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Suplemento Economía Domingo 22 de Enero de 2017

En la era Trump, Argentina se blinda por si se demoran las inversiones

El objetivo es blindar financieramente al país por si las inversiones demoran más de lo previsto o, aún peor, si el efecto Trump pone patas para arriba al mundo y los capitales empiezan a irse de los países emergentes.

Agrandar imagen FOTO ARCHIVO NA ¿AMENAZA GLOBAL? El mundo teme que Trump lleve a la práctica su estilo agresivo con todo lo que hay fuera de Estados Unidos.
FOTO ARCHIVO NA ¿AMENAZA GLOBAL? El mundo teme que Trump lleve a la práctica su estilo agresivo con todo lo que hay fuera de Estados Unidos.
José Calero

Por José Calero

Luis

Caputo, el ascendente ministro de Finanzas, cumplió esta semana a

rajatabla con el pedido del presidente Mauricio Macri y aprovechó

la avidez financiera por títulos públicos de la Argentina para

realizar una sobrecolocación de deuda: tenía previsto U$S 5.000

millones y terminó tomando $ 7.000 millones.

El objetivo es blindar financieramente al país por si las

inversiones demoran más de lo previsto o, aún peor, si el efecto

Trump pone patas para arriba al mundo y los capitales empiezan a

irse de los países emergentes.

Siempre el objetivo fue resolver las necesidades financieras

para este año lo más rápido posible, sin perder de vista que se

trata de un año electoral, y se va logrando.


Menos concretos, pero no por eso carentes de efectividad, los

ministros de Hacienda, Nicolás Dujovne, y de Producción, Francisco

Cabrera, hicieron denodados esfuerzos en el Foro de Davos para

convencer al mundo de que la Argentina está de vuelta, con derecho

a jugar en primera en el radar de las inversiones.


Cabrera, incluso, se trajo del frío de Davos una promesa de

inversión de la automotriz japonesa Nissan por U$S 700 millones

con destino a una planta en Córdoba.

Ambas gestiones describen el escenario que pretende construir

Macri para este 2017, ante un Brasil que no termina de reaccionar,

y un primer mundo que debe estar cada vez más alerta al terrorismo

que a pensar en cómo crecer.


El terrorismo global, daño colateral del choque de

civilizaciones descripto por Samuel Huntington, empieza a tener un

impacto económico profundo, no sólo por su capacidad de

destrucción, sino por su sentido desestabilizador, un elemento

clave a la hora de ponerle obstáculos al desarrollo.


Dujovne habló en varios encuentros del tradicional Foro de

Davos y repitió que la Argentina ya está creciendo, y se encamina

a una recuperación del 4% este año.

El mismo guión utilizó el presidente del Banco Central,

Federico Sturzenegger.

Dijo ante financistas que ya en diciembre se confirmó que la

caída de la economía argentina tocó fondo y empezó a crecer, y que

ya se nota en el consumo y la actividad económica.


Sturzenegger ponderó, además, que la inflación empieza a

aplacarse y dijo que existen chances cada vez concretas de cumplir

con las metas de 17% para todo 2017.

El rol activo en el megaencuentro en Suiza, y el road show

financiero por Londres y Nueva York, representaron también una

prueba de fuego para los funcionarios, luego de las fuertes

señales emitidas por Macri de que de ahora en más no habrá más

oportunidades de salirse del libreto y todos deberán tocar la

misma sinfonía y trabajar en equipo.


El desplazamiento de Alfonso Prat Gay del ministerio de

Hacienda, de Isela Costantini de Aerolíneas Argentinas y de Carlos

Melconian del Banco Nación dejaron en claro que el derecho a

disentir en un gobierno macrista tiene sus límites.

Queremos trabajo en equipo, alineados y con una estrategia cada

vez más homogénea, fue el mensaje transmitido por la Jefatura de

Gabinete.

Dujovne y Javier González Fraga, quien reemplazó en forma

sorpresiva a Melconian en el Nación, saben que no tendrán

oportunidad de juego propio, y que de ahora en más todas las

decisiones económicas deberán pasar por el tamiz de Marcos Peña,

alter ego de Macri.


El ministro de Hacienda es optimista: sabe que este año habrá

un rebote de la economía, que los analistas más optimistas ubican

en el 5 por ciento.

Para Dujovne, esto no hubiese sido posible sin normalizar la

economía y reconstruir el esquema de tarifas y de precios en los

sectores regulados.


El mayor optimismo a nivel inversiones está vinculado con el

sector energético: el ministro de Energía, Juan José Aranguren, le

informó a Macri que se alcanzó un récord en combustibles

renovables.

Pero el optimismo se diluirá rápido si la Argentina no da

señales de avanzar en viejos obstáculos que esmerilan su

competitividad.


Las empresas siguen soportando niveles de presión impositiva

altísimos, y ya entidades como la UIA y la Cámara de Comercio han

presentado propuestas para reformular el sistema tributario.

Sin dejar de mirar el gasto público, Dujovne está de acuerdo

con la necesidad de introducir cambios en materia impositiva.

Cree que el sistema productivo es "caro", y que se necesitan

más acuerdos entre empresas y sindicatos para reducir el costo de

fabricar en la Argentina.


El camino no parece ser un lecho de rosas: el gobierno pretende

replicar rápido en otros sectores el convenio excepcional firmado

con los petroleros para Vaca Muerta.

Los próximos en la lista son los metalúrgicos, un sector de

mano de obra intensiva que tuvo su época dorada durante el

kirchnerismo, y donde los cambios deberán enfrentar fuertes

resistencias. 

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