extranjero a partir de las últimas delegaciones que han estado en Rafaela gestionado agendas de trabajo e incorporando a instituciones locales (las cuales se han mostrado siempre predispuestas) y tratando de asegurar las relaciones en el tiempo, queda pendiente un debate sobre cómo fortalecer la gestión territorial local de la mano de la cooperación internacional.

En Rafaela existe un trabajo articulado que hasta el momento no ha exigido un acuerdo institucional que formalice las relaciones público privadas, pero tampoco se ha discutido colectivamente cuáles son los pasos a seguir en la materia.

Es fundamental establecer espacios de diálogo, en primer lugar, para instalar el tema en la agenda local y que los actores puedan colectivamente propiciar una visión con objetivos y metas claras. Es importante conocer cuáles son las capacidades con las que se cuentan, los recursos disponibles y las debilidades para definir una estrategia a corto y largo plazo. Es indispensable construir un sistema de indicadores que pueda medir la efectividad de estas actividades. La alianza que exista entre los actores puede ser formal o informal pero necesariamente debe existir compromiso, generar confianza y colaboración entre los actores trabajando hacia el interior del mismo territorio y con otros similares presentes en el extranjero.

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