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Suplemento Economía Viernes 15 de Noviembre de 2024

El billete de veinte mil y la trampa de los pesos en la economía argentina

Es crucial considerar el impacto en el consumo y la demanda interna para evitar que las medidas de ajuste desencadenen una recesión más profunda. Hay brotes verdes, pero hay que cuidarlos y potenciarlos.

Agrandar imagen MAYOR DENOMINACIÓN. El nuevo billete de $ 20 mil impreso en el exterior que se puso en circulación.
MAYOR DENOMINACIÓN. El nuevo billete de $ 20 mil impreso en el exterior que se puso en circulación. Crédito: FOTO BCRA

La situación económica de Argentina se encuentra en una paradoja estructural, por un lado la necesidad de estabilizar la moneda nacional y frenar la inflación exigió reducir la emisión de dinero y esto trajo consigo efectos colaterales que afectan el salario, el consumo, el empleo y la actividad económica. La aplicación medidas de ajuste, como el aumento de tarifas, la reducción de gasto público y la limitación de la obra pública, generaron impactos significativos en los consumidores, que debieron destinar mayor cantidad de los mismos pesos que generan al pago de impuestos y servicios, cuyas tarifas fueron al alza.

Un ajuste monetario, como el que se implementó al cortar la emisión y estabilizar la cantidad de dinero, tiene un primer efecto inmediato: al haber menos circulante, aumenta la demanda de pesos por su escasez, similar al fenómeno vivido durante el Plan Bonex en los 90. Esto contribuyó a la reducción en la inflación, pero el costo es una fuerte presión sobre el consumo. Al aumentar tarifas y redistribuir el gasto hacia servicios esenciales como la energía y el transporte, los consumidores deben destinar mayor parte de su ingreso a cubrir estos costos, dejando menos dinero disponible para otros tipos de consumo, desde el esparcimiento hasta los pases y las compras en comercios locales. Esto no sólo debilita la actividad en estos sectores, sino que también agrava la recesión, ya que el gasto en bienes y servicios se reduce drásticamente.

Además, el ajuste del gasto público y la reducción de la obra pública provocan una escasez de pesos en circulación que impacta a las provincias, en el nivel de empleo de la construcción y a los empleados públicos. Aunque el recorte del llamado "empleo improductivo" o "ñoqui" puede parecer una medida lógica para reducir el déficit, esto también representa una pérdida de ingresos que previamente se destinaban al consumo de bienes y servicios locales. Este enfoque, lejos de incentivar una economía más dinámica, acentúa la crisis, afectando a comercios pequeños y medianos, como heladerías y bares, que dependen del consumo de esos sectores.

Otra consecuencia es que, al haber una falta de pesos en la economía, muchas personas y empresas deben recurrir a la venta de dólares para cubrir sus gastos cotidianos y mantener su operatividad comercial. Este fenómeno presiona al mercado cambiario, ya que incrementa la oferta de dólares, fortaleciendo el peso.

Un aspecto clave que podría replantearse en el debate es el rol del empleo público y su relación con la productividad. En lugar de eliminar puestos de trabajo, una estrategia alternativa sería mejorar la eficiencia y productividad del empleo público, lo que permitiría aprovechar esos recursos humanos en tareas más relevantes para el desarrollo económico y social. Otra opción es fomentar un entorno donde el sector privado tenga incentivos para atraer y competir por ese talento, ofreciendo mejores condiciones salariales y beneficios que hagan al empleo privado más atractivo que el público. Esto no sólo aliviaría la carga fiscal, sino que estimularía una transición ordenada del empleo público al privado, impulsando un consumo más robusto y diversificado en la economía nacional.

Mientras se restringe el circulante y se recorta el gasto, comienzan a circular los billetes de veinte mil pesos con la cara del padre de la Constitución Nacional de 1853, Juan B. Alberdi -y en el reverso está la recreación de la casa natal del abogado, diplomático, economista, escritor, filósofo, periodista y político-, solución esperada para lubricar las operaciones comerciales diarias, y dinamizar la economía.

Mientras tanto, es crucial considerar el impacto en el consumo y la demanda interna para evitar que las medidas de ajuste desencadenen una recesión más profunda y pronto los motores productivos que hoy prometen, arranquen definitivamente. Alguna luz ya estamos viendo al final del camino, récord en patentamiento de vehículos, exportaciones de energía (antes importábamos), baja de la inflación que repercute en suba del poder adquisitivo de los salarios, apreciación de nuestra moneda y aumento de reservas del BCRA.

#BuenaSaludFinanciera

@ElcontadorB

@GuilleBriggiler

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