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Suplemento Economía Domingo 1 de Julio de 2012

¿Co-Innovamos? El desafío de establecer un lenguaje común

La innovación se ha convertido en un emblema de la sociedad moderna y en una panacea para resolver muchos problemas. Acerca de los debates estratégicos para el desarrollo territorial, la interacción entre la innovación y su entorno, busca promover acciones mancomunadas entre actores locales. Comencemos a pensar la innovación tecnológica y social en su contexto cultural.

Romina Rébola

Por Romina Rébola

Se asocia la innovación, en general, a su relación con el desarrollo económico productivo, a nivel empresarial, desde lo científico y tecnológico, organizacional, financiero y comercial. Además, podemos hablar de innovación política, y sobre todo social. Por ello, en este artículo, iremos por la idea de una innovación con una visión amplia.

Para hablar de innovación, en el sentido amplio que planteamos, debemos primero comprender los comportamientos de los actores locales, según su cultura, su forma de sociabilizarse, su pujanza, sus acciones y los contenidos ideológicos que estos poseen.

Pensamos las capacidades para el desarrollo como aquellas habilidades o posibilidades de tener visión de lo estratégico, sin desatender lo cotidiano; comprender la necesidad del trabajo mancomunado, persiguiendo intereses personales y colectivos. Estas capacidades individuales y colectivas hacen al capital socio-relacional propulsor de las innovaciones para el territorio. Esto nos lleva a plantear que la complejidad de innovar radica en este capital, que es la valoración del entorno de lo que se considera innovador.

En nuestra región, actualmente, los desafíos giran en torno a analizar cómo coordinar con las instituciones, cómo trabajar los temas de interés de los investigadores y los temas del territorio. Hay un largo camino recorrido, hay saltos de calidad importante, y hay que seguirlos.

La innovación es un fenómeno transformador en nuestro territorio -es ir por más-, ya que conforma la capacidad de asumir los cambios y desarrollar pensamientos creativos sistémicamente.

Dado todo esto, es que resaltamos la importancia del entorno. ¿Cómo conjugar los objetivos de los actores sociales, económicos y políticos de esta región? ¿Qué presiones ejercen estos a la hora de generar demandas de innovación? ¿Cuál es el nexo entre la sociedad del conocimiento y los actores sociales, políticos y económicos?

Tal cual lo mencionamos, el eje de la cuestión no radica en la definición de la innovación en sí, esta puede ser social, tecnológica, política. Pero sólo es posible en un entorno de actores capaces de coordinar acciones en pro de un objetivo estratégico común.

La Innovación apunta a co-crear un conocimiento, y no a observar procesos sociales desde la pasividad. Busca promover construcciones para la convivencia social, conjugando miradas diferentes. Es decir que no apuesta sólo a esfuerzos individuales, es una construcción solidaria que aspira a resolver problemas de la vida cotidiana de un conjunto, pero que promueve la inclusión en la sociedad, por lo cual tiene una misión colectiva.


DEFINICION CONCEPTUAL

Para dar continuidad a este planteo, debemos definir, entonces, los sistemas de innovación como conjuntos de diferentes instituciones y actores sociales que, tanto por su acción individual como por sus interrelaciones, contribuyen a la creación, desarrollo y difusión de las nuevas prácticas. Aquí, el foco de atención está dirigido hacia la capacidad innovadora que resulta de la interacción virtuosa de los actores que conforman el sistema.

En nuestro territorio, hay aportes técnicos relevantes e intereses institucionales que empujan hacia arriba el tema de la innovación. Las ideas están. Las decisiones marcarán el avance del futuro de una región.

Hay estímulos de instituciones científico – tecnológicas de la región para formar demandas. Nuestra sociedad del conocimiento genera proyectos de investigación que tienden a ser aportes interesantes para la innovación, pero que muchas veces quedan en papers para congresos científicos.

Lograr mecanismos que acentúen la comunicación de lo que se hace (que se hace muy bien por cierto), para generar demandas que ostenten innovaciones para el territorio, es un desafío clave que deben asumir las instituciones locales, de forma articulada. Por eso es necesario iniciar procesos de sensibilización a largo plazo donde lo importante es empezar para que la semilla comience a germinar. Como se sabe, todo proceso que plantee una estrategia a futuro no es el resultado de un espasmo, sino de un crónico y agónico desarrollo donde al final hay luz.

Así, con un entorno pujante (las universidades e instituciones científico – tecnológicas, los gobiernos locales e instituciones representativas de la sociedad, la producción y el trabajo) se estimularán demandas de investigaciones aplicadas al territorio, de mejoras que propendan como fin a mejorar la calidad de vida de las personas de toda una región.

La apuesta local, en estos temas, es la que se debe pensar como región. Lo que implicará ser cuidadosos con lo que es innovar. Para algunos será generar un producto superador, “hipertecnologizado” y competitivo; para otros, es impulsar un nuevo emprendimiento social que otorgue posibilidades de realización personal a habitantes de una localidad. Para algunos, será implementar políticas públicas de forma cogestionada con instituciones intermedias; para otros, en cambio, será iniciar primeros lineamientos para una agenda estratégica, o simplemente espacios nuevos de participación.


LENGUAJE COMUN

Tenemos una región rica, con instituciones dinámicas, donde habitan dirigentes con ganas de hacer, saber aprovecharlas para el territorio y para el hacer por nosotros, es un indicio de la posibilidad de desarrollo que sigue latiendo.

Más allá de las diferencias, hay demandas importantes en nuestra región, sólo tenemos que lograr conectarnos más. La historia de Rafaela y de algunas localidades refleja una trayectoria de articulación pública – privada, y esto es un punto de partida. Ahora, ir en busca de una mayor y mejor vinculación con el entorno puede ser el camino. Comprendiendo lo que se demanda, ofreciendo lo que aún falta. Ser claros a la hora de trabajar juntos, conocernos, implica entender las reglas del juego y encontrar un lenguaje común para que la innovación -en sentido amplio- pueda ir generando desarrollos que reflejen lo que la gente necesita.

Generar empatía es la innovación social primera para plantear nuevos y diferentes escenarios.

En fin, pensar la innovación como retroalimentación de ideas, de acciones y de experiencias diferentes pero que puedan generar un espacio de encuentro, en el que los intereses de cada uno de los actores puedan ser medianamente ajustados a una idea de desarrollo que promueva caminos sustentables y beneficiosos para todos.

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