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Suplemento Economía Domingo 20 de Abril de 2014

Desde la estrategia, no desde la culpa

RSE Y EL DISPARADOR

Fernando Solari

Por Fernando Solari

La RSE [Responsabilidad Social Empresaria] tiene la capacidad para

brindar un aporte de valor a la comunidad -integral, abarcando a

todos sus integrantes empresa incluida- que depende, en buena

medida, del punto de partida.

Como suele ocurrir, las chances de llegar a donde nos

proponemos dependen del origen desde el que partamos; esta

dependencia influye en que la dirección que tomemos nos dirija

hacia donde nos proponemos llegar tanto como que partamos con la

predisposición y el espíritu que nos permita tener el destino que

buscamos como una posibilidad cierta.

Todo recorrido cuenta con un punto de partida necesario pero no

suficiente ya que también dependemos de un disparador apropiado

que nos ponga en marcha; hay quienes tienen definidos puntos de

partida con claridad, metas prefijadas y caminos analizados sin

que haya razones para ponerse en marcha convirtiendo al recorrido

en un potencial perpetuo.


Los disparadores se pueden sintetizar en dos grandes razones

capaces de poner en marcha el recorrido en busca de los resultados

que permite la RSE; la culpa o la estrategia.


Quienes se ponen en marcha desde la culpa son aquellos que

esperan encontrar en la RSE una buena forma de compensar lo que

hacen, una oportunidad para recuperar el equilibrio que

evidentemente les hace perder la evolución de su negocio. Si mi

negocio me pone en contra de la comunidad será bueno tener algo

que me ponga a favor, si genero alguna clase de daño a la

comunidad lo ideal es poder hacer algo que la favorezca para que

una pincelada de blanco me permita lograr algún tono de gris que

me quite del negro al que me condena mi actividad.


Es tan difícil que un empresario se vea identificado en el

grupo de quienes tienen como disparador la culpa para iniciarse en

el camino de la RSE que cuesta creer que un análisis objetivo nos

muestre este disparador como el que sobresale en la gran mayoría

de los mercados.

La forma más simple de identificar a quienes son movidos por la

culpa para ponerse a andar en el camino de la RSE es viendo lo que

hacen y despegando esa mirada de las declaraciones. Este es el

caso donde hay una separación entre lo que se declara y lo que se

lleva a cabo tan amplia que no hay puente que resista una unión

entre ambas.

La puesta en evidencia es doble; por un lado a través de lo que

generan, acciones netamente filantrópicas independientemente de

cómo las llamen y presenten. Una tendencia a suplantar al otro

brindando lo que creen que necesita mientras ponen en evidencia su

accionar.


Por otro lado los resultados que obtienen; suplantar al otro,

hacerle un regalo no es más que darle una gratificación puntual.

Su realidad, su vida no cambia y al buen momento vivido lo eclipsa

una sensación de oportunidad desaprovechada.


Tampoco cambia la realidad de la empresa que parte desde la

culpa ya que esta no se diluye por las acciones filantrópicas sino

que lo que corresponde es dejar de hacer lo que genera culpa,

reparar los daños generados y hacer lo que corresponde -sin

perjudicar a nadie- para luego reafirmarlo desde la RSE.


ESTRATEGIA SIN CULPAS

Que el arranque sea desde la estrategia consigue reafirmar lo

hecho por la empresa enriqueciéndolo a través del vínculo de

intercambio de valor que se genera con cada uno de los grupos de

interés.

No hay nada que ocultar por lo que no es necesario generar

puntos de atención fuera de la razón de ser de la empresa.

Hay

mucho por potenciar, es posible enriquecerse sin que los otros

pierdan.

Enriquecerse en valores permite que se forme una espiral

creciente y abarcadora.

La estrategia, como disparador para la RSE, permite generar

crecimiento; un crecimiento que abarca a la empresa y a todos los

miembros de sus grupos de interés. Crece la comunidad y todos los

que la conforman.

La empresa gana en reputación -el valor intangible que no puede

ser robado ni copiado y que funciona como diferencial competitivo

y sostenible-; la comunidad gana en valores, se enriquece y crece

junto con la empresa.


La culpa es un disparador que genera una huida, aunque a simple

vista no se note; la estrategia es un disparador que genera

enriquecimiento, que se esparce hasta cubrir a todos los

involucrados.

La estrategia alineada con la empresa y respetuosa de la

comunidad de la que forma parte no tiene culpas, tiene pura

potencia generadora de valor para todos, valor que transforma en

sostenible.

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