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Suplemento Economía Domingo 15 de Enero de 2017

Crecen los riesgos de caer en un festival de deuda como en los ´90

Caputo ya consiguió U$S 6.000 millones de parte de seis bancos y el jueves tratará de cerrar otra operación por 7.000 millones, con lo que llegará a cubrir el 65% de las necesidades financieras del año. Es un logro relevante si se tiene en cuenta que aún no terminó el primer mes del 2017.

Agrandar imagen FOTO ARCHIVO NA CAPUTO. El funcionario responsable de buscar dólares donde sea.
FOTO ARCHIVO NA CAPUTO. El funcionario responsable de buscar dólares donde sea.
José Calero

Por José Calero

El

Gobierno decidió encarar este año una agresiva política de

endeudamiento para llegar sin zozobras a las legislativas de

medio término, pero el riesgo es que la Argentina caiga otra vez

en los vicios de la deuda excesiva, como ocurrió en los ´90, que

terminaron en una crisis de proporciones épicas en el 2001.

Las claves de la estrategia las maneja el ascendido ministro de

Finanzas, Luis Caputo, a quien sus amigos apodan "Toto", pero

quienes conocen sus movidas en la city llaman con respeto "El

mago", por su habilidad para los negocios financieros.


Acostumbrado a manejar operaciones millonarias, a Caputo no le

tembló el pulso para llevar a buen puerto, junto al despedido

Alfonso Prat Gay, la negociación con los fondos buitre, un

capítulo que se cerró a un costo alto pero reabrió las puertas de

los mercados a la Argentina luego de 14 años de ostracismo, en el

denominado "juicio del siglo".

Ahora, todas las miradas vuelven a posarse sobre el

funcionario, porque Mauricio Macri le pidió resolver lo más rápido

posible las necesidades de financiamiento que tiene la Argentina

para 2017, por dos razones clave:

- El 20 de enero asume Donald Trump como presidente de los

Estados Unidos y el mundo puede tornarse imprevisible, o al menos

es lo que se teme entre los mercados emergentes.


- Se prevé que a partir del ascenso de Trump los destinos de la

principal democracia del mundo se profundice la suba de tasas y

Estados Unidos se convierta en una aspiradora de fondos. Es decir,

se encarecerá el costo del dinero.


Cada dólar que emigre a los bolsillos de la principal potencia

mundial será uno menos en los de países periféricos como la

Argentina.

Por ello, parece lógica la jugada del gobierno argentino de

salir a cubrir rápido gran parte de sus necesidades de

financiamiento este año.

Caputo ya consiguió U$S 6.000 millones de parte de seis bancos

y el jueves tratará de cerrar otra operación por 7.000 millones,

con lo que llegará a cubrir el 65% de las necesidades financieras

del año.

Es un logro relevante si se tiene en cuenta que aún no terminó

el primer mes del 2017.

Así, le garantizará a Macri contar con los fondos necesarios

para hacer obras, atender demandas sociales y distribuir plata en

un 2017 en el que Cambiemos se jugará buena parte de sus chances

de encarar un proyecto de ocho años, como pretende el jefe de

Estado.

El sistema financiero, por supuesto, está agradecido por el

cambio en la política económica, porque las colocaciones de deuda

les dejan jugosas comisiones.

Pero tanto el gobierno como el sistema financiero deberían

aprender de las lecciones del pasado, cuando durante el menemismo

la Argentina se endeudó a niveles estratosféricos a tasas altas

para sostener en forma artificial el régimen de convertibilidad.


En esos tiempos los argentinos estaban felices con la paridad 1

a 1 con el dólar, porque no había inflación, su moneda era fuerte

y podían hacer valer sus ingresos.

Pero el plan fue derivando hacia una desocupación récord del

25%, y así fueron cada vez menos los que pudieron beneficiarse con

el modelo.

Fernando de la Rúa intentó continuar con esa política pero la

bomba finalmente explotó, los argentinos perdieron buena parte de

sus ahorros por la casi cuasiquiebra de los bancos, y el país

terminó en un caos que costó una veintena de muertos en el

fatídico diciembre de 2001.


Caputo sostiene que la Argentina está a años luz de tener un

problema de deuda, y por ahora no se equivoca.

Lo que no dice es que es gracias a que durante el kirchnerismo

el país intentó un incomprensible giro hacia "vivir con lo

nuestro", cerró la economía, mantuvo el default y se dedicó a

resistir con la ilusión de que sólo alimentando el mercado interno

un país puede crecer.

Se iba camino al modelo Venezuela, con sus consecuencias

dramáticas para la economía y la convulsión social.

Pero a partir de esa aventura kirchnerista, cuando asumió Macri

el nivel de la deuda sobre el Producto Bruto era muy bajo, por

debajo del 20% del Producto.

El ministro de Finanzas dijo que cuando concluya 2017 se habrá

llegado a un nivel de deuda equivalente al 58% del Producto.

 Representará una fuerte suba, pero aún no como para encender las

alarmas.

En este escenario, en su conferencia de prensa para presentar

el Programa Financiero, Caputo siguió derrochando optimismo y,

atajándose tal vez ante las críticas que vienen, enfatizó que "no

hay un festival de bonos" en el país.


Ver para creer.

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