Por REDACCION
Por Silvina L. Cassina (*)
Antes de pensar en cómo invertir nuestro dinero o que en vamos a gastar los rendimientos de nuestras posibles inversiones futuras, es fundamental en primer lugar fijar objetivos y en segundo, ordenar nuestras finanzas personales.
Para establecer los objetivos, lo mejor es mirar cómo actúan las personas exitosas en el manejo de su dinero, analizando sus hábitos y costumbres, e imitando lo mejor de ellos.
Existen muchos mitos sobre los ricos y sus costumbres, asociándolos con aquellas personas que viven en casas suntuosas y manejan autos importados de alta gama. Las investigaciones y mi experiencia en el asesoramiento financiero han demostrado que las familias ricas tienen hábitos de consumo muy medidos, alguno de los mitos relacionados con ellos se detallan a continuación:
MITO 1
Ingreso vs. riqueza.
Lo primero a desmitificar es la asociación que se hace entre ingreso y riqueza. Dos conceptos muy diferentes. Una persona con ingresos muy altos puede que tenga un nivel de gasto muy elevado, pero tal vez ninguna capacidad de
ahorro, por lo tanto ninguna capacidad de generar riqueza. La riqueza no es lo mismo que el ingreso.
Si una persona logra una muy buena ganancia cada año y lo gasta todo, no se está volviendo cada vez más rico. Simplemente está viviendo un alto nivel de vida. La riqueza es lo que se acumula, no lo que se gasta.
MITO 2
No todos los ricos siempre fueron y serán ricos.
La riqueza es, en la mayoría de los casos, un resultado de un estilo de vida que incluye mucho trabajo, perseverancia, planificación y lo más importante autodisciplina. La mayoría de las familias en argentina no son ricas. Es decir, la
mayoría no llega a acumular nada de riqueza. Muchos de estos hogares no son carenciados, sino hogares de personas con buenos ingresos que no pueden acumular riqueza, mas allá de su casa y un vehículo, sin margen para vivir sin los ingresos mensuales de sus sueldos.
Personas con mismos ingresos anuales tienen diferentes grados de acumulación de riqueza. La decisión de qué hacen con el dinero que ganan es la clave. No solo es importante generar un buen nivel de ingreso sino también saber cómo utilizarlo.
MITO 3
Los millonarios tienen hábitos austeros de consumo.
Consumen por debajo de los ingresos. No priorizan comprar el auto último modelo, sino que focalizan el consumo en lo que se necesita y nada más. La gran mayoría de los hogares ricos poseen niveles de consumo muy moderados. La sociedad consumista en la que vivimos nos incentiva continuamente a malgastar más y más caro.
Los medios de comunicación sólo muestran que las personas felices son aquellas que poseen el último Smartphone, el TV más grande, las vacaciones más lujosas, etc; y aquellas que no consumen, o que disciplinan dicho consumo, son inferiores. Esto provoca fundamentalmente que las familias no sean ricas porque gastan hoy los ingresos de mañana, orientados a contraer deuda y destinando cada incremento en los ingresos a mayor consumo, en especial debido al incentivo permanente de compras en cuotas con tarjetas de crédito.
Los ricos gastan en función al presupuesto mensual que realizan. Su principal objetivo es lograr la independencia financiera.
MITO 4
Los ricos buscan ser millonarios, quieren la independencia financiera.
La independencia financiera es poder cubrir todas las necesidades y el mantenimiento del nivel de vida elegido sin tener que trabajar. Los millonarios son financieramente independientes; no trabajan para el dinero, sino que ponen su dinero a trabajar para ellos. Pueden mantener su nivel de vida por mucho tiempo sin necesidad de un ingreso mensual. Siguen un estilo de vida que los lleva a acumular dinero.
Algunos factores a tener en cuenta para generar riqueza:
1. Llevar un estilo de vida por debajo de los ingresos.
2. Asignar el tiempo, la energía y el dinero eficientemente, en maneras que lleven a construir su riqueza.
3. Tener un consumo moderado.
4. Que la pareja sea más moderada que uno mismo.
5. La inflación, la devaluación y la inestabilidad política generalmente son excusas para no ahorrar.
6. Destinar parte de los ingresos al ahorro. No hace falta comenzar con grandes cantidades sino con pequeños montos, como pueden ser $300 o $500 para romper la inercia del “no ahorro”.
En mi opinión, el fin último de la independencia financiera es poder disponer de mayor tiempo libre para dedicarlo a aquellas actividades o personas que nos satisfagan más y que nos conecten con la naturaleza, la humanidad, la cultura, etc, nunca perdiendo de vista que el dinero es un medio y no el fin en sí mismo.
(*) Contadora Pública Nacional. Máster en Finanzas Internacionales. Asesora financiera. [email protected]
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