Por José Calero
Ante la sequía de dólares y los exigentes vencimientos de deuda
de este año, la presidenta Cristina Fernández dio la orden a la
AFIP de cambiar el cepo para frenar la compra de divisas por lo
que ya a esta altura el mercado considera una "guillotina
cambiaria".
Traducido a los hechos, representa prohibir discrecionalmente
a casi todos los ahorristas comprar dólares, más allá de que
tengan justificados sus ingresos y estén legítimamente en
condiciones de hacerlo.
A esta altura, la estrategia gradualista de Ricardo
Echegaray, el titular de la AFIP, de frenar la compra de divisas
para evitar la sangría de dólares vía complejas ecuaciones de
ingresos y egresos, parecía no alcanzar.
Esto ocurre mientras la economía ingresó en un proceso de
debilitamiento, más o menos acelerado según el cristal de quien
lo mire, aunque la palabra "recesión" va sonando con cada vez más
fuerza y preocupa a sectores empresarios y gremiales.
Por eso, desde el lunes último el Estado directamente
prohibió la compra de dólares en más del 90 por ciento de las
operaciones, y provocó trastornos cuyo impacto se sentirá con
fuerza en las próximas semanas.
Es que el corralito cambiario frenó a un sector clave como el
mercado inmobiliario -motor del crecimiento económico- pero
también está provocando complicaciones a millones de argentinos
endeudados en moneda norteamericana, que ahora se encuentran
ante la necesidad de repactar contratos a un valor más alto, con
el consiguiente perjuicio económico.
Es que en la Argentina, donde el intervencionismo sobre la
economía avanza al galope, ya existen tres cotizaciones del
dólar, lo cual distorsiona la toma de decisiones y genera poca
transparencia en los mercados.
El dólar oficial ronda los 4,50 pesos en los bancos y casas
de cambio, pero casi nadie los puede conseguir, algo parecido a
lo que ocurre en países como Venezuela.
Luego se abrió un gran negocio, producto de la escasa
transparencia de las medidas tomadas por el gobierno, que hizo
reaparecer el mercado paralelo, o "blue", donde la divisa puede
conseguirse a 5,10 pesos, en las denominadas cuevas, por cuenta
y riesgo de quien lo haga.
Para los inversores más sofisticados existe la operación de
triangulación con bonos denominada "contado con liqui", donde la
divisa se puede fugar del país a 5,70 pesos.
En algunas agencias de la AFIP admiten que el ajuste es total
y que ya ni siquiera hay permisos especiales para comprar dólares
para aquellos que vienen con escrituras o pasajes al exterior,
circunstancias que antes muchas veces eran contempladas.
Así, con lo que se empieza a denominar "guillotina
cambiaria", Cristina busca obtener un superávit de divisas para
afrontar los vencimientos de deuda.
Pero de paso frenar de prepo un fenómeno que el año pasado
hizo fugar del país más de 23.000 millones de dólares.
La jugada, ideada por Guillermo Moreno y ejecutada por
Echegaray, le permite también al Banco Central comprar dólares,
aunque sea a través de una medida artificial.
La pregunta de fondo todavía no se la hace nadie en el
gobierno: por qué todos buscan refugio en la divisa
estadounidense si al país le va tan bien como sugieren las
estadísticas oficiales.
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