Por Redacción
Con la expropiación del 51 por ciento de las acciones que Repsol tenía de YPF ya consumada a través de una ley que fue aprobada por amplia mayoría en el Congreso, el segundo capítulo de esta historia gira en torno al valor que tiene la petrolera argentina.
La española Repsol adquirió en 1999 casi la totalidad del paquete accionario de YPF desembolsando 13.437 millones de euros. Tras el anuncio de la expropiación efectuado por la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, rechazaron la medida del Gobierno argentino pero después, sin más remedio, le pusieron un precio. Así, dijeron que el valor de su 57,43% surge de multiplicar las reservas petroleras probadas por el precio internacional del barril, lo que ronda los 10.500 millones de dólares (el valor total sería de 18.300 millones).
Sin embargo, el Gobierno argentino se apuró a bajar las expectativas e inclusive puso en la mesa de negociación el concepto de que ese porcentaje no valdría nada. Y sumó al proceso de discusión variables como "vaciamiento", "contaminación ambiental" y "falta de inversiones".
Un Tribunal del Estado debe efectuar un análisis exhaustivo de las reservas (el descubrimiento de Vaca Muerta aún no fue lo suficientemente cuantificado), la cotización de las acciones en las bolsas y considerar numerosas variables antes de ponerle el precio. Otro dato es que el patrimonio neto de YPF, según consta en el último balance, asciende a U$S 4.000 millones.
El ex candidato a gobernador de Santa Fe y actual presidente del bloque de diputados nacionales del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, dejó algunas pistas del enfoque del Gobierno argentino para encarar la negociación. "Tiene bajo patrimonio neto porque la vaciaron, tiene baja liquidez porque la endeudaron. Y tiene alta rentabilidad. YPF no fue un mal negocio para Repsol.
Vinieron e invirtieron 13.500 millones de dólares. Se llevaron en utilidades más de 15 mil millones. Le vendieron al Grupo Eskenazi por 3.500 millones. Vendieron acciones que cotizaron en Bolsa por 2.700 millones. Tuvieron casi 8.000 millones de rentabilidad". En este discurso se entiende porque, en algunos sectores del Gobierno, no quieren pagarle nada a Repsol.
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