Por Lic. Alfredo Koncurat
Con la profunda crisis económica sin resolverse en el primer mundo, la incertidumbre sigue haciendo mella en las expectativas de los agentes económicos del país.
Es que las noticias no son alentadoras: ajustes y reajustes son la receta neoliberal de moda que repercuten profundamente en el estado de bienestar europeo duramente conquistado tras la segunda guerra mundial.
El escenario es complejo, la economía nacional se ha visto resentida y si bien se vislumbra un segundo semestre más auspicioso, es evidente que el año no mantiene el ritmo del 2011.
Para mal, con cierto atraso las políticas de corrección a desajustes anteriores como la quita de subsidios no parecen ser oportunas, las rispideces en el sector productivo se ponen nuevamente en el tapete.
LA CLAVE: LA INVERSION
La variable preponderante que con tanto atino se trata de estimular es la inversión; aunque lamentablemente es el componente del producto con menos reflejo.
Es indudable que la importancia de la inversión en la última década ha sido relevante, ha acompañado el crecimiento y sin lugar a dudas ha potenciado el ciclo económico, sin embargo, el componente fundamental de esta ha sido la construcción, inversión no reproductiva.
Hoy a pesar de los menores márgenes económicos en el sector, la construcción se mantiene con un significativo vigor, su tasa de crecimiento interanual evidencia que el sector se reinventa y continúa atrayendo inversores.
Seguimos viendo propuestas inmobiliarias por doquier, edificios aquí y allá, con mayor valor agregado, marketing o financiación en pesos; lo que sea para atraer los inversores que a falta de una alternativa segura predisponen sus ahorros en ladrillos.
¿Falta de ideas, proyectos o idiosincrasia especulativa? Ojalá la inversión en equipos y máquinas fuera más significativo, esto nos demostraría que la Argentina estaría transitando el paso a un país más consolidado, con un entramado industrial más relevante y propicio para un crecimiento sustentable.
Tal vez esta sea la próxima gran conquista de nuestra sociedad: la industrialización del sistema productivo.
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