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Suplemento Economía Viernes 20 de Diciembre de 2024

El mundo del revés, del dólar al peso como eje de la inversión argentina

El peso al que nadie quería a finales de 2023, busca, un año después, continuar siendo la moneda de uso corriente entre los argentinos a la vez que aspira a convertirse en un vehículo de inversión.

Agrandar imagen CONTRAPESO. El dólar y el peso, una relación inestable en la Argentina de las crisis recurrentes.
CONTRAPESO. El dólar y el peso, una relación inestable en la Argentina de las crisis recurrentes. Crédito: FOTO DEPOSIPHOTOS

Por Guillermo Briggiler

Por décadas, la economía argentina se definió por un denominador común: el dólar. Desde los ahorros familiares hasta los grandes negocios, todo giraba en torno a la divisa estadounidense. Sin embargo, desde este año que ya termina una transformación silenciosa se está gestando en el panorama económico del país, y el protagonista es otro billete: el peso. Se abría una competencia de monedas donde todos dábamos al dólar como ganador, pero salió sorpresa.

En este cambio de paradigma, el peso no solo busca continuar siendo la moneda de uso corriente entre los argentinos, sino también como un vehículo de inversión. Esto, por supuesto, no es el resultado de un movimiento espontáneo, sino de una combinación de políticas monetarias, expectativas de mercado y, sobre todo, la perspectiva de un posible fin al cepo cambiario. Pero ¿cómo llegamos hasta aquí y qué implicancias tiene esta transición?

Durante años, los argentinos acumulaban dólares -los que podían hacerlo- como refugio ante las recurrentes crisis económicas que devaluaban la moneda propia. Sin embargo, el esquema actual plantea una escasez estructural de pesos en ciertos sectores clave, lo que está impulsando su valorización en términos reales. Si el gobierno logra consolidar un superávit fiscal y capitalizar al Banco Central mediante un acuerdo con el FMI, el peso podría convertirse en una moneda atractiva para ahorrar e invertir.

Esto también se ve reflejado en las tasas de interés locales. Mientras que en el contexto internacional las tasas de referencia en Estados Unidos podrían reducirse hacia 2025, en Argentina las tasas en pesos seguirán ofreciendo retornos competitivos. Este diferencial podría consolidar al peso como un activo rentable en términos financieros.

El cambio de rumbo también implica un redireccionamiento de las estrategias de inversión. Los tradicionales dólares en la caja de seguridad -si la estabilidad se consolida, ya no tiene caso tener un capital "parado" sin generar ganancias- podrían ceder el protagonismo a instrumentos más sofisticados y ligados a la economía real, como acciones y bonos en pesos. En particular, sectores como la energía y los bienes raíces podrían ser las grandes estrellas de este cercano 2025.

Sin embargo, para que este escenario optimista se concrete, es crucial superar ciertos desafíos. El acuerdo con el FMI por U$S 26.000 millones -hay negociaciones entre el Gobierno y el organismo- no solo sería clave para capitalizar al Banco Central, sino también para despejar las dudas sobre la sostenibilidad de la deuda. Además, la eliminación del cepo cambiario abriría las puertas a un sistema financiero más eficiente y transparente, permitiendo una mayor integración con los mercados internacionales.

En este contexto, el reposicionamiento de Argentina en los índices de riesgo-país podría generar una oleada de inversión extranjera. Según estimaciones, el país podría alcanzar una calificación B en los mercados globales para el 2025, marcando el inicio de una nueva etapa de crecimiento económico y estabilidad monetaria.

El giro hacia el peso no solo implica un cambio en las políticas monetarias, sino también en la psicología colectiva. La confianza en la moneda local es un pilar fundamental para cualquier economía y, en este sentido, el 2025 podría ser el año en que Argentina comience a reconstruir ese vínculo perdido.

La clave estará en diversificar las opciones de inversión y educar al inversor promedio sobre las nuevas oportunidades que ofrece el mercado local. Dejar atrás la mentalidad del dólar -más allá de los ruidos de esta semana asociados a una mayor demanda estacional que se suele dar en diciembre desde empresas y por turistas que vacacionarán en el exterior, a lo que se suma la devaluación del real en Brasil y una relativa inestabilidad internacional- como único refugio requiere tiempo, pero las condiciones parecen estar alineadas para dar ese paso.

El cambio de paradigma económico que se avecina en Argentina podría redefinir las reglas del juego. Aunque el dólar seguirá siendo una referencia importante, el peso está preparado para asumir un rol protagónico en las decisiones de inversión.

Y como podría haber cantado María Elena: en el reino del revés todos ahorran en pesos este año y este mes…

#BuenaSaludFinanciera

@ElcontadorB

@GuilleBriggiler

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