Por REDACCION
Por Kristina Bula
Actualmente, la Región Este de Uruguay está formada por los departamentos de Maldonado, Rocha, Treinta y Tres, Lavalleja y Cerro Largo. Por el año 2008, los intendentes de Maldonado, Rocha y Treinta y Tres presentaron junto al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, el “Proyecto Región Este” (en adelante el PRE), financiado por la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) de Presidencia y la Unión Europea, a través del Programa Uruguay Integra que aún sigue en funcionamiento. Ese proyecto comenzó a ejecutarse en enero de 2009 y en el 2010 se sumó la Intendencia de Lavalleja.
La iniciativa buscaba articular las políticas públicas entre los gobiernos departamentales, el gobierno nacional y la sociedad civil, a través de la generación de capacidades institucionales que ayudaran al desarrollo del territorio con una perspectiva regional. Como resultado se determinaron ejes prioritarios de intervención con sus correspondientes medidas políticas a seguir. Algunas de ellas estaban fuertemente ligadas a la actividad turística.
Una era la promoción de una política regional integrada de turismo, con énfasis en un turismo alternativo al de sol y playa, ícono del desarrollo turístico de Maldonado y Rocha con sus principales balnearios como Piriápolis, Punta del Este, La Paloma y Punta del Diablo. De esa forma se generaría valor agregado al desarrollo económico regional. Otra de las medidas, proponía el diseño de un modelo regional para la instalación de polos logísticos y resaltaba la trayectoria de la región vinculada al turismo, la frontera con Brasil y la importancia de la costa, como factores a considerar.
El PRE terminó de ejecutarse en el 2012 y en junio se presentó el Plan Estratégico de Desarrollo de la Región Este, como el resultado de ese proceso de integración interinstitucional en clave regional. El desafío era sostener el impulso de las cuatro Intendencias departamentales y vincular las propuestas en acciones concretas, una vez terminado el fondo que financiaba el primer empuje.
La siguiente inyección iniciativa llegó a través del proyecto “El Otro Este” en 2014, también financiado por la OPP, ejecutándose entre 2015 y 2016. Fue presentado por las mismas Intendencias que participaron del PRE, pero en este caso, pretendían generar un circuito de turismo comunitario conformado a través de proyectos de vecinos de cuatro localidades al interior de los departamentos, de manera que se articularan en una red de iniciativas locales, donde el turismo se transformaría en una herramienta de oportunidades y desarrollo.
Además de esas dos iniciativas, el Ministerio de Turismo venía apostando fuertemente, desde el inicio de éste período, a la descentralización de la política turística mediante el proceso de consolidación de Regiones en todo el país. Esta apuesta se sumaba al proceso iniciado por aquellas cuatro Intendencias departamentales que impulsaron el PRE en el 2008-2009, incorporando también al departamento de Cerro Largo en el 2016.
La articulación de esfuerzos en ambos niveles de gobierno, se concretan con la firma del acuerdo marco de integración regional entre las cinco Intendencias departamentales con el Ministerio de Turismo, comprometiéndose al trabajo de cooperación interinstitucional hasta el final del período de gobierno en 2019. Este acuerdo legitimó un espacio de diálogo que venía gestándose con dificultades entre las Intendencias departamentales: la Mesa de Turismo Regional (MTR).
Para el Ministerio de Turismo el objetivo era claro: trabajar en la construcción de productos turísticos regionales para conquistar nuevos mercados a nivel regional e internacional, poner énfasis en el desarrollo de nuevas ofertas y circuitos que complementen el turismo de sol y playa y apostar a eliminar la temporada estival asociada a la costa, generando turismo todo el año en toda la región, lo que se traduce en mayores oportunidades a lo largo del territorio. Para eso, y acompañando el trabajo articulado de las Direcciones de Turismo de las Intendencias departamentales, se incorporó en 2017 una nueva figura del Ministerio en el territorio: el referente territorial. Una figura que desde otros ministerios ya estaba instaurada en el territorio.
Pasaron dos años desde que se firmó el acuerdo. Un período que presentó dificultades en la articulación de estrategias conjuntas, aún con dos proyectos concretados en clave regional. Las líneas estratégicas estaban plasmadas en el acuerdo, pero no se disponía de fondos ni capital humano suficiente para concretarlas, lo que se mezclaba con ausencia de voluntad política en algunas ocasiones. Las Direcciones de Turismo de Rocha y Maldonado, que hoy tienen mayores capacidades técnicas, destinaron dos técnicos referentes para trabajar junto a la referente del Ministerio de Turismo en el desarrollo de un Plan de Trabajo de la Mesa que ordenara el trabajo y continuara las líneas del acuerdo. En abril de este año fue presentado a los Directores y aprobado por las autoridades de las seis instituciones firmantes del acuerdo.
El Plan de Trabajo para 2018 y 2019 traza las acciones de la Mesa en base al cumplimiento de seis objetivos, todos ellos importantes, pero ambiciosos por la falta de recursos presupuestales, materiales y técnicos, además de la diversidad del territorio y sus distintos escenarios en el desarrollo turístico. Esto es una oportunidad para diversificar la oferta y generar oportunidades, pero es una dificultad a la hora de integrar a los actores en un trabajo en red.
Por un lado, la Mesa apuesta a fortalecerse, conformando un equipo de funcionarios de todas las Direcciones de Turismo, dotados de capacidades técnicas para instrumentar las acciones que surgen del consenso entre autoridades que forman parte de la Mesa. Pero también, apunta a generar las capacidades para lo cual las direcciones deberían disponer de mayor presupuesto y tiempo destinado a la formación, factores que hoy no están disponibles.
Considerando que los departamentos de Maldonado, Rocha y Lavalleja han desarrollado más fuertemente la actividad y están hoy, más preparados para enfrentar el desafío con capacidades propias, y quizás, con mayor presupuesto, aún cargan con las dificultades de Cerro Largo y Treinta y Tres, quienes carecen de formación interna y de una trayectoria turística contundente en sus territorios.
Para el caso de Cerro Largo, contundente significa un desarrollo turístico que justifique destinar mayor presupuesto y recursos técnicos para embarcarse en este proceso de integración regional. Lo mismo sucede con Treinta y Tres, que además de no tener capacidades técnicas instaladas, el turismo en la Intendencia es abordado como una Unidad dentro de una Dirección, por lo tanto, el presupuesto se comparte con otros cometidos de la Dirección de Desarrollo. Sumando también que la economía departamental está fuertemente asociada a la producción arrocera, por lo que es difícil romper la trayectoria y apostar al turismo como factor de desarrollo, aún con ejemplos claros de posicionamiento en la actividad turística. La tarea en ambos departamentos es convencer a las autoridades políticas sobre la importancia de este sector de la economía y las oportunidades que representa. Es una tarea que enfrentan los Directores de Turismo dentro de sus Intendencias y que, si bien no son decisiones de la Mesa, la conformación de ese espacio ayuda a posicionar el turismo con la relevancia debida a la interna de los gobiernos departamentales.
Tal es así que, el Ministerio de Turismo está liderando desde el año pasado el proceso de actualización del Plan Nacional de Turismo Sostenible 2009-2020 hasta el 2030, entendiendo que quedará obsoleto en corto tiempo. En esta nueva versión, que trazará el norte de la política pública del turismo en el país, la descentralización del turismo a través del trabajo coordinado en regiones, es una estrategia fundamental y prácticamente acordada por varios sectores privados, Municipios y sectores de la educación. El debate es el cómo y con qué.
Están elaborados los planes y las estrategias para el desarrollo turístico de la Región, están firmados los acuerdos entre dos niveles de gobierno en la construcción de políticas públicas de Estado, que hoy tienen pendiente sumar a los Municipios en ese proceso. Con todo esto, el desafío es doble: generar capacidades dentro de la Mesa, con presupuesto suficiente para trabajar en el territorio; y construir nuevos espacios de diálogo con actores del territorio que apuestan al proceso de regionalización, pero que no han participado aún en los debates. Actores que también pueden aportar a la generación de capacidades desde sus roles y experiencias en el territorio, tanto en gestión, promoción, como en construcción de conocimiento científico, nutriéndose de la trayectoria del sector público en un esquema de co-construcción de capacidades.
La Región Este cuenta con una infinita trama de actores y posibilidades, habilitar y legitimar espacios de encuentro y articulación es a partir de ahora, la fase más necesaria y desafiante para la Mesa.
Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.