Por Guillermo Malisani
En un intento por aplacar el cada día más
controvertido clima político y gremial, el Gobierno salió a
mostrar en los últimos días estadísticas públicas y privadas que
dan cuenta de una tenue recuperación económica, aunque reconoce
que el efecto llegará a la gente recién "en los próximos
trimestres".
Indicadores públicos y privados difundidos en los últimos
días tuvieron variadas y contradictorias interpretaciones.
De todos modos, habrá que esperar a que termine el primer
bimestre para realizar una lectura más certera y definir el
estado de la macroeconomía.
Incluso, no sólo las interpretaciones fueron divergentes sino
hasta los propios estudios revelaron cifras abiertamente
opuestas, como en el caso de lo ocurrido con la actividad
industrial de enero.
Para el Centro de Estudios Económicos de Orlando Ferreres, el
comportamiento de abril arrancó el año con una baja del 6,4%, pero
para la fundación FIEL subió 3,9%, mientras que el INDEC
registró una retracción del 1,1%.
Frente a tanta disparidad resulta complejo hacer una
evaluación y determinar en qué punto se encuentra la actividad
industrial y si finalmente el proceso recesivo está empezando a
quedar atrás.
No obstante, parece existir consenso en cuanto a que el
sector tocó un piso y comenzó en el último tramo del 2016 una
sensible recuperación, no en la comparación interanual pero sí
respecto de meses anteriores.
La industria de la construcción, otro de los pilares del
crecimiento, no logra levantarse aunque moderó la tendencia:
bajó 2,4% en enero y en 2016 se perdieron casi 17 mil empleos.
El sector alcanzó el decimotercer mes consecutivo a la baja y
por ahora no lo han logrado reactivar ni la obra pública, ni la
inversión privada.
De acuerdo con las estadísticas del INDEC, la economía cayó
2,3% durante el 2016, pero en diciembre evidenció una
recuperación del 1,6% contra noviembre anterior, logrando un
saldo positivo por segundo mes consecutivo.
"La economía está empezando a crecer, pero recién se sentirá
en la calle cuando pasen varios meses o trimestres", aclaró el
ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.
El funcionario que recién cumplió dos meses en el Gabinete
acusó a parte de la oposición de pretender mostrar "un país que
no es el que tenemos".
La confianza de los consumidores que mide la Universidad Di
Tella arrojó en febrero una caída de casi 11% y del 8,5% contra
enero anterior.
Un dato positivo que el Gobierno salió rápidamente a difundir
fue el récord conseguido por el trigo, con 18,3 millones de
toneladas de cosecha, que marca un récord.
En ese contexto, a diario se difunden noticias sobre el
cierre
de empresas o despidos, como ocurrió con la química Atanor y las
600 suspensiones de la automotriz Volkswagen, entre las más
notorias aunque también hay textiles que sufren por el fuerte
aumento en las importaciones.
LA PUJA SALARIAL Y SU
IMPACTO EN LA ECONOMIA
La necesidad y apuro del Gobierno por salir a mostrar signos
de una incipiente reacción económica tienen como escenario un
cada vez más convulsionado clima social.
En ese marco, los gremios docentes nacionales fueron los
primeros en anunciar el conflicto con un paro de 48 horas en el
inicio de clases, con eje en la Provincia de Buenos Aires.
El Gobierno de María Eugenia Vidal intenta mostrar firmeza y
ratificó la propuesta de aumento salarial: 18% en cuatro cuotas,
con una cláusula gatillo por si la inflación supera ese número.
Los sindicatos piden 25% para este año y un 10% adicional por
la pérdida de poder adquisitivo que se verificó a lo largo del
año pasado.
Este incipiente conflicto parece ser sólo la muestra de una
dura lucha que deberá afrontar el Ejecutivo en su decisión de
ponerle un techo del 18% a las paritarias.
Desde el gobierno bonaerense acusaron a los docentes de estar
en campaña electoral y tener propósitos políticos partidarios,
lo
cual resulta difícil de suponer porque fueron los seis gremios
docentes en conjunto los que adhirieron al paro.
La puja recién empieza y la sensación es que el conflicto
podría extenderse varias semanas.
En rigor, lo que se negocia no es sólo un aumento salarial
para los docentes bonaerenses, sino la posibilidad de quebrar el
techo del 18% de incremento que prometió la administración
provincial.
Esa posibilidad es la que a toda costa quiere impedir la
administración macrista por el efecto que podría tener en las
demás paritarias.
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