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Suplemento Economía Domingo 1 de Abril de 2012

El costo del ajuste

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Redacción

Por Redacción

Por José Calero


Como

si huyera de la peste, la clase política le esquiva el bulto al

inevitable "sinceramiento tarifario" que exige el sistema de

servicios del país para seguir funcionando, y que involucra

subtes, trenes, colectivos, electricidad, gas, agua, peajes y

otros.

Nadie quiere convertirse en el villano de esta historia y así

se avanza hacia un callejón sin salida, donde usuarios y

consumidores -rehenes por ejemplo de un sistema de transporte que

los maltrata a diario- sólo esperan el momento en que la espada de

Damócles caerá sobre sus extenuados bolsillos.

La pelea entre Cristina Fernández y Mauricio Macri de los

últimos días -Congreso mediante- es un buen ejemplo de este

momento clave que atraviesa un modelo económico necesitado de

correcciones que ahora parece nadie animarse a tomar.

Cristina intentó recorrer el camino de la eliminación de

subsidios distorsivos aprovechando el empuje político del 54 por

ciento de los votos.

Pero lo desandó rápido en cuanto le pusieron sobre su

escritorio encuestas alarmantes: la sola insinuación de sus

intenciones le había hecho perder entre 10 y 14 puntos de imagen

positiva, según la consultora que la midiera.


A esta altura de los acontecimientos, sólo el amianto que

parece rodear a algunos funcionarios parece sostener estadísticas

del INDEC que son el hazmerreír del mundo, y que hablan de una

inflación de un dígito cuando todas las variables se ajustan entre

25 y 30 por ciento.

Desde el punto de vista económico, la Argentina vive una

ilusión óptica a la que ahora se pretende hacer sobrevivir echando

mano de las reservas del Banco Central y tratando de captar más

fondos de los jubilados vía organismos como la ANSES, mientras los

precios sostenidos del complejo sojero continúan siendo el

principal sostén.


El problema de la economía ya no pasa sólo por la posible

pérdida de imagen presidencial.

Un escenario complicado y la desconfianza cada vez más

pronunciada del mundo de los negocios hacia la administración

kirchnerista empiezan a impactar con fuerza en el nivel de

actividad.

La industria de la construcción -la más dinámica junto con la

automotriz- registró en febrero una caída del 4,5 por ciento.


El cepo a las importaciones está provocando, como ya ocurrió

con el dólar, dolores de cabeza en muchos sectores fabriles.

Los permisos de construcción cayeron 30 por ciento en la Ciudad

de Buenos Aires, el nivel de escrituraciones dejó de crecer y la

gente, que gastó a manos llenas el último verano, toma más

precauciones a la hora de consumir.

Buena parte de los aumentos que registran las estadísticas,

como los que muestra la recaudación, están más vinculados al

efecto inflacionario que a una mejora en los niveles de actividad.


MUNDO ENOJADO

La Argentina debió adoptar medidas para cerrar aún más su

economía en los últimos meses, preocupada por la fuga de divisas y

una reducción acelerada de su superávit comercial.

Lo hizo en momentos en que el hemisferio norte atraviesa una

severa crisis y necesita colocar sus productos en las naciones

emergentes del sur.

Tal vez por ello, Estados Unidos, los países de la Unión

Europea y algunas naciones latinoamericanas y asiáticas

reaccionaron y criticaron con dureza el modelo económico que

aplica el país, que va a contramano de lo que le exige la OMC.

Un grupo de 40 países presentó una dura declaración contra la

política comercial que aplica la Argentina.


La crítica ya se había insinuado con una medida concreta por

parte de los Estados Unidos, que sacó al país de un régimen de

preferencias arancelarias por no pagar deudas a dos compañías

norteamericanas tras un fallo del tribunal CIADI del Banco

Mundial.


Pero ahora subió de tono y apuntó a la columna vertebral del

plan de hierro que tiene al secretario de Comercio Interior,

Guillermo Moreno, como cabeza de playa.

Una nota presentada por un conjunto de países ante la OMC en

Ginebra castigó las "medidas restrictivas" aplicadas por la

Argentina.

La queja también fue firmada por México, Costa Rica y Panamá,

que coincidieron en que la Argentina atraviesa un proceso de

"falta de transparencia".


También cuestiona la "profunda incertidumbre" que genera el

país con sus políticas.

En la misma línea, los industriales de San Pablo montaron en

cólera contra la Argentina.

Para ellos, el método Moreno para las importaciones es tan

"indescifrable" como el sistema cambiario argentino lo es para el

BID y otros organismos, los cuales ya advirtieron que el sistema

argentino, donde conviven tres valores para la divisa

estadounidense, no tiene cabida en variable alguna.


El dólar "oficial", que casi nadie ya puede comprar, cotiza a

4,40 pesos, el paralelo, que se adquiere en las cuevas a

escondidas de los inspectores, vale 4,90 y el más sofisticado

"contado con liqui", a través de la triangulación de bonos en

dólares, vale, 5,20.

Semejante ´esquizofrenia cambiaria´ parece empezar a darle la

razón a quienes sostienen que la Argentina va camino de ser

indescifrable. 

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